Opinión
Vigor económico que urge proteger
elEconomista.es
A la espera de los datos de crecimiento del PIB español en el cuarto trimestre, los indicadores adelantados dan margen para el optimismo. Un sector tan vital para nuestra economía, como es el propio de los servicios, muestra una actividad claramente expansiva el mes pasado, al situarse en 54 puntos. La industria también evidencia un buen comportamiento al crecer aún a ritmos cercanos al uno por ciento interanual.
A todo ello, hay que sumar otros factores benéficos como la caída del precio del crudo, una tendencia que no parece que la reunión de la OPEP vaya a revertir hoy, dadas las presiones que EEUU ejerce sobre Arabia para que no reduzca el bombeo significativamente. En este contexto, todo apunta a que se cumplirán las buenas expectativas sobre el PIB español en 2019 que maneja el Gobierno, además del FMI y la OCDE.
Una desaceleración brusca, y mucho más una recesión están descartadas. Esta situación, con todo, no debe ser una excusa para caer en la complacencia. En el contexto internacional sigue habiendo importantes retos que pueden impactar en España. Sin salir de Europa debe destacarse el enfriamiento que muestra la Unión Monetaria, en especial Italia, y las dudas sobre el resultado de la votación parlamentaria del plan de Theresa May para conducir el Brexit.
Además, en clave interna española, no debe minusvalorarse el efecto que determinadas señales que sigue lanzando el Gobierno pueden provocar. Sus planes para mantener la estabilidad presupuestaria siguen en tela de juicio, pero más perjudicial es su insistencia en que todo esfuerzo para reducir el déficit pasará por elevar los impuestos, sin ninguna bajada del gasto. Mensajes así crean incertidumbre entre los inversores y las empresas.