Motor

El coche eléctrico usado baja de precio en 2025, pero sigue fuera del alcance para el 80% de los conductores


Sylvia Longás

Las ventas de coches eléctricos de ocasión crecieron un 52% en el primer semestre de 2025, impulsadas por la bajada de precios y la mayor oferta de modelos jóvenes. Sin embargo, esta tendencia positiva choca con una realidad económica: solo 2 de cada 10 conductores se plantean comprar uno. El coste sigue siendo una barrera clave.

Según el informe "Electricar VO", elaborado por coches.net y la patronal de los vendedores Ganvam, el precio medio de un eléctrico de ocasión se situó en 30.943 euros a cierre de junio, un 12% menos que en 2024. Esta caída se debe, en parte, al aumento de la oferta (+14,4%) y a un crecimiento de la demanda del 27,4%.

Los modelos de entre uno y tres años son los que más tiran del mercado. Sus ventas han aumentado un 65,5%, concentrando ya un tercio de todas las transacciones de eléctricos usados.

El coche eléctrico sigue sin ser opción real

Pese a este dinamismo, el vehículo eléctrico sigue sin ser una opción real para la mayoría. El presupuesto medio que los compradores están dispuestos a destinar a un eléctrico de segunda mano es de 23.330 euros, casi 7.000 euros menos que el precio medio actual. El 82% de los conductores ni siquiera se plantea adquirir uno.

Este desajuste entre oferta y capacidad económica pone de manifiesto la necesidad de incentivos eficaces. Aunque el Plan Moves está diseñado para facilitar el acceso a la movilidad eléctrica, su impacto es limitado: el 47% de los conductores asegura que las ayudas no influyen en su decisión y un 20% ni las conoce.

Tampoco la etiqueta medioambiental es decisiva: el 41% de los encuestados afirma que no influye en su elección. El precio sigue siendo el factor determinante.

Desde Ganvam reclaman que los incentivos incluyan de forma clara a los eléctricos de ocasión, especialmente aquellos de hasta 36 meses de antigüedad, como vía realista para democratizar la movilidad eléctrica. Proponen que estos modelos usados puedan acogerse a ayudas que los hagan al menos un 50% más baratos que uno nuevo, con el objetivo de acelerar la transición sin dejar fuera a las rentas más bajas.