Cuentas públicas en estado crítico
elEconomista.es
El final del verano ha hecho trizas las previsiones más optimistas sobre la evolución de la crisis ligada al Covid. La expectativa de una mitigación de los contagios en época estival, que permitiera una reactivación económica rápida, se estrelló con un afloramiento de rebrotes cada vez más semejante a la primera oleada de la epidemia. Igual suerte corrió la esperanza de contar con una vacuna fiable a finales de año.
Al ritmo actual, es posible que el fármaco no esté listo para su uso hasta bien avanzando 2021. Con todo, la mejor constatación de que se plantea un escenario más duro la ofreció esta semana la Comisión Europea. Bruselas fue contundente al conminar a cada Estado miembro por separado, a mantener su actual programa de ayudas (el escudo social) intacto el año próximo. Esa exigencia resulta especialmente gravosa para España. El desembolso extra ligado a la segunda oleada del Covid eleva el gasto total relacionado con la crisis más de un 10%, hasta los 50.620 millones. No debe llevar a engaño el modo en que el Gobierno quiere sacar músculo ante ese empeoramiento, añadiendo fondos extra por 14.000 millones a un proyecto de Presupuestos ya muy expansivo. Es una partida dependiente de las nuevas transferencias europeas cuya fecha de liberación aún no está definida y que, en caso de no materializarse, engrosarán el déficit.
La prolongación inesperada de la crisis allana el camino hacia un déficit récord del 15% del PIB ya en este año
La realidad incontestable es que este desequilibrio ya va camino de batir todos los récords (un 15% en 2020) y el Gobierno afronta serios problemas para mantener incluso las ayudas en vigor por falta de liquidez, como delata la negociación ya in extremis de los Ertes por fuerza mayor. La prolongación de la crisis coloca así a las cuentas públicas en una situación límite.