Bolsa, mercados y cotizaciones

Los dividendos con la llama más alta ante una deuda que se apaga


    Isabel Blanco

    Uno de los mitos que se ha encargado de desmontar la crisis en los últimos años es que la renta fija no es fija. Con la deuda se puede perder dinero y, sobre todo, también puede estar sometida a mucha volatilidad como ha ocurrido este año.

    Estos vaivenes se han unido con los bajos cupones que están ofreciendo los bonos en un escenario en el que los tipos siguen prácticamente nulos en Europa, por lo que los inversores han visto cómo ese activo que antes les proporcionaba grandes ganancias se ha ido apagando.

    Sin ir más lejos, en las últimas semanas el Tesoro ha vuelto a colocar deuda pública a corto plazo con intereses negativos y en los últimos días la rentabilidad de los bonos españoles a 10 años ha retrocedido en mercado hasta niveles de mayo, en el 1,52 por ciento, ante la expectativa de nuevas medidas expansivas del Banco Central Europeo (BCE) en la reunión del próximo 3 de diciembre. En este contexto, incluso los inversores más fieles a la renta fija comienzan a mirar hacia alternativas a una deuda con la que resulta difícil ganar dinero.

    Para aquellos acostumbrados a recibir periódicamente los cupones de las letras y los bonos, los dividendos que pagan las compañías vuelven a lucir como una de las opciones más claras, que, lejos de consumirse, brillará más en los próximos años.

    "En los momentos que nos encontramos, en una planificación de inversiones, es mejor estar en acciones que repartan dividendos en forma de efectivo que en deuda con reparto de cupón", considera Ernesto Getino, CEO y director de inversiones de Getino Finanzas EAFI. ¿El motivo? "Los precios de la deuda en algunos activos están caros y la rentabilidad cercana a tipos cero", argumenta. "Con un contexto de tipos en Europa a la baja y depresión generalizada de la deuda a cuenta de una ampliación del QE, la inversión por dividendo es para muchos inversores un sustituto eficaz de la falta de cupones", comparte Javier Flores, de Asinver.

    Para encontrar rentabilidades interesantes en la deuda gubernamental española hay que estar dispuesto a invertir a muy largo plazo. "Para ganar un 2 por ciento con el bono español hay que irse a 15 años. Y mantener la inversión durante tantos años supone que la volatilidad que tendrá el bono será similar a la renta variable", explica Miguel Ángel Paz, director de gestión de Unicorp. Esta volatilidad será consecuencia de los cambios que sufrirá el precio del dinero en los próximos años. "Un movimiento de tipos del 1 por ciento tiene un efecto en la duración que implica una caída del 15 por ciento en el precio del bono", dice el experto.

    Volatilidad a cambio, además, de rendimientos muy bajos. Ante la subida de precios que han protagonizado los bonos, la rentabilidades que puede conseguir un inversor han menguado, ya que ahora se compran los títulos más caros. La deuda española con vencimiento en julio de 2032, por ejemplo, paga un cupón del 5,75 por ciento, pero, por el precio al que cotiza, la rentabilidad real que obtiene el inversor ronda el 2,1 por ciento.

    Si se miran los bonos a corto plazo el panorama es desolador. Un bono español que venza en 2017 cotiza con rentabilidades negativas del 0,03 por ciento, pese a que algunos pagan cupones del 5,5 por ciento. Estos rendimientos distan mucho de los que ofrecen los dividendos de la bolsa española, con una media superior al 4 por ciento.

    Ahora bien, no es sencillo encontrar empresas con rentabilidades por dividendo atractivas que, además, cuenten con buenas recomendaciones de los bancos de inversión en España y que no se acojan a fórmulas de retribución dilutivas el scrip dividend. Saeta Yield, Naturhouse, Enagás, Gas Natural y Europac cumplen todas estas condiciones. Algo más fácil resulta esta búsqueda entre las grandes cotizadas de la zona euro, donde cinco compañías del EuroStoxx -ING, Engie, Total, Axa y Daimler- con recomendaciones de compra repartirán dividendos superiores al 4 por ciento en 2016.

    Entre las grandes de la zona euro

    En Europa, ING corona los altos dividendos con una recomendación de compra. La entidad, que suspendió la retribución entre 2008 y 2014, ha vuelto a remunerar este año tras terminar de devolver al Estado holandés la ayuda de 10.000 millones de euros con la que fue rescatada, y los expertos prevén mejoras en los próximos ejercicios. De momento, para 2016 ya ofrece una rentabilidad del 6,3 por ciento.

    También Engie -la antigua GDF Suez- tuvo que recortar el dividendo el año pasado, pero las firmas de inversión prevén que después de la caída de beneficios de los últimos años, en 2016 volverá a ganar más de 3.000 millones de euros que le permitirán elevar la retribución. Y, pese al tijeretazo, su dividendo aún renta un 6 por ciento.

    Con más de un 5 por ciento remunera otra firma francesa del EuroStoxx: Total. A pesar de que la sostenibilidad de los dividendos del sector petrolero se ha cuestionado fuertemente tras la caída de los precios del crudo, Total es una de las empresas que mejor resiste en el parqué -sube un 9,6 por ciento en el año- y los expertos no temen recortes en la retribución. Otras de las empresas que está saliendo airosa del castigo a su sector es Daimler. La alemana se ha consolidado como la mayor automovilística cotizada europea tras el desplome de Volkswagen y ofrece un dividendo del 4,2 por ciento.

    Además de los pagos, no hay que olvidarse de los precios. "Nos tenemos que fijar en compañías con PER [veces que el precio recoge los beneficios] bajos y una rentabilidad por dividendo en torno al 4 ó 5 por ciento", apuntan desde Getino Finanzas EAFI. Así, entre dos altos dividendos como los de Axa y Allianz, la primera sale vencedora por PER, pese a que cotiza en máximos de 2007, y por recomendación. Ofrece un 4,4 por ciento y el inversor paga 10,7 veces las ganancias previstas para el próximo año.