Opinión

La pandemia fiscal


    José María Triper

    Ahora que los científicos apuntan que 2022 puede ser el año en que empecemos a doblegar a la pandemia, Pedro Sánchez y sus comisionadas de la economía se han encargado de recordarnos que este mundo es un valle de lágrimas desencadenando una pandemia de impuestos en un país que tiene ya un esfuerzo fiscal superior en un 8% al promedio de la UE y que con las subidas de impuestos proyectadas por el Gobierno será casi un 50% por ciento superior al de Alemania.

    Especificar que el esfuerzo fiscal es el que pone en relación los impuestos que pagan los ciudadanos con la renta per cápita, por lo que es el indicador más real para medir la opresión impositiva y mucho más exacto que la presión fiscal, parámetro que utiliza el Ejecutivo sanchezyolandista en sus homilías propagandísticas y que mide la relación entre los ingresos de la hacienda pública y el producto nacional bruto de un país.

    Una mortificación esta de la fiscalidad en la que España no es solo el único país de la UE que ha subido sus impuestos en 2020 y 2021, en contra de las recomendaciones de la Comisión Europea, sino que es el estado miembro de la OCDE en el que más creció la presión fiscal en 2020, con cifras récord nunca vistas desde que hay registros del organismo multilateral para nuestro país. No sólo a nivel individual, sino que también en el ámbito corporativo, la fiscalidad empresarial es un 31% superior a la del resto de las compañías y competidoras europeas.

    Pues bien, con este esfuerzo y esta presión fiscal tan desmesurados como injustos, en el año que acabamos de iniciar el Gobierno ya se ha encargado de amargarnos las festividades navideñas anunciando la subidas de un 40% en el impuesto de matriculación, de un 15% en el impuesto de sociedades, del 5,5% en el tabaco, subiendo las cotizaciones sociales del régimen general y de los autónomos, o rebajando en 500 euros, hasta un máximo de 1.500, la deducción por planes de pensiones.

    Pero esto es sólo el principio porque hay que recordar que el Gobierno ha encargado a un presunto comité de expertos la elaboración de un libro blanco sobe el futuro del sistema tributario español que, disfrazado bajo el término armonización esconde una auténtica multiplicación de la presión impositiva que a partir de 2023 afectara a la fiscalidad medioambiental, sobre el patrimonio y a sucesiones y donaciones, fundamentalmente.

    Y, aunque es verdad que los recientemente aprobados Presupuestos del Estado no incorporan ninguna subida nominal del IRPF, también lo es que tampoco ha actualizado la tarifa en función de la inflación que, recordemos ha subido al 6,7% en diciembre, lo que produce que los contribuyentes a los que se haya subido el sueldo o las pensiones van a pagar una media de entre 40 y más de 150 euros más en su declaración en su declaración de la renta en función de la cuantía de su salario o su pensión.

    Y, si bien dicen que las comparaciones son odiosas, sólo para el que sale perdiendo en el cotejo, en contraste con la explotación fiscal que sufrimos en España, el nuevo gobierno alemán, presidido por el socialdemócrata Olaf Scholz, ha anunciado una rebaja de impuestos de más de 30.000 millones de euros para las pymes y las familias y una deducción de la totalidad de la aportación a los planes de pensiones, además de pedir la máxima austeridad a sus ministros.

    Es la diferencia entre un gobierno que piensa en la recuperación de su país y de sus ciudadanos y trabaja para ellos y el oportunismo político de la factoría Sánchez&Díaz Producciones en España, que sólo utilizan a los ciudadanos para servirse de ellos, pagar el chantaje de los independentistas y los herederos de los terroristas para mantenerse en el poder y enriquecer a sus afines o a rescatar empresas de difícil justificación como la aerolínea Plus Ultra o, ahora, a la discoteca Pachá a la que ha regalado 18 millones de euros tras calificarla de "empresa estratégica". Amén.