Bolsa, mercados y cotizaciones
Zarpazo de la renta fija: causa pérdidas del 3% en un mes
Cristina García
La adicción de la deuda pública a los estímulos de los bancos centrales es cada vez más obvia. Cualquier señal que invite a pensar en su retirada tiene el mismo final: ventas en el mercado de deuda. Detrás de las de hoy se encuentran, por un lado, el primer dato de PIB de Reino Unido tras el Brexit, mejor de lo esperado, y las declaraciones realizadas en los últimos días por Mario Draghi, presidente del BCE, acerca de que los tipos no pueden estar en torno al 0% indefinidamente. Pero la huida de este activo no se limita a hoy, desde el 30 de septiembre, cuando el bono español empezó a tensionarse desde el 0,88%, la deuda pública europea arroja pérdidas medias del 3%.
La presión ha llevado el interés de los bonos gubernamentales de España a máximos de julio; a los de Italia y Francia, a niveles de abril; y a los de Alemania, Reino Unido y Estados Unidos a umbrales no vistos desde mayo. Hasta hace relativamente poco, el mercado descontaba con certeza que el BCE seguiría siendo su principal sustento. Pero el escenario ha cambiado en las últimas semanas, al introducirse una nueva incógnita: ¿Qué pasará cuando acabe el QE, en marzo? ¿Seguirá comprando bonos a un ritmo de 80.000 millones o reducirá el importe (el famoso tapering)?
"Esta semana hemos tenido declaraciones de Draghi y del Bundesbank que vuelven a generar incertidumbre. Draghi comentó el martes que los tipos de interés no pueden estar en torno al 0% indefinidamente y desde ayer circulan rumores de que el Bundesbank está presionando al BCE para que no prolongue el QE ni lo aumente a partir de marzo", explican desde Unicorp. "Estas noticias", continúan, "están generando presión sobre la rentabilidad de los bonos".
Anders Moller, analista de Danske Bank, coincide al señalar en declaraciones a Bloomberg que "aunque la mayoría piensa en que habrá una extensión del QE, el miedo potencial se debe a que en algún momento podrían llegar señales de que el QE pueda ser más pequeño".
La razón por la que el Bundesbank estaría presionando al BCE, aclaran en Unicorp, se encontraría en los últimos datos macro publicados por Alemania. Tanto las exportaciones como importaciones, el IPC, la encuesta ZEW de hace una semana y el IFO de este martes mejoran respecto a lecturas anteriores, "lo que anticipa buenos datos de inflación y PIB del tercer y cuarto trimestre del año".
Prácticamente en el último mes el bono alemán a 10 años deja pérdidas latentes del 2,8% en cartera al pasar del -0,11% al 0,17%. En línea con el resto de referencias europeas, con la excepción de Portugal. Desde que DBRS mantuviese su rating el pasado viernes y, por tanto, sigue con acceso al programa de compras del BCE, sus bonos se han desligado de las ventas que acompañan al resto de Europa y que ocasionan minusvalías de hasta el 4% en el caso de la deuda de Reino Unido.
Allí los inversores ponen el foco en el Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés) y en el hecho de que el dato de PIB de hoy haya sido mejor de lo esperado, pese al Brexit. Su economía crece a un ritmo del 0,5%, lo que aleja, para el mercado, cualquier posibilidad de que el BoE realice otro recorte más en el precio oficial del dinero.
Estados Unidos tampoco se escapa
La vorágine traspasa Europa. Como en el resto de referencias europeas, las ventas llegaron al otro lado del Atlántico y la rentabilidad del bono americano a 10 años escaló a máximos de cinco meses, al tocar el 1,85%. Para apreciar la magnitud, el repunte de su interés se ha traducido en pérdidas de casi el 2% en apenas de un mes. Allí se ve aún más cerca un nuevo movimiento al alza en los tipos de interés por parte de la Reserva Federal: el 73% de los encuestados por Bloomberg cree que ocurrirá en la reunión de diciembre.