Opinión

Por un Pacto Nacional para la Digitalización


    Luis Garvía Vega

    Es imprescindible para la nación impulsar un Pacto Nacional para la Digitalización. Que vienen curvas este otoño lo ha dicho literalmente hasta Nadia Calviño. El BCE llegó a anunciar la posibilidad de que tuviéramos un escenario apocalíptico en otoño. ¿Nos tenemos que dejar llevar por el pánico? Esta difícil situación contrasta con los 183.800 millones de euros que se están recibiendo desde Europa para que nuestra economía sea más inclusiva, verde y digital.

    Si la situación económica global es ya de por si compleja, a la guerra de Ucrania, a la crisis energética y a la creciente desigualdad social tenemos que añadir el ruido asociado con las sempiternas campañas electorales y las elecciones que se celebrarán a lo largo del 2023. ¿Podemos permitirnos el lujo de dilatar todavía más la solución de los grandes problemas estructurales que tenemos en España? Podemos tener un embalse con toda el agua del mundo, pero si las tuberías y los grifos no funcionan, y la población no tiene acceso a esas instalaciones, la gente morirá de sed. Esto se soluciona digitalizando el país, con carácter de absoluta urgencia. No es un tema de derechas o de izquierdas, es un asunto de sentido común. Todos deberíamos de estar de acuerdo.

    ¿En qué estamos gastando los fondos europeos? ¿En qué se gastan los presupuestos generales del estado? Los ciudadanos tenemos una total necesidad de transparencia. Es imprescindible, en la difícil situación en la que estamos, saber en qué se está gastando cada euro, y cuál es el retorno de cada euro. La tecnología permite que esto sea posible.

    ¿Café para todos? No tiene ningún sentido que se subvencione la gasolina, el transporte público o cualquier otra ayuda sin discriminar en función de la renta. Tampoco tiene sentido que los posibles receptores del ingreso mínimo vital no puedan acceder a la prestación por no tener el certificado digital. Ayudas que tardan en tramitarse meses, cuando cualquier ciudadano español puede abrir una cuenta corriente en un banco desde cero en menos de una hora. Tenemos un grave problema estructural, y disponemos de las herramientas para resolverlo desde hace años.

    ¿Damos ayudas y luego qué? Es imprescindible saber cómo se emplean esas ayudas, incentivar a la gente y empresas a que se formen y trabajen. El mismo control que tiene hacienda sobre todo lo que recibe cualquier contribuyente para luego pagar impuestos, debería de tenerlo sobre todo aquel que recibe ayudas y cómo las emplea. No tiene sentido subvencionar la inactividad, esta realidad perjudica nuestra productividad, precisamente en el momento en el que más la necesitamos.

    ¿Es necesario subir los impuestos? ¿Es necesario bajarlos? ¿Cómo podemos en pleno siglo XXI seguir haciendo estas preguntas? Lo que es necesario es gestionar de forma eficiente nuestros recursos: planificar, medir, actuar, controlar y volver a empezar. Entonces será evidente que hay que realizar una reforma fiscal absolutamente disruptiva, ya que grandes multinacionales tecnológicas ni se enteran de que existen los impuestos, y los de siempre, los autónomos y asalariados no damos más de nosotros. Si no actuamos así, el sistema probablemente reviente, y tengamos estallidos sociales si no este invierno, el próximo.

    Estamos ante una oportunidad absolutamente única. En la digitalización España es líder mundial. Somos pioneros en el uso de la identidad digital, así como en grado de penetración del certificado digital. Somos un país único, situado estratégicamente en Europa, puerta de Iberoamérica. El sur de España tiene el mismo potencial que tiene California, y en el sector servicios todavía no hemos recuperado el nivel del 2019. Somos una isla energética con el mayor porcentaje de plantas de regasificación de Europa. Un potencial turístico único, el norte de España, el camino de Santiago, Cantabria, el País Vasco, Galicia o Asturias dan para muchas visitas, para muchos "me gusta", y para todavía más "seguidores", pero sin la digitalización, todas estas palabras serán como lágrimas en la lluvia.

    Hay que tener sentido de Estado, no podemos dedicar nuestro esfuerzo en la obtención de réditos electorales fruto de la división social, no podemos seguir alimentando los monstruos populistas. Es necesario centrar el foco. Tenemos la mayor parte de las piezas del puzle y disponemos de toda la infraestructura. Sería imperdonable dejar pasar esta oportunidad, que ojalá no sea única.