Bolsa, mercados y cotizaciones

La adictiva dependencia entre los mercados y la Fed aumenta el riesgo de burbujas


    José Luis de Haro

    Las miras de los operadores están puestas ya en el Simposio de Jackson Hole, en Wyoming, donde la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, hablará públicamente el próximo viernes. Palabras que serán diseccionadas por el mercado en busca de esclarecer si realmente el banco central estadounidense baraja la posibilidad de subir los tipos el próximo 21 de septiembre. 

    Durante la semana pasada el presidente de la Fed de Nueva York, William Dudley, su homólogo en la Fed de Atlanta, Dennis Lockhart y John Williams, presidente de la Fed de San Francisco, ya avisaron que la próxima vuelta de tuerca monetaria se encuentra cada vez más cerca.

    Este fin de semana, Stanley Fischer, vicegobernador de la Fed, se sumó al grupo de dóciles halcones que comienza a revolotear dentro del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés). El alto funcionario indicó en un discurso en Colorado que la Fed está cercana a alcanzar sus objetivos, a pesar de señalar que la inflación principal de precios de junio, del 1,6%, aún está distante del objetivo del 2%. Fischer destacó que el empleo ha continuado creciendo, y la tasa de desempleo está cercana a la mayoría de estimaciones de su tasa natural.

    Un hecho que algunos interpretan como una forma de comenzar a calentar motores para una subida de tipos en diciembre. Recordemos que el consenso del mercado llegó a retrasar la próxima subida de tipos hasta bien entrado el año que viene. Sin embargo, volviendo a poner la posibilidad de un incremento de 25 puntos básicos en la reunión del próximo mes, los miembros de la Fed elevan implícitamente las expectativas de los inversores en diciembre.

    Según el indicador FedWatch que elabora la Bolsa Mercantil de Chicago (CME, por sus siglas en inglés), sólo el 18% de los operadores considera que habrá subida en septiembre. Dicho esto, las probabilidades con respecto a la jornada del viernes, cuando sólo el 12% esperaba un movimiento en este sentido, han aumentado marginalmente. Si miramos a las probabilidades para el encuentro de 14 de diciembre, asumiendo que no habrá subida el 2 de noviembre ya que dicha reunión carece de rueda de prensa posterior por parte del Yellen, podría decirse que más del 50% del mercado espera para entonces una subida de 25 puntos básicos.

    Entre este enrevesado análisis de expectativas, algunos expertos consideran que la dependencia creada entre los mercados y la Fed se ha convertido en un riesgo negativo. Al fin y al cabo, la puntillosa gestión de la economía y el exceso de proyecciones ofrecidos por el banco central estadounidense ha generado distorsiones que eventualmente "pueden detonar ajustes bruscos". Al menos eso piensa Athanasios Vamvakidis, estratega de Bank of America Merrill Lynch que en su último informe que la Fed "ha ganado un excesivo nivel de credibilidad" a medida que su comunicación "se ha vuelto confusa e inconsistente".

    En este sentido, desde el banco estadounidense critican la tóxica dinámica generada entre los mercados, que sólo se centran en la Fed en lugar de la coyuntura económica, y el banco central estadounidense, que presta excesiva atención a los mercados y parece dejar de lado las proyecciones. "Esto puede acabar desembocando en la creación de burbujas que explotan a medida que la realidad hace acto de presencia de forma inevitable", avisa Vamvakidis.

    Hasta la fecha, la mayor economía del mundo se ha acomodado en un "momento dulce", donde los datos macro han sido mixtos, algo que ha alimentado una dinámica positiva entre los mercados y la Fed. Aún así esta relación puede demostrarse insostenible a medida que la actividad económica gana impulso, especialmente en términos inflacionistas. Como ya demostró la sondeo que realiza BofAML entre los gestores a nivel global, los presión al alza en los precios es uno de los riesgos de cola que más preocupa a los inversores.

    Si las presiones al alza de la inflación aumentaran en los próximos meses, la Fed se vería obligada a endurecer su política monetaria más rápido de lo que los inversores esperan, pese a la volatilidad bursátil que este hecho generaría en los mercado. "Este sería un escenario negativo, ya que el banco central se vería obligado a centrarse más en la economía doméstica que en los mercados globales", aclara el estratega de BofAML, quien cualquier tipo de sorpresa al alza en la inflación será negativa para el cruce entre el euro y dólar así como para las divisas emergentes.