Opinión

Invertir en sostenibilidad para hacer frente a los retos mundiales

    Papel clave de los mercados financieros en un futuro más sostenible

    Saverio Perissinotto

    Los últimos datos sobre el cambio climático y la crisis medioambiental son cada vez más preocupantes. El calentamiento global se ha convertido en una auténtica emergencia mundial de consecuencias extremas: agotamiento de los recursos naturales, sequía, escasez de tierras cultivables y paroxismo de fenómenos meteorológicos extremos.

    La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera ha alcanzado 419 partes por millón, la más alta de la historia, y cada año se producen 397 millones de toneladas de plástico, 53 kilogramos por habitante del planeta, según WWF. Miles de millones de personas siguen sin disponer de un acceso ilimitado al agua, y frenar los flujos de inversión en este frente supondría socavar décadas de progreso en detrimento de las generaciones futuras.

    En 2015, las Naciones Unidas establecieron la Agenda 2030 que establece 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, los denominados ODS. La iniciativa proporciona un marco para lograr un futuro más sostenible, que se centra en los retos globales que hay que asumir, incluidos los vinculados a la pobreza, la desigualdad, el cambio climático, la degradación del medio ambiente y la búsqueda de la paz y la justicia. La Unión Europea ha afirmado en repetidas ocasiones que todas las acciones e iniciativas estratégicas a nivel mundial deben tener en cuenta los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y que, para asegurar la competitividad a largo plazo, se debe realizar una transición hacia una economía de bajas emisiones de carbono, más sostenible y eficiente en el uso de los recursos. En este sentido, el sector financiero desempeña un papel fundamental en la consecución efectiva de los ODS, ya que es el principal motor del desarrollo económico.

    Las empresas de todo el mundo, independientemente de su tamaño y de su sector de actividad, están llamadas a realizar una importante contribución, adoptando nuevos modelos empresariales responsables, tanto en términos de inversión, innovación y desarrollo tecnológico, como de puesta en marcha de colaboraciones entre múltiples partes interesadas.

    Hasta ahora, la definición de sostenibilidad en el ámbito financiero y los criterios en los que se basan los indicadores ASG se han dejado a la elección de cada actor financiero, lo que ha dado lugar a una representación asimétrica de la información.

    Como consecuencia, la Unión Europea, con el fin de reforzar su compromiso de reducir las consecuencias del cambio climático, del agotamiento de los recursos y de otros temas relacionados con la sostenibilidad, ha publicado el Reglamento UE 2019/2088 -Reglamento de Divulgación de las Finanzas Sostenibles SFDR-, que está destinado a reforzar la protección de los inversores, mediante la introducción de nuevas obligaciones de divulgación transparentes y estandarizadas para los intermediarios financieros, que especifican cómo se deben integrar los factores de sostenibilidad en el proceso de toma de decisiones de inversión.

    El nuevo reglamento dibuja un mapa con el que navegar por todos los productos de financiación sostenible, que pueden ser comparados y mejor comprendidos por los inversores. En definitiva, la adopción de estas nuevas reglas permitirá que se den más pasos hacia el logro de la claridad y transparencia necesarias para que el cliente tome las mejores decisiones entre los productos existentes en el mercado.