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Trump, Yellen y las rencillas en el seno de la Reserva Federal

    En la imagen la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen.

    José Luis de Haro

    La presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, cuenta con una ardua tarea por delante. Mientras al término de la última reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés), la máxima funcionaria del banco central estadounidense agasajó al mercado con un tono mucho más relajado de lo previsto, durante las últimas jornadas las distintas declaraciones de sus colegas comienzan a generar cierto nerviosismo entre los operadores.

    Según el indicador FedWatch que elabora la CME, las probabilidades de una subida de tipos de 25 puntos básicos el próximo 27 de abril se reducen tan sólo al 13,9%. Las probabilidades de que esto ocurra en el 15 de junio ascienden hasta el 38,3%. Expectativas que durante las últimas sesiones se han visto modificadas por las declaraciones de distintos presidentes regionales de la Fed.

    Desde Patrick Harker, presidente de la Fed de Filadelfia, a John Williams, su homólogo en la Fed de San Francisco, pasando por Dennis Lockhart, de la Fed de Atlanta, o la propia Esther George, la presidenta de la Fed de Kansas City, quien fue la única que votó en contra de mantener los tipos entre el 0,25% y el 0,50% hace un par de semanas, han mostrado su disposición de subir tipos en abril.

    Recordemos que en el FOMC, formado por 17 miembros, no todos los funcionarios representados cuentan con derecho a voto. En el ciclo actual, los representantes con derecho a voto más inclinados a respaldar un fortalecimiento de la política monetaria en EEUU son, además de George, James Bullard, presidente de la Fed de San Luís, y Loretta Mester, presidenta de la Fed de Cleveland. Otros, como la vicegobernadora de la Fed, Lael Brainard, ex funcionaria del Departamento del Tesoro, siguen presionando para mantener una política monetaria extremadamente acomodaticia.

    De ahí que en estos momentos, las proyecciones del propio banco central impliquen un máximo de dos subidas de tipos este año. Sin embargo, el momento en que se produzcan es crucial. Pese a que la Reserva Federal es un órgano independiente, políticamente hablando, las iniciativas republicanas que buscan su auditoría no son ninguna novedad.

    Tampoco supone ninguna sorpresa que los candidatos republicanos que lideran las primarias, el multimillonario Donald Trump y el senador de Texas, Ted Cruz, apoyen este tipo de planes. "Es importante auditar la Fed", afirmaba el empresario el pasado 22 de febrero. Previamente, Trump acusó a la Fed de estar politizada y a Yellen de no querer subir los tipos por petición del presidente demócrata, Barack Obama. El jueves, el New York Post, respaldaba la tesis de que la Fed no sube tipos para apoyar a los demócratas.

    En un momento en que la economía de EEUU crece a un ritmo del 1,4% según el indicador GDPNow que elabora la Fed de Atlanta, un endurecimiento de la política monetaria podría debilitar la actividad económica durante los próximos meses. Si tenemos en cuenta que la marcha de la economía es uno de los factores más importantes a la hora de acudir a las urnas (el tema más importante para el 39% de los ciudadanos según Gallup), una ralentización de la actividad económica jugaría a favor del candidato republicano, que en estos momentos señala a Trump como el favorito según avanzan las primarias.

    Desde S&P Capital IQ, su estratega jefe, Sam Stovall, estima que pese a que Yellen dejase la puerta abierta a una subida de tipos en abril, "la baja inflación seguirá presente y el FOMC no moverá ficha el mes que viene pese a que el nivel de empleo y las manufacturas sigan mejorando".

    Según explica Stovall, la bolsa debería apoyar al candidato demócrata, que en estos momentos apunta a Hillary Clinton, ya que el S&P 500 ha subido una media de un 6,1% durante el cuarto año de un ciclo presidencial desde 1948. Además, las acciones de pequeña capitalización han subido una media de un 10,9% desde 1980. En estos momentos, el Dow Jones se mantiene plano desde comienzos de año, con una ligerísima caída del 0,02%, mientras el S&P 500 acumula caídas del 0,84%.