Otra dañina alza fiscal en marcha
elEconomista.es
El recorte que el Gobierno llevó a cabo en su previsión de crecimiento para el PIB en 2021, hasta situarla en el 6,5%, tiene un impacto directo en sus pronósticos de recaudación fiscal. Estos últimos cálculos ya alimentaron el escepticismo cuando el Ejecutivo presentó los Presupuestos de este año.
Moncloa hacía gala de un llamativo optimismo al estimar el rendimiento de las numerosas alzas impositivas y de los nuevos tributos que esas Cuentas contenían (tasas Google y Tobin, nuevos impuestos verdes, subida del tipo máximo del IRPF...). Los 6.085 millones de recaudación que se les atribuyeron le parecieron exagerados a la AIReF ya en noviembre, y rebajó esa cifra a poco más de 4.000 millones. Ahora, con la nueva previsión de crecimiento para 2021, la Autoridad Independiente vuelve a recortar los cálculos y los sitúa en 2.898 millones, menos de la mitad de lo que el Gobierno esperaba. El primer efecto de una desviación tan amplia será el recurso a más deuda pública, pese a que está ya en cotas históricas, para respaldar un nivel de gasto récord en las Administraciones que ni siquiera la urgencia planteada por la pandemia justifica. Pero, además, es ya obvio que el Ejecutivo se aferrará a la misma fórmula, las alzas de impuestos, para sufragar ese desembolso.
Las subidas tributarias incluidas en los Presupuestos no tendrán el efecto esperado y Moncloa prepara más para 2022
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, fue ayer clara al expresar su intención de que la armonización de Patrimonio, Sucesiones y Donaciones (en otras palabras, la eliminación de sus bonificaciones autonómicas) esté ya en vigor en 2022. Todo apunta a que Montero ni siquiera esperará a la deliberación de los 17 expertos que la asesorarán en la próxima reforma fiscal ya que los planes para otra dañina subida impositiva, en plena crisis, están ya en marcha.