España ante el Brexit
- El Frente Nacional de Marine Le Pen reclaman una consulta similar
- Adam Smith y David Ricardo lo tenían mucho más claro que los populistas
- Podemos quiere aumentar 12 céntimos el precio del litro de gasóleo
Francisco de la Torre Díaz
El Reino Unido ha decidido en referéndum abandonar la Unión Europea. Es una pésima, e inesperada, decisión. Este terremoto puede tener réplicas. Por una parte, la Primer Ministro del gobierno Escocés ha considerado altamente probable un nuevo referéndum de independencia de Escocia, ya que sus habitantes han votado mayoritariamente por seguir en la Unión Europea. Los nacionalistas irlandeses del Sinn Feinn también reclaman un referéndum para unificar Irlanda, después de que en Irlanda del Norte también triunfase la opción de seguir en la Unión Europea.
Fuera de Gran Bretaña, otros populistas como el Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia, reclaman también referéndums de salida de la Unión Europea. Quizás el apoyo más importante al abandono británico de la Unión Europea es el del candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump. En cualquier caso, el abandono de la UE por parte de Gran Bretaña, el Brexit es un claro del triunfo del populismo.
Además de un gravísimo problema político, el Brexit está siendo un terremoto económico. Las bolsas europeas han caído más de un 8% en un solo día. En el momento de escribir estas líneas, el IBEX 35 ha caído un 12,35%, en la mayor caída de la historia. Por otra parte, en el mercado de divisas la libra se deprecia, y mucho. Y eso, pese a una intervención coordinada de los bancos centrales para sostener la libra. A medio plazo, esto será insostenible, y la libra caerá frente a las demás monedas. Esto reflejará que la economía británica irá a peor.
Desde que Gran Bretaña comunique su decisión formal de dejar la Unión Europea, comenzará un plazo de dos años para que los Tratados Europeos, y en consecuencia todo el Derecho Europeo, deje de aplicarse en el Reino Unido. Esto supondrá también que Gran Bretaña tendrá que volver a negociar, con mucha menos fuerza, todos los convenios europeos con otros países. Así, tendrá que negociar acuerdos comerciales no sólo con la Unión Europea, sino también con todos los demás Estados. Esto reducirá su comercio y sus inversiones. Como se está reflejando en los mercados de valores y en la cotización de la libra, los capitales huirán. En síntesis, todos vamos a sufrir un shock negativo, un deterioro económico, pero Gran Bretaña mucho más que ningún otro país.
Los procesos de fragmentación
Esto resultaba bastante evidente porque los procesos de cooperación e integración económica crean riqueza y el aislamiento crea pobreza. Esto ocurre tanto en Gran Bretaña como pasaría en Cataluña si se separase de España, o como ha pasado históricamente con los procesos de fragmentación económica o de autarquía. Adam Smith y David Ricardo, economistas británicos, lo tenían mucho más claro que los populistas hace más de dos siglos. Bueno, también es cierto que los populistas británicos ya admiten abiertamente, horas después de haber ganado el referéndum, que los ahorros prometidos en el Servicio Nacional de Salud no eran reales. Otras cuentas populistas, como las de Podemos, tampoco lo son.
Ante esta situación, que una actuación algo menos irresponsable del dimitido Primer Ministro conservador británico David Cameron podría haber evitado, cabe la duda de qué hacer. Como siempre, el primer paso es aceptar la realidad. Aunque estemos al final de una campaña electoral, no se debe, ni se puede, intentar engañar a los electores, diciendo que España no se va a ver afectada por un terremoto de esta magnitud.
Eso han hecho hoy algunos representantes del Partido Popular. Hay ejemplos evidentes de que nos veremos afectados, aunque sólo fuese por la depreciación de la libra. Esto hace nuestro país más caro para todos los potenciales turistas de uno de los países que más turistas nos envía cada año.
Para que a corto plazo, esto nos afecte lo menos posible hay que sanear nuestras finanzas. Esto se hace más difícil porque nuestra prima de riesgo ha subido. Pero precisamente por eso, no nos podemos poner en riesgo nuestra credibilidad. En esto el gobierno socialista de Zapatero lo hizo peor que el de Rajoy, pero ambos han incumplido los objetivos de déficit todos los años. Además, resulta cada vez más necesario, en este escenario que se vuelve mucho más complicado, implementar políticas reformistas que fomenten el crecimiento. Tristemente, si seguimos haciendo lo mismo, no vamos a tener los mismos resultados si no peores.
Por supuesto, en esta situación incrementar masivamente tanto el gasto público como los impuestos, no es ya contraproducente, es que es simplemente un suicidio económico. Y eso no sólo porque perdiésemos el apoyo del Banco Central Europeo, o de los países centrales del área euro, que ahora perderíamos con más rapidez que si no hubiese habido Brexit, sino porque tenemos, nos guste o no, una situación mucho peor de los mercados financieros. Eso es lo que propone la coalición de Podemos e Izquierda Unida (y bastantes socios más). Sinceramente, ahora, que las promesas de que la clase media no pagaría la subida masiva de impuestos, que no son ciertas, son lo de menos.
El problema no es que las subidas a los ricos sean en realidad aumentar doce céntimos el precio de cada litro de gasóleo, o eliminar retroactivamente la deducción por vivienda. El problema es que no lograrían recaudar lo que pretenden. Además recaudando 30.000 millones y gastando 60.000 millones, no se reduce el déficit, sino que se incrementa.
No nos lo podemos permitir, porque ya hemos incumplido, y nuestro déficit está por encima del 5%. Con esta coyuntura, simplemente un gobierno populista sería el inicio de la réplica del terremoto económico del Brexit en España. Si Unidos Podemos no quiere realmente salir del Euro, como quieren algunos de los partidos que lo integran como el Partido Comunista de España, lo puede acabar consiguiendo con estas políticas.
Una nueva Unión Europea
A medio plazo, tenemos que reformar la Unión Europea. Si no completamos la Unión Monetaria, es bastante probable que esto se repita. Así, si queremos tener libertad de circulación de personas, el problema del control de las fronteras no puede ser una exclusiva de España e Italia, sino que tiene que ser responsabilidad de una Agencia Comunitaria. Además, entre otras medidas,hay que completar la unión monetaria profundizando en la Unión Bancaria, y con una Unión Fiscal, que permita hacer transferencias a países con problemas. España debe liderar este proceso, absolutamente necesario para salvar la Unión Europea.
Estas medidas, y otras, se contienen en el plan de contingencia de Ciudadanos ante el Brexit, que no deseábamos, pero ante el que teníamos que estar preparados. No basta con cuadrar las cuentas, como hemos hecho en nuestra memoria económica, son necesarias reformas en España y en Europa, si queremos parar al populismo, y mejorar las condiciones de vida de los españoles.
Al igual que el Brexit se decidió por poco más de un 1%, España también se la juega este domingo. En muchas provincias, el último escaño entre Podemos y Ciudadanos se decidió por ese escaso porcentaje. Los españoles tienen que elegir, y necesitan ahora más que nunca, un gobierno sensato. Por supuesto, ahora menos que nunca, nos podemos permitir un bloqueo o pensar sólo en el sillón. Éste es el panorama, después del Brexit y antes de unas elecciones decisivas.