Opinión
Panorama económico más incierto
elEconomista.es
El desenlace que tendrá la guerra comercial entre EEUU y China es todavía impredecible, pero los analistas cuentan ya con algunas certezas. En concreto, consideran que resultaría exagerado dar por descontada una nueva entrada en recesión de la economía global.
Esa seguridad, sin embargo, no impide reconocer que la tensión que las dos potencias crean a escala global cause ya perjuicios, aunque sea una escala más reducida. España puede dar fe de ello mediante la pérdida de fuelle que su sector exterior muestra como motor de la economía.
De hecho, en los dos últimos trimestres del presente año, la aportación de este ámbito al PIB se redujo a cero, de acuerdo con los datos del Banco de España. Eso no quiere decir que la recuperación económica se haya paralizado, de hecho la economía continúa avanzando a ritmos notables, cercanos a las siete décimas intertrimestrales. Pero el combustible que impulsa esos aumentos la proporciona la demanda interna, especialmente el consumo.
Sin duda, fiar el crecimiento a un único factor entraña riesgos, pero en un momento como el actual más todavía. En las últimas semanas aparecen indicios, por ejemplo en el comercio minorista, de que los desembolsos de hogares y empresas se ralentizan. El modo en que la inflación evoluciona amenaza con ahondar ese proceso. Los costes se hacen más gravosos en un contexto en el que la inflación ya supera el 2%.
Además, el encarecimiento que muestran los carburantes es especialmente lesivo para las expectativas de consumo e inversión. Por tanto, el panorama no es alarmante pero sí plantea unas incertidumbres mayores que medidas de tanto perjuicio para la demanda interna como las alzas de impuestos pueden agravar.