Bolsa, mercados y cotizaciones

Mientras todos miran las estrellas, el futuro se esconde bajo el mar

  • Más del 80?% del lecho oceánico sigue sin cartografiarse con detalle.
  • En la oscuridad abisal, yacen metales raros, organismos aún desconocidos con potencial farmacéutico, cables que conectan Internet, y nuevas formas de energía
  • Mientras Occidente sigue soñando con Marte, China ya está desplegando bases submarinas permanentes en las profundidades del mar
Los tesoros escondidos y aún no descubiertos debajo del mar

Joan Cabrero
Barcelona,

Durante décadas, la humanidad ha dirigido su mirada al cielo, deslumbrada por la inmensidad del universo. Colonizar Marte, habitar la Luna, minar asteroides. Soñamos con escapar hacia arriba, mientras ignoramos que el verdadero tesoro quizá se esconde debajo de nuestros pies, o mejor dicho, bajo nuestros océanos.

Porque si el espacio es la última frontera, el fondo marino sigue siendo la primera que nunca terminamos de explorar. Más del 80?% del lecho oceánico sigue sin cartografiarse con detalle. Y sin embargo, ahí abajo, en la oscuridad abisal, yacen metales raros, organismos aún desconocidos con potencial farmacéutico, cables que conectan Internet, y nuevas formas de energía que podrían redefinir la civilización tal como la conocemos.

Ahora que el planeta comienza a comprender que el litio se agota, que el acceso a tierras raras se convierte en un campo de batalla geopolítico y que el reloj del cambio climático avanza sin pausa, el fondo del mar emerge como el próximo escenario de disputa, innovación y riqueza. Y como suele suceder en estos casos, China ha sido la primera en mover ficha. Mientras Occidente sigue soñando con Marte, el gigante asiático ya está desplegando bases submarinas permanentes en las profundidades del mar de China Meridional. Estaciones de investigación que algunos describen como las "ISS del abismo", listas para conquistar los secretos que esconde el silencio azul.

¿Quién necesita mirar al espacio cuando el verdadero universo aún desconocido está justo debajo de nosotros? Quizá, cuando el polvo de estrellas se disipe, descubramos que el futuro, como siempre, estaba más cerca de lo que creíamos. Sumergido. Esperando.

Quizá, en el fondo, mirar a las estrellas siempre nos ha servido para soñar con escapar. El cielo ha sido el refugio de nuestras preguntas sin respuesta, el espacio donde proyectamos futuros lejanos para no afrontar los desafíos cercanos. Pero el verdadero cambio, el que puede transformar nuestras vidas, no siempre llega desde arriba, ni brilla. A veces está cubierto de oscuridad y presión, escondido bajo kilómetros de agua, esperando que alguien tenga el valor de descender. La disrupción no siempre se anuncia con cohetes, a veces llega en silencio, desde lo profundo.

A continuación, les indico cuatro compañías cotizadas que ya están explorando ese océano como quien pisa otro planeta. Algunas pertenecen a industrias maduras que buscan renovarse. Otras están abriendo caminos completamente nuevos. Y una de ellas, aún privada, la tengo ya bajo vigilancia para futuras semillas de mi Cartera Disruptiva.

The Metals Company (TMC, Nasdaq)

Propone extraer metales críticos como níquel, cobalto y manganeso directamente del fondo marino mediante la recolección de nódulos polimetálicos en la Zona Clarion-Clipperton del Pacífico. Promete una alternativa a la minería terrestre, esencial para la transición energética. Su tecnología despierta tanto entusiasmo como escepticismo regulatorio, pero su narrativa de "metales limpios desde el mar" ya atrae capital y atención geopolítica.

Técnicamente, todo apunta a que es cuestión de tiempo que la cotización se dirija a atacar la zona de los 15 dólares, que marcó como altos históricos en 2021. Desde los niveles actuales en torno a los 5 dólares, estaríamos hablando de triplicar su precio. Ese sería solo el objetivo mínimo en un viaje que, en mi caso, está pensado a 20 o 25 años vista. Por su perfil disruptivo, la veo como una seria candidata a formar parte de la Cartera Disruptiva que gestiono para mis mellizos.

The Metals Company (TMC, Nasdaq)

Fugro (FUR, Bolsa de Ámsterdam)

Ingeniería holandesa al servicio del abismo. Fugro es líder en geotecnia, cartografía submarina y exploración remota mediante drones y vehículos autónomos. Su trabajo es invisible pero imprescindible: desde tendidos de cable hasta plataformas de energía renovable marina, Fugro es quien traza el mapa para que otros puedan conquistar el terreno.

Desde el punto de vista técnico, me gusta el hecho de que haya corregido hasta la zona de soporte teórico que representa el desandar entre el 61,80 y el 78,60% de Fibonacci de toda la subida que nació en los mínimos de 2020 en los 3,80 euros y que llevó al título el año pasado a los 25,75. Una caída a la zona de los 10 euros me parece una oportunidad interesante para valorar poner un pie, en busca de alzas que en próximos años podrían llevar a Fugro a recuperar niveles donde cotizaba hace tres lustros, en torno a los 80 euros.

Fugro (FUR, Bolsa de Ámsterdam)

Oceaneering International (OII, NYSE)

Veterana en el mundo de la robótica submarina, desarrolla y opera vehículos ROV que trabajan a grandes profundidades. Aunque nació ligada al petróleo offshore, su tecnología se está reorientando hacia sectores clave como la energía eólica marina, la infraestructura submarina inteligente y las nuevas formas de extracción de recursos. Un puente entre la vieja industria y el nuevo océano azul que emerge.

Operativamente, considero que lo óptimo sería esperar a ver si el mercado nos ofrece un regalo como sería una vuelta del título a la zona de los 15,50 dólares, que probablemente coincidiría con la base del canal que viene guiando las subidas durante los últimos años. En ese entorno sí sería partidario de comprar, en busca de un movimiento alcista que podría llevar al valor a recuperar los máximos de hace una década en torno a los 84 dólares.

Oceaneering International (OII, NYSE)

Ocean Infinity (privada, en vigilancia)

Conocida por su flota de barcos no tripulados y robots autónomos, esta empresa privada ya ha participado en misiones de búsqueda de aviones y exploración de zonas remotas del océano. Aunque aún no cotiza, su futura salida a bolsa podría ser un hito. Algunos ya la llaman el SpaceX del mar. Por su potencial disruptivo, la tenemos bajo estrecha vigilancia para futuras semillas de la Cartera Disruptiva que gestiono a largo plazo para mis hijos. Si finalmente debuta en el parqué, puede ser una de esas joyas raras que uno siembra y deja crecer.