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Goldman desmitifica la huida de bonos a bolsa por Trump

    <i>Foto: Getty</i>.

    José Luis de Haro

    Dentro de tan sólo 10 días, la Casa Blanca cambiará oficialmente de inquilino con la toma de posesión del presidente electo Donald Trump. El giro político que se cierne sobre Washington instigó desde el 8 de noviembre pérdidas importantes para la renta fija, caídas que deberían continuar a lo largo de este año.

    Aún así, los 100 puntos básicos acumulados por el bono americano a 10 años los últimos tres meses no es una señal que atisbe una rotación de activos desde la renta fija a la variable en 2017. Al menos eso considera David J. Kostin, estratega jefe de Goldman Sachs, que en un informe intentan desmitificar las "falsas noticias" sobre la posible espantada de muchos inversores del mercado de bonos.  

    "A pesar del fuerte aumento en las tasas de interés durante los últimos seis meses y una caída en el valor de mercado de los activos de deuda, esperamos una rotación mínima este año", señala Kostin, quien ofrece dos razones para justificar este hecho. En primer lugar alude a las restricciones normativas que limitan la habilidad de muchos inversores para deshacer posiciones en sus carteras desde el mercado de deuda a los de renta variable.  

    Al mismo tiempo, desde Goldman señalan que muchos de estos inversores cuentan con bonos que operan actualmente a su nivel más bajo de los últimos 30 años. "Estos activos de deuda pueden seguir cayendo, pero el resultado más probable es que se mantengan sin cambios y que los bonos como parte de un portafolio sólo caigan sólo en la medida que las acciones se aprecian", afirman desde el banco.  

    Para Kostin y su equipo, la Fed, que cuenta en su balance con 4,2 billones de dólares en bonos del Tesoro, no puede instigar ningún tipo de rotación en el mercado porque no le está permitido contar con activos de renta variable. De forma similar, las aseguradoras, que poseen alrededor de 3,2 billones de dólares en bonos corporativos, casi el 70% de sus portafolios, cuentan con restricciones y el coste de poseer acciones es demasiado alto como para justificar una resignación significativa fuera del mercado de deuda. 

    Los inversores que pueden deshacer posiciones dentro de sus carteras, como inversores individuales, fondos de pensiones o fondos mutuos, poseen 13 billones de dólares en bonos, alrededor de un tercio de los 41 billones que mueve el mercado estadounidense de deuda. Desde Goldman reiteran que pese a la fuerte alza de los tipos vista en la segunda mitad de 2016, las mutuas de fondos continuaron vendiendo acciones y comprando deuda en el tercer trimestre de 2016. Los fondos de pensiones siguieron siendo vendedores netos de renta variable estadounidense, siguiendo el patrón de los últimos 7 años.  

    En el caso de otros inversores, donde se incluyen a los individuales, fondos de cobertura u organizaciones sin ánimo de lucro, los expertos del banco consideran que sus movimientos son "residuales" y su compra y venta tanto de deuda como de acciones a veces sufre cambios bruscos de un trimestre a otro. Los economistas de Goldman observan que el bono del Tesoro a 10 años subirá hasta el 3% a finales de 2017, lo que implica un incremento de 60 puntos básicos. "Esto supondrá una caída del 4%, aproximadamente 500.000 millones de dólares, en el valor agregado del mercado de deuda en manos de mutuas de fondos, fondos de pensiones y otros inversores individuales", estiman.