Del giro 'sociata' de Feijóo al gasto sin fin de Sánchez o Díaz
Amador G. Ayora
Al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, le gustan las sorpresas. No sólo ha encargado a las Big Four (Deloitte, Price KPMG y EY) que le propongan perfiles directivos para profesionalizar la gestión de un hipotético Gobierno del PP, sino que además va soltando algunas perlas que descolocan a sus asesores. Hace una semana señaló que la reforma laboral es "sustancialmente" buena y que salvo algún "ajuste" no hará cambios. La sorpresa fue mayúscula entre los redactores del programa económico, que se preparaban para separar, al menos estadísticamente la cifra de los fijos discontinuos, una de las figuras más controvertidas de la reforma laboral. Para más Inri, en el programa electoral se recoge "la actualización del SMI en el marco del diálogo social".
El PP recurrió ante el Constitucional la reforma de Yolanda Díaz, como se encargó de recordar ésta, y también fue muy crítico con el alza del SMI en casi el 50% en la última legislatura. En muchas provincias españolas está ya por encima del 60% de la renta media.
Dicho y hecho. El programa presentado esta semana sólo prevé introducir cambios en las políticas activas de empleo y las indemnizaciones por desempleo mediante "cuentas individuales portables", la conocido como la mochila austriaca.
Feijóo pasa de puntillas sobre los temas polémicos para captar el voto de Cs ó socialista
En el PP se explica como el "giro al centro de Feijóo". "Ya lo hizo en Galicia, donde tomó algunas medidas casi socialdemócratas", argumentan sus correligionarios, si bien reconocen las dificultades ahora para encontrar un candidato a ministro de Trabajo que se ciña a estos requisitos.
Aquí no acaban las sorpresas. Los fontaneros del programa económico habían mantenido reuniones informales con los bancos y las eléctricas en las que anunciaron cambios en la composición de los impuestos extraordinarios si llegaban al Gobierno, pero en ningún caso hablaron de prorrogarlos, señala uno de esos interlocutores. Entre otra cosa, porque en el mismo PP los calificaron de "inconstitucionales".
Feijóo, sin embargo, en una entrevista con Financial Times, dejó abierta la puerta a mantener ambos gravámenes extraordinarios de manera permanente. ¡Otra concesión al electorado!
"La cuestión, señalan algunos, es que va a necesitar los 3.500 millones de recaudación con estos impuestos para reducir el déficit y la deuda. La economía se está parando y pronto se secarán las arcas del Estado".
Pero si es así, qué sentido tiene incluir una rebaja del IVA a carnes y pescados cuando la inflación está ya por debajo del 2% y la recomendación tanto de la UE como del Banco de España ó del BCE es no prorrogar los programas de estímulo para contener el gasto público y contrarrestar los precios. Justo lo contrario, por cierto, de lo que acaba de hacer Sánchez.
Es verdad que fue una promesa del propio Feijóo cuando Calviño quitó el IVA sólo a los productos básicos, pero el momento económico es ahora muy diferente.
Otro de los puntos en el que los populares hacen juego de malabares para no desdecirse es con la bajada de impuestos. Han pasado de prometerla a señalar que "aprobaremos un alivio fiscal inmediato a las familias reduciendo la tarifa del IRPF" ¿Y dónde está el recorte fiscal? En ninguna parte.
Los que ingresan menos de 40.000 euros brutos se beneficiarán del ajuste en la tarifa al IRPF, pero no se les baja los impuestos. ¿Y qué hay de las rentas altas, en su mayoría votantes del PP? Seguirán con las injustas subidas aplicadas estos años por María Jesús Montero.
La política fiscal es una incógnita, porque el programa se limita a prometer "una reformar del sistema fiscal con criterios de eficacia, equidad y sostenibilidad de los servicios públicos destinada a proteger el ahorro, la inversión y fomentar el empleo". Es decir, queda todo pendiente para cuando gobierne.
En el PP se señala que Feijóo no quiere que le pase como a Rajoy, que llegó con un compromiso para reducir los tributos y lo primero que hizo Cristóbal Montoro, como ministro de Hacienda, fue subirlos con gran enfado de sus electores a lo que había prometido lo contrario.
Pero es que aún hay más. El presidente del PP anunció que suprimirá el Impuesto de Grandes Fortunas si llega al Gobierno, ¿Y qué hay de Patrimonio? Parece que continuará en vigor, pese a que España sea, como denuncia el PP, una excepción en Europa al gravar doblemente a los ricos. Una medida cuyo efecto es la expulsión de los grandes patrimonio hacia países con menor tributación.
De las 365 ideas recogidas en el programa del PP, una para cada día del próximo año, destacan en el ámbito económico un plan de choque para desbloquear la atención sanitaria, la robotización de la administración, un pacto nacional del agua ó la derogación de la Ley de Vivienda con un paquete de medidas antiocupación en 24 horas, que será muy difícil de cumplir dado el colapso y la lentitud de los Tribunales.
"Feijóo está acostumbrado a cumplir su palabra, todo lo que pone en el programa lo ejecutará, por eso muchas veces prefiere ser cauto", aseguran los suyos.
Todo lo contrario de Abascal, el programa de VOX recoge una gran rebaja de impuestos para atajar la deuda que piensa compensar con la reducción de la administración, incluida la supresión de las autonomías. Una quimera imposible, que además es inconstitucional.
La izquierda monta una tómbola para atraer a los jóvenes y se olvida aclarar quién paga la fiesta
Los idearios tanto del PSOE como de Sumar están llenos de propuestas de gasto destinadas a atraer el voto joven. Sánchez responde a los 20.000 euros que dará Díaz a cada español cuando cumpla 18 años, con rebajas de hipotecas, viajes ó universidad gratis y la promesa de llevar el paro al 8%, una tasa a la que nos acercaremos en los próximos años sólo por la jubilación de la generación del baby boom.
Díaz carga todos sus dispendios sobre las grandes fortunas, sin percatarse de que éstas son las que tienen más facilidad para trasladar su patrimonio fuera, como se vio en el caso Ferrovial.
En general, se echa de menos propuestas para atacar los males de la economía, como las pérdidas de productividad y de renta per capita, la financiación de las pensiones ó el grave problema del desempleo juvenil y de mayores de 50 años. Tampoco existen visos de reformas estructurales ó ajustes del gasto superfluo en las administraciones, pese a que en los próximos años habrá que realizar un gran esfuerzo para rebajar la deuda a ratios inferiores al cien por cien del PIB y equilibrar las cuentas públicas.
Nuestros políticos prefieren abonarse al populismo y al y yo más, con vanas promesas que no resisten un mínimo análisis de viabilidad. El problema es cuánto tiempo más podemos vivir en la ficción del todo va bien, gastando el dinero de generaciones futuras, como en las pensiones.
¿Fusión de Endesa y Repsol a la vista?
Aparte de los comicios, la comidilla en los mentideros madrileños fue la visita fugaz realizada del presidente de Mediaset, Borja Prado, al de Repsol, Antonio Brufau, para "españolizar" juntos Endesa. Prado lo niega todo. "No fui a verle, aunque es cierto que tenemos contacto social", señala. Lo que sí admite es que él ya intentó renacionalizar la eléctrica sin éxito en los once largos años de su etapa como presidente de Endesa y el plan le sigue pareciendo atractivo.
Prado pidió primero audiencia al presidente de La Caixa, Isidro Fainé, para contarle su proyecto, según medios bien informados. Este le remitió al consejero delegado del holding Criteria Caixa, Marcelino Armenter, quien lo despachó con una negativa.
La entrada de La Caixa en Endesa le obligaría a desprenderse de Naturgy ó a fusionar las dos y provocar la desinversión de gran parte de sus activos. Una operación complejísima y más en el momento actual, en el que el presidente de Naturgy, Paco Reynés, acaba de elegir como consejero delegado a su buen amigo Ignacio Gutiérrrez-Orrantia para que le ayude a lidiar con los fondos y fijar una estrategia a medio plazo.
Brufau también le dio portazo. ¿Para qué aliarse si puedo hacerlo sólo?, debió de pensar. Prado aseguró a Brufau que controlaba a través de fondos alrededor del 20% de la eléctrica. El problema es que el Estado italiano es inamovible con el 70% del capital. Aunque montañas más altas han caído, no será fácil conseguirlo.