Opinión

Mayor castigo al talento directivo

    El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá

    elEconomista.es

    El Gobierno sigue focalizando en las llamadas "rentas altas" (todas aquéllas que ingresan más de 50.000 euros al año) los esfuerzos para elevar los ingresos del sistema público de pensiones.

     Es ya sabido que los próximos Presupuestos del Estado prevén una nueva subida, del 1,7%, de las bases máximas de cotización. Los incrementos en este capítulo son constantes desde hace diez años y todo apunta a que se prolongarán también en 2023. En concreto, en dicho ejercicio, este tipo de contribuyentes se enfrentarán a un incremento de sus aportaciones a la Seguridad Social que superará el 2%. Ese porcentaje es el resultado de la confluencia de dos factores. Por un lado, la revisión anual de las bases máximas toma como referencia la tasa de IPC prevista y el Banco de España ya atribuye a 2023 un avance de la inflación del 1,6%. Pero, además, el Gobierno quiere que, a partir de ese ejercicio, se aplique un alza generalizada "de contingencia" a todas las cotizaciones sociales, del 0,5% anual durante una década, con el objetivo de volver a llenar el Fondo de Reserva de las pensiones. La medida supone un perjuicio para el conjunto de empresas y trabajadores, pero debe subrayarse el daño que se inflige específicamente a las rentas altas. Una vez más el principio de contributividad del sistema de pensiones se ve transgredido (como ocurre sistemáticamente desde 2013), ya que los pagos de estos cotizantes siguen creciendo mientras sus futuras pensiones no mejoran en la misma medida.

    Se acentúa el alza de las bases máximas de cotización, hasta el punto de que en 2023 el incremento superará el 2%

    Pero igualmente perjudicial es el modo en que se desincentiva en España a los puestos de mayor cualificación. La continuada alza de las cotizaciones, unidas a las subidas del IRPF en los tramos más altos, hará que el talento directivo rehúya a nuestro país.