Opinión

Prepárese para pagar más impuestos

  • En el mundo económico se habla del freno de la inversión
Pedro Sánchez

Amador G. Ayora

Quienes creían que el Gobierno de Sánchez tenía los días contados, después de la moción de censura a Rajoy, se equivocaron. Los españoles le dieron carta blanca el pasado domingo para seguir en La Moncloa durante otros cuatro años. Ahora la única cuestión es si lo hará solo o buscará un socio estable.

Su primera intención es seguir en solitario. La CEOE y la banca fueron los primeros en elogiar esta posibilidad. ¿Si ha gobernado con 84 diputados durante diez meses, por qué no iba a hacerlo si ahora tiene 123 durante los próximos cuatro años? La condición para que sea así es que logre los apoyos suficientes para que sea investido presidente.

Después de la moción de censura, Pablo Iglesias y los nacionalistas catalanes y vascos lo invistieron sin pedir nada a cambio. Pero las cosas han cambiado. Iglesias no está dispuesta a dar de nuevo su apoyo gratis, quiere entrar en el Gobierno, para dejar de ser irrelevante. Sobre todo, después de que el resultado electoral haya mermado sus huestes parlamentarias prácticamente a la mitad.

Sin los votos de Podemos, Sánchez necesitará la abstención de Ciudadanos en la segunda vuelta. Las presiones sobre el partido naranja de Albert Rivera están siendo ya importantes. Rajoy siempre acusó a varias empresas del IBEX de financiar a Ciudadanos, aunque jamás se pudo demostrar. Ahora es el momento de devolver los favores.

El IBEX y todo el que tenga dos dedos de frente teme que una coalición entre PSOE y Podemos ahuyentaría las inversiones extranjeras y debilitaría la economía en el corto y medio plazo.

El Gobierno reveló esta semana a Bruselas su hoja de ruta para los próximos años. En ella se prevé un incremento de la presión fiscal del 2%, hasta 37,3% en 2022, lo que supondrá incrementar la recaudación en 26.000 millones.

Las víctimas de este ajuste van a ser las empresas y sus directivos. El proyecto de Presupuestos para este año incluía un incremento en Sociedades e IRPF para los que ganen más de 130.000 euros al año, que se aplicará con efectos desde el 1 de enero, en cuanto las Cuentas pasen el trámite del Congreso y del Senado, algo que está al alcance de la mano en cuanto se conformen las dos Cámaras.

Para el 2020, Sánchez cuenta con que estén ya en vigor otros gravámenes como el alza impositiva a los vehículos diesel, la tasa Google ó el impuesto sobre transacciones financieras, pese a que su aplicación provocaría un caos y el traspaso de buena parte de este negocio al extranjero. Además, los socialistas defienden restablecer Patrimonio, así como sucesiones y donaciones. El objetivo es incrementar la recaudación en 5.654 millones.

Frenazo de la inversión

Esto es lo que votaron los españoles el pasado 28-A, aunque algunos no fueran conscientes de ello. En el mundo económico se habla ya abiertamente de un frenazo en las inversiones y en la creación de empleo por culpa de estas medidas, a las que se sumarán la inmediata entrada en vigor de los controles horarios ó la vuelta a los convenios colectivos, a la ultractividad y la reforma del Estatuto de los Trabajadores.

Sánchez anunció por activa y por pasiva durante la campaña una redistribución de la riqueza y la aplicará sin paliativos. En medios cercanos al presidente se comenta que la actual ministra de Hacienda, María Jesús Montero, autora del plan presupuestario del Gobierno, ganará peso en la formación del nuevo Ejecutivo. Algunas fuentes le adjudican el cargo de vicepresidenta económica, en ausencia de Nadia Calviño, que optó por no presentarse a las elecciones generales.

Lo que está por aclarar es si Montero sustituiría a Carmen Calvo, quien sufrió un gran desgaste a causa de la relación con los independentistas catalanes y se quemó con la defensa de la figura del relator. Un escándalo que Sánchez zanjó con la convocatoria anticipada de elecciones.

El auge de Montero y Ribera

Empeñado en resaltar el papel femenino en el Ejecutivo, en esta ocasión Sánchez estaría pensando coronar su jugada con el nombramiento de la actual presidenta del Psoe, Cristina Narbona, al frente del Senado, mientras que Calvo desempeñaría la presidencia del Congreso. Un golpe de efecto, con nulas consecuencias económicas.

El ascenso de Montero, así como de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, pese al desaguisado producido por sus declaraciones sobre el diesel en la industria del automóvil, reafirman dos de las creencias básicas del presidente: la necesidad de incrementar la presión fiscal para financiar los déficit y de modernizar el país mediante una apuesta decidida por las energías limpias.

¿Cuántos impuestos más puede aguantar la economía española? Manuel de la Rocha, director del departamento de Asuntos Económico del Gabinete de la Presidencia y uno de los asesores más cercanos a Sánchez, asegura que aún existe margen, porque el gasto público español está en el 43,8% del Producto Interior Bruto (PIB), muy alejado del 57% que soportan Grecia ó Finlandia.

Hay que recordar que Grecia está prácticamente en la ruina y Finlandia cuenta con un modelo productivo y una renta per cápita muy alejadas de la española.

Desde luego, la incorporación de Pablo Iglesias como socio de Gobierno acortaría rápidamente las distancias con Europa en gasto público. Podemos se presentó a las elecciones con un programa que preveía elevar el gasto en hasta 40.000 millones en la legislatura. Algunos de los ya previstos, como Sociedades ó IRPF, registrarían mayores incrementos y se aplicarían otros como el de la banca, para financiar los 40.000 millones en rescates. Es decir, prácticamente se duplicarían.

En Sanidad, por ejemplo, es partidario de acometer una reestatalización de todos los servicios y acabar con la gestión público-privada. Un duro golpe para un sector, que invierte dos de cada diez euros de toda la I+D española y es el líder europeo en ensayos clínicos., además de uno de los principales motores del empleo cualificado, que es tan escaso.

Iglesias exige, además, dos o tres ministerios, uno de ellos en el ámbito económico. Las dos carteras que aspiraría a controlar son Sanidad y Fomento, el principal brazo ejecutor del gasto público. Eso explica el temor de los inversores extranjeros y nacionales a la entrada de la formación morada en el Gobierno. El futuro luce incierto.

La alternativa, un acuerdo con Ciudadanos, es difícil porque defienden posiciones casi antagónicas en Cataluña y en algunos asuntos económicos, como las subidas de impuestos. A Sánchez le interesa desempeñar el papel de llanero solitario, pero después de las municipales comenzará el baile verdadero de pactos. El riesgo de un acuerdo con Iglesias para la investidura es real.

Si los socialistas repiten buen resultado electoral en las autonómicas y locales se sentirán con manos libres para actuar a sus anchas. Son cuatro años con un cheque en blanco y querrán poner en marcha su revolución fiscal para lograr una mayor justicia social, como predican, en la primera parte de la legislatura. Que no le quepa duda a nadie.

PD.-Un grupo de accionistas de BBVA ha solicitado a la entidad que detalle el coste de la investigación del caso FG, que vienen realizando desde marzo varias firmas de auditoría a precio de oro y con resultado infructuoso, hasta el momento. También quieren conocer porqué el ex presidente de honor, Francisco González, sigue disfrutando de coche, chófer e incluso avión privado después de dejar sus cargos. No está claro ni siquiera si puede aún utilizar su despacho. La transparencia en esta ocasión brilla por su ausencia, incluso para los accionistas relevantes.