Bolsa, mercados y cotizaciones
Un inversor se compraría un coche por lo que ahorra en comisiones
- El objetivo es encontrar un equilibrio entre rentabilidad y comisiones
Laura de la Quintana
Siguiendo la máxima de que rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras, lo mejor es encontrar un producto que, independientemente de cómo vengan los mercados, el coste que suponga para el bolsillo del inversor sea el más bajo posible a priori. En teoría, una comisión elevada sólo se justifica si la gestión y la rentabilidad que ofrece el plan de pensiones están a la altura. Y este no suele ser el caso en el mercado español.
Realicemos un ejemplo algo ficticio y exagerado (porque las comisiones deben estar vinculadas al grado de complicación de un producto, pero pueden servir para entender los excesos de un plan malo desde el punto de vista de la rentabilidad). Un inversor que haga una única aportación de 60.000 euros (sin ingresar nada más anualmente) en uno de estos productos vería mermada claramente su rentabilidad dependiendo de la comisión del plan en cuestión, llegando incluso a perder dinero al término de un periodo tipo -que hemos establecido- en diez años. Con una rentabilidad del 1,3% cada año durante una década -que es la media de la obtenida por todos los planes de pensiones domiciliados en nuestro país durante este periodo, según MorningStar-, la diferencia entre pagar la mayor comisión (del 1,5%) y la mínima (del 0,10%) supera los 9.500 euros. Este coste mínimo corresponde a los productos de ING Naranja 2020, Naranja 2030, y así hasta 2050, puesto que sus planes se contratan en función del momento en el que se jubile el ahorrador. Existen planes con una comisión cero, pero éstos no cuentan con un track record tan prolongado o carecen de rating de MorningStar por lo que han sido excluidos del cálculo.
Siguiendo con este caso práctico, un inversor que opte por la menor comisión -del 0,10%- obtendrá una plusvalía de 7.793 euros al décimo año, después de haber deducido unas comisiones por valor de 642 euros. Si optase, sin embargo, por la mayor comisión -del 1,5%- perdería 1.160 euros después de haber pagado más de 9.000 euros en comisiones a lo largo de los diez años.
"Lo adecuado es buscar un equilibrio entre rentabilidad y comisiones. Un plan de pensiones con bajas comisiones, pero de rentabilidad escasa, puede suponerle al ahorrador una pérdida de patrimonio", recalcan desde Deutsche Bank. Pero, ¿sabe realmente el inversor lo que está pagando? Según un estudio elaborado por ING, tan sólo un 5% de ellos conoce a ciencia cierta que está asumiendo un peaje por la gestión de sus planes. "Existe un alto desconocimiento", sostiene la firma, pues "un 42% ni siquiera es consciente de su existencia, otro 38% piensa que no las cobran en su caso y el 15% restante cree que son cero". Fernando Luque, editor jefe de MorningStar, reconoce que el único motivo que "ha influido" para que hayan bajado este año las comisiones es que "ahora sí existe una imposición legal (de máximo el 1,5%)" y, aún así, siguen siendo en muchos casos "excesivas". Aunque la nueva regulación incide, sobre todo, en dos errores: no hace distinción entre categorías -de renta fija, mixtos, renta variable, etc.- que no deberían ser igual de caros porque no tienen tampoco el mismo riesgo ni gestión; y, además, ha dejado de lado a gran parte de los inversores conservadores (que son mayoría en España), que ya pagaban menos del máximo antes de esta ley "y, por tanto, no se han beneficiado de nada", concluye Luque.
Pero el inversor ha empezado a tomar conciencia de lo que le va a costar mantener durante tantos años un producto como los planes, y de ahí que esté buscando menores comisiones. Según datos de Inverco a cierre de 2015, los ahorradores traspasaron 15.844 millones de euros a otra entidad. Esto supuso un 23% del patrimonio total que mueven estos planes y un 22% más de los 13.600 millones que se movilizaron en 2014.
El ahorrador conservador gana más
Paradójicamente, y en contra de lo que se pueda pensar dada la recuperación de las bolsas desde la crisis de 2008, los planes más rentables a lo largo de la última década son también algunos de los más conservadores. Los planes garantizados (aquellos que aseguran, como mínimo, la inversión inicial) son también los más rentables de la década, al ofrecer un retorno del 2,14%. Siguiendo con el ejercicio práctico anterior, en base a un capital de 60.000 euros, si el inversor asumiera un peaje del 1,5% -el máximo que cobran algunos productos de la categoría- al rescatar su plan obtendría unos 3.100 euros más. Si, por contra, seleccionara un producto con un coste del 0,3% anual -el mínimo de la rama- su beneficio alcanzaría los 12.000 euros, la mayor plusvalía de todas las categorías. En el lado opuesto, aquellos invertidos en renta variable ofrecen un retorno anual del 0,26% -media de la década- durante ese mismo periodo. Y, se pague lo que se pague por comisiones, el ahorrador perdería dinero: desde los 244 euros que se dejaría en un plan con comisión del 0,3% (mínimo) a una minusvalía de 7.600 euros pagando un coste del 1,5% al término de los diez años.
Fíjense si es importante saber elegir que la diferencia entre el mejor producto de la década por rentabilidad y el peor es de 100.000 euros. Es el caso de dos garantizados: Caser Julio 2021 PP, que ha conseguido duplicar los 60.000 euros de inversión, y CaixaBank Solidez I PP, con pérdidas de 37.000 euros.