EEUU y la UE ante el desafío geoestratégico de China y Rusia
Alexandre Muns
El PIB de EEUU asciende a 20,8 billones de dólares, el de China a 14,8 billones y el de la UE-27 es de 13,9 billones. El motor de la relación EEUU-UE es una combinación de intercambios comerciales e inversiones. El stock de inversión extranjera directa (IED) de EEUU en la UE es tres veces mayor que el que mantiene con toda Asia. El de la UE en EEUU es ocho veces superior a sus inversiones en China e India. El volumen de comercio de bienes y servicios entre EEUU y la UE-27 en 2019 fue de 1,1 billones. Los fríos datos reflejan que la UE acumula desde hace años un superávit en la balanza con EEUU. De hecho, en 2019 la UE exportó bienes y servicios por valor de 598 000 millones e importó por valor de 468 000 millones de EEUU. Quizá por ello Donald Trump desató escaramuzas comerciales con la UE pero su volumen palidece con los aranceles que impuso a exportaciones chinas. En 2019 Washington y Bruselas resolvieron sus diferencias y anunciaron reducciones arancelarias adicionales.
Por todo ello, el tándem China-Rusia es el mayor desafío a un orden internacional basado en la democracia, el estado de derecho y una economía social de mercado con garantías laborales y medioambientales. A pesar de ello, entre 2001 y 2018 el superávit en la balanza comercial de China con EEUU se quintuplicó, en parte por la devaluación artificial del yuan y la obligación a los inversores occidentales de traspasar su tecnología a sus socios chinos. En 2015 el Partido Comunista adoptó la estrategia Made in China 2025. Se agotaba el modelo de gran fábrica exportadora de bienes intensivos en mano de obra como ropa, juguetes, muebles y electrodomésticos.
Made in China 2025 fija objetivos de contenido de piezas chinas de hasta 70% en 2025 y ha concedido 200 000 millones en subvenciones a empresas nacionales en diez sectores de alta tecnología. Ante esta amenaza, EEUU vetará las importaciones de productos elaborados por un millón de uigures de religión musulmana encerrados en campos de trabajo en la región de Xinjiang. Otra fuente de conflicto es la represión y eliminación de las libertades en Hong Kong, que viola el acuerdo de 1997, mediante el cual el Reino Unido transfirió la soberanía de Hong Kong a China. La Corte Permanente de Arbitraje de la Haya rechazó en 2016 la pretensión de soberanía de China sobre el 90% del mar de China Meridional, por donde circula una tercera parte del tráfico marítimo mundial y que cuenta con 200 pequeñas islas. Pero Pekín sigue construyendo bases militares en muchas de dichas islas. La arrogancia de poseer aguas que están en algunos casos a 2000 km de su costa atenta contra la convención del Derecho Marítimo de la ONU y supondría que Filipinas, Vietnam, Taiwán, Malasia y Brunei no contarían con aguas territoriales ni capacidad de pesca.
A pesar de saltarse las convenciones, China no esperaba que Donald Trump le plantara cara hasta el punto de imponer aranceles sobre 370 000 millones de exportaciones chinas. Beijing claudicó y aceptó en enero de 2020 adquirir 200.000 millones adicionales en productos agrícolas, industriales y energéticos estadounidenses en 2020 y 2021. Pero a finales de septiembre se había cumplido solo un 53% del objetivo.
Asimismo, el plan chino de Mil Talentos es uno de los 500 que ha diseñado para reclutar a científicos y académicos en Occidente. Desde la fundación del GATT en 1947, las sucesivas rondas de liberalización del comercio a nivel internacional han sido especialmente aprovechadas por América del Norte y Europa. Pero el arancel medio de la UE frente a importaciones del resto del mundo es superior (5,2%) al de EEUU (3,5%).
Es fundamental que la gobernanza global se forje a ambos lados del Atlántico
Biden no se enzarzará en más guerras comerciales contra China. Pero no suprimirá los aranceles existentes y anuncia mano dura contra Pekín. Además, el FBI tiene 2.000 investigaciones abiertas por prácticas de espionaje económico y tecnológico del gobierno de China. Mientras, la Comisión Europea ha concluido un acuerdo de inversión con China ignorando los ruegos del equipo de Biden de actuar conjuntamente. El vicepresidente de la Comisión Europea anunció la imposición de aranceles por valor de 4000 millones de dólares sobre exportaciones de aviones y productos agrícolas de EEUU a la UE. Washington, en cambio, suspendió los aranceles previstos sobre exportaciones francesas a pesar de que París ha vuelto a recaudar la tasa digital.
La fiscalidad sobre las empresas tecnológicas debe acordarse a nivel multilateral en la OCDE. Biden antepone una profundización de la relación transatlántica a la negociación del acuerdo de libre comercio con el Reino Unido que desea Boris Johnson.
Biden no se enzarzará en más guerras comerciales pero no suprimirá los aranceles
La administración Trump ha autorizado la imposición de sanciones sobre empresas que contribuyan a la construcción del segundo gaseoducto (Nord Stream 2) entre Rusia y Alemania. Nord Stream 2 mina la política energética común de la UE. La dinámica más relevante es que en el periodo 2000-2019 el stock de IED de EEUU en la UE ha crecido un 500%, y el de la UE en EEUU ha aumentado un 300%. EEUU y la UE generan una tercera parte de los intercambios comerciales y la mitad del PIB global.
La magnitud de la relación transatlántica impide que decisiones políticas alteren sustancialmente dicha dinámica. Pero son los EEUU y la UE y no las dos mayores dictaduras mundiales (China y Rusia) quienes deben forjar la gobernanza global y el patrón para el comercio e inversiones a nivel internacional.