Bolsa, mercados y cotizaciones

El extra de rentabilidad en los activos alternativos tiene letra pequeña


    Ana Palomares
    madrid,

    Su baja correlación con un mercado en el que los riesgos aumentan cada semana convierte a los activos inmobiliarios o al capital riesgo en una opción para diversificar y arañar rentabilidad a la cartera, pero no es gratis ya que exigen mucho a cambio.

    El mundo de la gestión de activos puede agruparse en tres patas: la renta fija, la renta variable y lo que se conoce como activos alternativos, un cajón de sastre que engloba desde la inversión en hedge funds hasta el sector inmobiliario pasando también por las materias primas. La explosiva combinación de riesgos geopolíticos en aumento, bajos tipos de interés, inflación creciente y valoraciones ajustadas en los mercados de renta variable, han provocado que ahora la pata que presenta las mejores expectativas de rentabilidad tanto a medio como a largo plazo sea la de activos alternativos. De hecho, BlackRock, la mayor gestora del mundo, acaba de elevar sus previsiones para todo lo que se incluye dentro de este amplio grupo conocido como activos alternativos y ahora pronostica unas rentabilidades anualizadas del 4% para el sector inmobiliario, del 5,1% para el capital riesgo, del 4,5% para las infraestructuras, del 0,7% para los hedge funds y del 2% para las materias primas. Por poner estas cifras en contexto, hay que tener en cuenta que su estimación para un inversor europeo que opte por la renta fija gubernamental es del -0,9% anualizado.

    Sin embargo, estas atractivas rentabilidades tienen también su letra pequeña, ya que muchas de ellas conllevan lo que se conoce en el mercado como una "prima de iliquidez". Es decir, muchas de ellas obligan a estar un determinado tiempo invertidos antes de permitir que el inversor recupere su capital y los intereses que haya generado esa inversión. Esto, y el hecho de que tanto los hedge funds como los fondos de capital riesgo o inversiones inmobiliarias implican en ocasiones inversiones mínimas muy elevadas, explica que los expertos solo recomienden su inclusión en las carteras a aquellos inversores que o bien son más institucionales -fondos de pensiones, aseguradoras...- o bien cuentan con patrimonios muy elevados y además tengan horizontes de inversión a muy largo plazo. "Tiene sentido en un patrimonio grande y, de hecho, los fondos de pensiones que son muy de renta fija sí se han visto obligados a renunciar a parte de su liquidez a cambio de tratar de obtener mejores rentabilidades", afirma Ignacio Perea, director de inversiones de Tressis. "Todo inversor que pueda incluir inversiones alternativas en su cartera debería hacerlo, pero éste no es el caso del inversor de a pie", afirma Paulo Gonçalves, analista de Banca March.

    De momento, son precisamente esos inversores institucionales de los que hablan estos expertos los que están recurriendo cada vez más a estas estrategias alternativas con el doble objetivo de tratar de conseguir una mejor rentabilidad en sus carteras y también de aumentar la diversificación de las mismas reduciendo el riesgo. De hecho, un reciente estudio de Mercer sobre planes de pensiones concluye que el 45% de los planes de pensiones ya tiene en cartera lo que llaman activos reales -inmobiliario-, frente al 41% que los incluía hace apenas dos años, aunque los mayores crecimientos han estado en activos como la renta fija alternativa, los hedge funds o las inversores multiactivo. Cifras todas ellas que atendiendo a varias encuestas se prevé que vayan en aumento.

    Por ejemplo, una encuesta realizada por Natixis a más de 2.000 asesores financieros de todo el mundo, concluye que el 73% recomiendan activos alternativos para mejorar la diversificación de las carteras y ayudar a mitigar el riesgo en un mercado cada vez más volátil. Otra, esta vez realizada por BlackRock a 224 inversores intitucionales, afirma que el 60% espera aumentar sus asignaciones a energía renovables e infraestructuras, el 48% a deuda corporativa privada, el 42% lo hará a activos inmobiliarios y el 20% a hedge funds. "En los últimos 12 meses, hemos visto cómo el apetito por el Capital Riesgo y por el Capital Riesgo Inmobiliario ha aumentado. En un entorno de tipos de interés aún reducidos, los inversores buscan rentabilidades de doble dígito para optimizar el perfil rentabilidad-riesgo de sus carteras", comenta Claire Roborel de Climens, responsable de Inversiones Alternativas y Privadas de BNP Paribas Wealth Management. "La inversión alternativa es utilizada cada vez más por los inversores institucionales para resolver una variedad de necesidades de diversificación, de ingresos y de gestión de riesgos. A pesar de que puede parecer convencional para algunos inversores, sigue siendo una clase de activos infrautilizada que podría ayudarles a cumplir los objetivos de rentabilidad de sus cartera", confirma Marisa Aguilar, responsable de Allianz Global Investors en Iberia, que este año ha completado su 50º operación de deuda de infraestructura.

    No es la única gestora en estar apostando por este tipo de activos en el actual contexto de mercado. Otros ejemplos se ven en firmas como Schroders, que en los últimos meses ha adquirido firmas como Algonquin, especializada en gestión hotelera; o Adveq, especialista en capital riesgo; Oddo que recientemente ha adquirió la gestora de capital riesgo ACG, o Natixis que se quedó con ATC Blue Capital, especializada en materias primas.

    Qué opciones tiene el pequeño inversor

    Además, cada vez son más las gestoras que buscan dar opciones para invertir en activos alternativos a inversores que no están dispuestos a asumir esa prima de iliquidez o que no cuentan con el patrimonio necesario para acceder de una manera directa. Por ejemplo, existen fondos que invierten en REITS para los que busquen acceso al mercado inmobiliario, productos que siguen estrategias de hedge funds pero con formato UCITS y liquidez diaria, e incluso en las últimas semanas se ha dado de alta en la CNMV Bewater, la primera gestora que invierte en compañías no cotizadas con una liquidez similar a la de un fondo.