Motor

El periodista que destapó el escándalo Wirecard alerta de un descuadre de 1.400 millones en las cuentas de Tesla

  • Los activos no cuadran con el dinero invertido en ellos en los últimos meses
  • El periodista advierte de "banderas rojas" que pueden señalar problemas mayores
Protesta en un concesionario de Tesla en Los Ángeles. Foto: Reuters

Víctor Ventura

Dan McCrum es un nombre conocido en el periodismo financiero europeo: el periodista financiero del Financial Times fue el primero en detectar que la firma alemana Wirecard había gastado grandes cantidades de dinero en comprar empresas que no existían. El Estado alemán le investigó durante años, acusándole de intentar manipular el mercado contando bulos sobre Wirecard, hasta que un día descubrieron que tenía razón y que la compañía financiera llevaba años falsificando sus cuentas. La empresa quebró en 2020 con un agujero contable de más de 2.000 millones. Pues bien: cinco años después de la investigación que le hizo saltar a la fama en el mundo financiero, McCrum acaba de alertar de un descuadre de 1.400 millones en las cuentas de Tesla.

En un artículo en el Financial Times, el periodista advierte de que ha estado revisando las cuentas de Tesla, y los números no salen. La compañía de Elon Musk invirtió 6.300 millones de dólares netos en "compras de propiedad y equipamientos" en el segundo semestre de 2024, pero el valor acumulado de sus propiedades y equipamientos solo creció en 4.900 millones.

El problema es que esos dos números deberían cuadrar. El ejemplo que pone es que, mirando a uno de sus rivales, en las cuentas de General Motors el dinero gastado en inversiones en propiedades sí aparece también recogido en un aumento idéntico del valor total de sus propiedades. Es simple lógica contable: si una firma compra un edificio por un millón, el valor total de sus edificios debería aumentar en ese mismo millón.

La pregunta que se hace McCrum es: ¿a dónde han ido a parar los 1.400 millones de diferencia? Las posibles explicaciones son que no esté reflejadas todas las operaciones de venta, que haya habido alguna fusión o adquisición, o que las divisas extranjeras hayan descuadrado las cifras en dólares por variaciones en el tipo de cambio. Pero las propias cuentas de Tesla se molestan en rechazar esas posibilidades: los números son netos y sí incluyen todas las compras y ventas, no ha habido fusiones en este tiempo, y las divisas difícilmente pueden provocar ese descuadre cuando el 80% de sus activos están en EEUU. Y, como apunta, en los últimos años nunca ha habido una diferencia tan amplia en sus cifras.

Otra de sus preocupaciones es por qué Tesla necesita emitir tanta deuda cuando, según sus cuentas, está nadando en dinero en efectivo. La firma tiene 36.000 millones de dólares en efectivo y añadió 2.000 millones más el último trimestre, según sus cuentas. Pero también emitió 3.900 millones de dólares en bonos para financiarse, algo que no tendría demasiado sentido si tiene tanto dinero acumulando polvo en su caja fuerte. Por comparar, en ese tiempo, otra compañía con grandes cantidades de efectivo en sus cuentas como es Apple aprovechó esa liquidez para reducir sus deudas en 30.000 millones

El periodista concluye que todas estas señales pueden no significar nada: quizá el agujero en sus activos se rellenará el próximo trimestre, y quizá la firma necesite dinero a corto plazo para cubrir necesidades de gasto especiales este primer trimestre y prefiera emitir deuda rápida antes que echar mano de sus 'ahorros'. Pero, advierte, todas estas anomalías son "banderas rojas" que alertan de que los controles internos pueden ser más débiles de lo ideal. En el peor de los casos podría ser hasta una estratagema para hinchar artificialmente sus ingresos.

Por el momento, es demasiado pronto para saber si este humo apunta a un fuego, o si es solo parte de la niebla que ha descendido sobre Tesla desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca y Musk se convirtió en el centro de todos los focos con su plan para desmontar la Administración de EEUU. Esta mañana, Ross Gerber, cofundador y CEO de Gerber Kawasaki Wealth and Investment Management, aseguró que Musk tiene que elegir entre su cargo en el Gobierno de Trump o la dirección de Tesla, porque está descuidando a la firma automovilística. Una opinión similar a la de Dan Ives, analista de Wedbush, que dijo la semana pasada que Musk estaba demasiado distraído para enfrentar al reto creciente de la competencia china.

A estas alturas, la mayor esperanza de Tesla, y en la que está invirtiendo enormes cantidades de dinero, es la IA. Para numerosos analistas, esta posibilidad de futuro es la que justifica las disparadas valoraciones de la compañía. Musk quiere que la firma deje de ser una automovilística y se centre en el software y la IA. Pero este tipo de dudas no ayudan.