Todo lo que debemos hacer para cuidar bien nuestro coche en invierno
- Comprobar la presión de las ruedas en invierno es clave porque con el frio baja su presión de inflado y puede ser peligroso
- Unas escobillas del limpiarabrisas en buen estado serán una garantía de seguridad en esta época del año
Carlos Cancela
Estos son los elementos y sistemas de nuestro coche que deberemos tener controlados cuando bajan mucho las temperaturas, la batería, las ruedas, los líquidos del coche, el parabrisas y los limpias, los frenos...
No es ningún secreto que las bajas temperaturas pueden afectar al rendimiento de los vehículos como también provocar diferentes tipos de averías. Y es que el frío afecta no solo a la batería si no también a otros elementos como los neumáticos, los líquidos, los frenos o, incluso el limpiaparabrisas, pueden verse afectados.
Posiblemente, la avería más común en invierno es la descarga de la batería. Aunque eso no significa que sea la única. El frío -y también el excesivo calor- afecta directamente al rendimiento de los vehículos en general. Que una fría mañana de invierno nos encontremos con que el motor no arranca es bastante frecuente, sobre todo cuando no tenemos el coche a punto.
Cuando hace mucho frío y el coche no arranca suele ser un problema de batería. Las baterías modernas no necesitan mantenimiento y están a pleno rendimiento durante tres o cuatro años, si son de buena calidad. Sin embargo, cuando pasa ese tiempo o en circunstancias extremas, como con mucho frío, pierden su eficacia. Para evitar sorpresas, en un taller de confianza y cuando llega el invierno hay que calibrar cuál es su estado. Si el coche no arranca o lo hace con dificultad es el momento de cambiarla.
Para salir del paso y arrancar el coche cuando la batería no lo hace se pueden utilizar unos cables unidos a otro vehículo pero la operación no es sencilla, puede tener cierto peligro si no se sabe hacer, y hay que tener cierta experiencia.
Cuando hablamos de batería, estamos refiriéndonos a las convencionales de 12 voltios que equipan de siempre todos los vehículos. Sin embargo, si conduces un coche eléctrico este problema también puedes encontrártelo con la batería que mueve el motor de tu vehículo. Tanto el frío como el calor, le harán perder parte de su carga y reducirán notablemente su autonomía.
Neumáticos a punto
Además de la batería, los neumáticos son otro elemento que sufre con el frío ya que pierden presión. En invierno, el asfalto está muy frío y, además, puede estar mojado o helado. Por todo ello, unas ruedas que no estén en perfectas condiciones comprometen la seguridad. Todos los coches modernos tienen que llevar un testigo de presión de los neumáticos, lo que facilita saber cuándo no es la correcta.
En cuanto al dibujo, si su profundidad no supera los 1,6 milímetros (límite legal) es momento de cambiarlos. Sin embargo, se aconseja hacerlo cuando la profundidad sea inferior a 3 mm para garantizarse la mayor seguridad.
Con poca presión se reduce la adherencia y si además el asfalto está mojado o con hielo, el resultado puede ser un grave accidente. La posibilidad de sufrir el llamado 'aquaplaning' o que se alarguen las frenadas es un hecho en este escenario. Asimismo hay un mayor riesgo de reventón y, por supuesto, notaremos un mayor consumo.
Parabrisas y limpiaparabrisas, en forma
Como la de los neumáticos, la goma de los limpiaparabrisas también se deteriora con los cambios de temperatura. El calor y el sol en verano y el frío y las heladas en invierno deterioran las escobillas. Una escobilla en mal estado dejará un rastro en el parabrisas que dificultará la visión. Y eso cuando hay mala visibilidad, como es habitual en invierno, puede agravar la situación. Normalmente, se aconseja cambiarlas entre una y dos veces al año.
En este punto hay que echar un vistazo al líquido del limpiaparabrisas, que además es un aliado para descongelar el cristal por las mañanas. Pero, ojo, este líquido puede helarse si no es el adecuado para su función. El depósito no debería rellenarse solo con agua porque se congelará con cero grados. Los líquidos para este fin contienen algo de alcohol y por ello aguantan bastante más sin congelarse.
En cuanto al parabrisas en sí, con las bajas temperaturas, un impacto o una pequeña rotura podría agrietarse del todo. Por ello, es importante analizar su estado con detenimiento y si se detecta un chinazo, o una grieta, lo aconsejable es pasar por un taller especializado que en muchos casos lo pueden reparar sin tener que cambiar todo el cristal.
Los líquidos se pueden congelar
Pero no solo el líquido del limpiaparabrisas puede congelarse cuando hay temoperaduiras muy bajas, también el resto de fluidos de la mecánica. Cuando hace mucho frío, habrá que prestar una especial atención a los líquidos del motor. Dependiendo de su composición el aceite lubricante puede aguantar temperaturas de entre 10 y 40 grados bajo cero pero a más frío más propiedades pierde. Con el frío se vuelve más denso lo que dificultaría su función lubricante.
El refrigerante -también llamado anticongelante- podría helarse con las bajas temperaturas si no es el adecuado o si está degradado porque no se ha sustituido cuando había que hacerlo. Este líquido es el encargado de mantener la temperatura óptima del motor, pero con el uso va perdiendo sus propiedades.
Otro sistema que sufre con el frío es el de frenos, podría perder parte de su eficacia. Hay que revisar las pastillas de freno, para que no dañen los discos. Las pastillas pueden cristalizarse lo que supondría perder sus propiedades de detención.
En cuanto al líquido de frenos, si el pedal del freno está demasiado blando puede que sea un problema con el líquido. En este caso, habrá que pasar por el taller a sustituirlo o rellenar nosotros mismos el depósito. Un nivel del líquido de frenos bajo también puede deberse a que el circuito tenga fugas o filtraciones, que se deberán controlar.
Por lo que al combustible se refiere, no es fácil que se congele. Solo el gasóleo podría hacerlo si no lleva los aditivos adecuados. Esto podría ocurrir con temperaturas por debajo de los diez grados bajo cero. No obstante, las principales comercializadoras de combustible lo sirven con ellos. Otro líquido que sí puede congelarse es el AdBlue.
El climatizador, clave
Y nos vamos al interior del vehículo ya que para disfrutar de la temperatura ideal, el climatizador deberá estar también a punto. Cuando llueve, rápidamente se empañan los cristales y esto afecta gravemente a la visibilidad. Si esto sucede nunca hay que limpiarlos con la mano, se impregnarán de una película grasienta y se empeorará la situación.
Para que se desempañen rápidamente hay que utilizar el aire acondicionado, sí, con una temperatura más bien fresca. Por ello, el buen estado del climatizador es clave también en invierno. Los filtros del sistema pueden obstruirse por las partículas que entran desde el exterior, y en el circuito del refrigerante puede haber residuos que ensucien el radiador de calefacción.