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Vox pone a PP y Ciudadanos frente al espejo en la última semana de campaña andaluza
- PP y Cs se distancian de Vox, pero a la vez buscan retener a sus votantes
EcoDiario.es
Si un partido ha resultado especialmente beneficiado por el adelanto electoral en Andalucía, ése ha sido Vox. A los de Santiago Abascal les ha venido de perlas que, tras su demostración de fuerza en el madrileño Palacio de Vistalegre en octubre, el calendario les haya dado una temprana oportunidad de salir al escaparate. Una situación que ha puesto frente al espejo a PP y a Ciudadanos, sobre todo en un momento político en el que hay cola para hacer oposición al Gobierno socialista de Pedro Sánchez.
A menos de una semana ya para que los andaluces depositen su voto en las urnas, PP y Ciudadanos se masajean las sienes pensando en cómo evitar no solo la fuga de voto entre ellos, sino el escape que puede derivar hacia Vox. No es fácil conjugar la oposición a Susana Díaz a base de endurecer el tono con el postularse como una alternativa de centralidad que pueda pilotar la Junta tras décadas de poder monocolor.
Esta gran contradicción la sufre especialmente el PP. La mejor prueba de ello ha llegado este lunes: mientras que el secretario de Organización del partido, Javier Maroto, ha acusado a Vox de recibir financiación de la extrema derecha europea que apoya al expresidente catalán Carles Puigdemont, Génova salía a decir que no descartan pactar con los de Abascal en Andalucía si eso sirve para echar a Díaz.
Una de las causas de esta bipolaridad la experimentó en sus carnes este fin de semana Teodoro García Egea, 'número dos' de Pablo Casado. Frente a los que califican el tono de Casado y García Egea como más duro del que el PP ha empleado en los años de Mariano Rajoy, el secretario general del partido tuvo que ver cómo su visita a varios potenciales votantes en Granada se saldaba con críticas a su formación por 'débiles' y con claras intenciones de votar a Vox.
El PP conjuga un candidato 'blanco' con un endurecimiento de los discursos de Casado
Una prospección electoral en vivo que evidencia el gran dilema del PP: presenta un candidato que no destaca ni por la dureza -Juan Manuel Moreno Bonilla viene de la familia 'sorayista'- ni por el carisma y que aspira al centro a la vez que sustenta su posible éxito en el mensaje de un Casado que, si bien quiere aparecer "humilde y exquisito" ante el "estirado" Sánchez, defiende Génova, endurece el discurso -ahí está el debate migratorio- para taponar precisamente el trasvase hacia Vox.
Bastante significativas en este sentido han sido las declaraciones de Casado este pasado sábado en las que enfatizó que "se equivocan de país" los inmigrantes que quieren "disfrutar de ayudas sociales sin respetar nuestra ley, la Constitución, la igualdad entre hombres y mujeres y las costumbres occidentales".
"Si a España vienen inmigrantes que quieren disfrutar de ayudas sociales sin respetar nuestras costumbres, nuestra ley, la Constitución, la igualdad entre mujeres y hombres se han equivocado de país", dijo sin ambages. "Aquí no hay ablación del clítoris, aquí no se matan carneros en casa y aquí no hay un problema de seguridad ciudadana", agregó.
Esta paradoja hace que el PP por un lado admita que sube los decibelios para frenar a Vox, pero a la vez quiere distanciarse de los de Abascal: el propio García Egea ha dicho recientemente que el posible voto a los de Abascal procede más desde Ciudadanos que desde los 'populares'. Un discurso que se hace también con la esperanza de captar el voto de socialistas desencantados que quieran decantarse por otra opción de Gobierno, pero sin grandes estridencias ideológicas.
Ciudadanos se aferra a su discurso europeísta de cara las elecciones de mayo para diferenciarse
En el caso de Ciudadanos, parece pesar más esto último. Si en las semanas previas ambas formaciones compartían espacio en Alsasua y el propio Albert Rivera evitaba criticar a Vox y no aclaraba si su partido pactaría con los de Abascal dado el caso, en los últimos ya han sido varios los dirigentes 'naranjas' que han querido poner tierra de por medio.
Si el portavoz económico, Toni Roldán, dijo el pasado viernes que los valores de Vox no son compatibles con los de Ciudadanos en materias como la adhesión a la unidad europea o a las libertades sexuales, el propio candidato de Ciudadanos a la Junta, Juan Marín, ha asegurado en las últimas horas que ambas formaciones son "antagónicas" y que los de Abascal están en las "antípodas" de ellos, fundamentalmente en materia europea.
En resumen, ya sea por ofrecer una imagen de centralidad que les permita robar votos del PSOE, ya sea por diferenciarse de Vox de cara a las europeas de mayo, en las que Ciudadanos enarbolará la bandera europeísta junto a Emmanuel Macron, los de Rivera parecen querer desmarcarse de Vox en el último tramo de la campaña andaluza.
Por el momento, tanto PP como Ciudadanos camuflan estas contradicciones en la confianza de cada partido en la victoria de ellos mismos y en un escenario en el que cada uno de ellos pida a los demás partidos que apoyen su investidura. Cada día de campaña cuenta, y algunos sondeos dan a Vox hasta cuatro escaños en el Parlamento andaluz. La clave estará en los asientos que le falten a Susana Díaz para la mayoría absoluta.