Opinión

Los Goya del campo, Marruecos y el dinero del hachís

  • Mientras en España no llega la ayuda al campo, Marruecos tiene los euros que le da el 'sanchismo'
Rey de Marruecos, Mohamed VI.

José María Triper

Más de 800.000 agricultores y ganaderos en pie de guerra. Cientos de tractores en las carreteras y en las calles. Miles de ciudadanos atrapados en los cortes de autovías y en los accesos a ciudades. Y lo que es más grave, dos guardias civiles, dos servidores del orden, vilmente asesinados en Barbate, localidad convertida en paraíso de los narcotraficantes. Y, mientras, el presidente del Gobierno, el mismo que se autoproclama social, el más social de la historia, se puso la pajarita y el esmoquin, movilizó el Falcón, y se fue a la gala de los Goya y a un desfile de moda con su esposa.

Ni se dignó a escuchar y recibir a los agricultores, ni le preocupaban los trabajadores y ciudadanos bloqueados por las tractoradas y, ni siquiera tuvo la humanidad y la decencia de acercarse a las viudas, las familias y los compañeros de los guardias muertos en actos de servicio. Que murieron a manos criminales de los narcos, e indirectamente por el olvido, la falta de medios, la negligencia y la incompetencia del Gobierno al disolver la unidad de élite en la lucha contra el narcotráfico, la OCON, para ahorrarse 150 sueldos mientras dilapida el dinero en subvenciones para comprar votos y en mantener el Gobierno más caro de la historia con cerca de 1.500 asesores y altos cargos, colocados a dedo y que nos cuestan más de 145 millones de euros anuales.

Pero en Pedro Sánchez, como en el escorpión de la fábula, la insensibilidad y la egolatría están su naturaleza y su hábitat natural está en alternar con el glamour del cine y la farándula mientras huye de responsabilidades y de acercarse a quienes sufren para buscar unas soluciones que no tiene.

Y lo curioso del caso es que detrás de ambos asuntos, el campo y el narcotráfico, aparecen nítidamente la alargada sombra de Marruecos y los planes del rey Mohamed VI, ha levantado una megalópolis en el Sáhara Occidental para inundar Europa con sus hortalizas incurriendo, como señala un reciente estudio de la ONG Mundubat y la organización agraria COAG, en competencia desleal por los bajos precios y con dudosas condiciones fitosanitarias.

Planes para los que el soberano alauita cuenta con la inestimable colaboración de Pedro Sánchez quien, mientras la sequía azota a España, ha decidido conceder un crédito de 250 millones de euros para construir la mayor planta desaladora de agua con última tecnología en Marruecos, que construyen empresas directamente vinculadas con el primer ministro marroquí.

Porque para Marruecos si hay dinero del sanchismo en detrimento de nuestro sector agroalimentario que ha aumentado hasta el 9,7% su aportación al PIB nacional, 3,2 puntos por encima de la media europea, y que tiene el mayor superávit exterior de la economía nacional, con más de 13.000 millones de euros de saldo positivo, superando en un 56% al automóvil.

Por cierto, ante la gravedad de los hechos de Barbate y con estos antecedentes, alguien debería aclarar si, como insinúan desde algunas asociaciones representativas de la Benemérita y sospechan desde ámbitos políticos diplomáticos nacionales e internacionales, existe alguna relación entre Pegasus, el teléfono del presidente del Gobierno, la entrega de la soberanía del Sáhara a Marruecos, su falta de firmeza en la defensa de la españolidad de Ceuta y Melilla, la falta de sensibilidad de Sánchez con los agricultores, su desprecio a los guardias muertos en acto de servicio y la relajación de la lucha contra el narcotráfico en las costas gaditanas.

Sobre todo porque, como es de sobra conocido, el reino marroquí es el mayor exportador mundial de hachís y marihuana, aunque su cultivo, del que viven allí 90.000 familias, sea ilegal y que estas plantaciones son una de las mayores fuentes de ingresos de su economía y parte sustancial de su PIB.
Y con este panorama y Bolaños anunciando el acuerdo de amnistía total para Puigdemont y demás delincuentes del procés, Vox sigue trabajando como tonto útil de Sánchez y los nacionalistas en Galicia. Como dice el refranero: Dios los cría…