La dicotomía, esa mentira
Joaquín Leguina
Durante la última semana y media han ocurrido en España varios hechos políticos graves. El primero, el pacto del Gobierno con Bildu. El segundo, la trifulca del ministro del Interior con la Guardia Civil (conforme a la ley, el coronel Pérez de los Cobos se negó a desvelar los datos que está encargado de proporcionar a una juez).
España sigue apareciendo como el segundo país del mundo con más muertos por cada 100.000 habitantes. Los errores de febrero y primeros días de marzo han resultado mortales, sobre todo entre los viejos, que aportan el 90% de los fallecidos.
Tarde, aunque contundente, el Gobierno impuso medidas de confinamiento excepcionalmente severas, paralizando la economía y abocándonos a una depresión de la que no resultará fácil salir.
La última votación en Podemos refleja el nulo aprecio de Iglesias por la democracia
El tercer asunto afecta directamente a la unidad de acción del Gobierno, puesta en evidencia por su vicepresidente segundo al enzarzarse en descalificaciones personales contra representantes de la oposición en una Comisión creada para poner en marcha un proyecto de reconstrucción para nuestro país. Lo cual, como es lógico, exige un acuerdo político lo más amplio posible. Pero es que a Pablo Iglesias cualquier acuerdo político con la oposición le produce ronchas. ¿Por qué?
Porque es un sectario partidario acérrimo de esa falsa dicotomía bélica que pretende dividir a los españoles en "rojos" y "azules", y ya me dirán ustedes qué tiene que ver con la ideología la lucha contra el Covid-19.
Un Iglesias cuyo aprecio por los procedimientos democráticos es perfectamente descriptible: la última votación dentro de Podemos, con una participación ridícula y una votación a favor del líder simplemente a la búlgara, demuestra como dos y dos son cuatro que ese maremágnum llamado Unidas Podemos podrá ser cualquier cosa menos democrático, aunque él debe de pensar que ese sectarismo del que hace gala le vendrá bien en las urnas.
Mas, sea como sea, a mediados de mayo y en pleno estado de alarma, el conjunto de las encuestas mostraban que PSOE+UP perdían 600.000 votos respecto a los resultados de noviembre de 2019, pero el PSOE recupera 300.000 de Podemos. La dinámica iniciada sugiere que se producirá el proceso bien conocido que consigue que el partido mayoritario en una coalición succione poco a poco al socio minoritario.
Por otra parte, los tres partidos del centro derecha han recuperado sus votos de abril de 2019, lo que seguramente es su "techo" en este momento. Suman 11 millones de votos, 1,9 millones más que el centro izquierda.
El PP ha recortado distancias con el PSOE (23,2% de estimación sobre voto válido), Vox desciende hasta el 12,0% de voto válido, frente al 15,1% en las generales de noviembre de 2019. Ciudadanos se recupera hasta el 10,8%, frente al 6,8% de las elecciones de noviembre.
No soy adivino y no me atrevo a predecir qué le va a pasar en las urnas a este Gobierno "de progreso" (más bien de gresca, diría yo), así que cerraré esta columna con una cita de Álvaro Delgado-Gal:
"Las mentiras del presidente, los disparates de algunos de sus ministros y los abusos cometidos invocando el estado de alarma complicarán harto la prorrogación del estado de alarma en el Congreso; si por fin sale adelante, quizá sea al precio de concesiones escandalosas a los diversos grupos anticonstitucionales que salpican el hemiciclo".