Bolsa, mercados y cotizaciones
El gran sueño del BCE nace herido: la parálisis bloquea el asalto mundial del euro… pero hay un rayo de esperanza
- Lagarde declaró que el euro podía sustituir al dólar como reserva global
- Cien días después la moneda continental sigue estancada en los mercados
- La demanda y la oferta de bonos sí están viendo avances hacia el 'sueño de Lagarde'
Álvaro Moreno, Julio De Manuel Écija
En una intervención en el Centro Jaques Delors en Berlín, Christine Lagarde protagonizó hace 100 días un momento histórico. La presidenta del BCE verbalizó por primera vez que, mientras los inversores huían masivamente del dólar con el caos provocado por Trump, el euro podía emerger como el gran ganador y que, si se tomaban las medidas adecuadas, podría arrebatar parte del 'beneficio exorbitante' al billete verde y convertirse en un verdadero rival para este. "En un mundo fracturado el euro puede convertirse en una alternativa real al dólar. Un sistema global basado en su moneda sentó la bases de un florecimiento y expansión de las finanzas, algo que benefició a la UE, pero hoy se fractura".
La francesa puso entonces sobre la mesa todas las ventajas que tendría que el euro tomase parte de ese reinado caído por parte de Washington. Ya no son solo los ingresos por señoreaje (beneficios directos por emitir una moneda con más demanda ya que se puede imprimir más sin inflación). También señaló que un euro dominante traería una bajada instantánea de tipos de interés, es decir, que las empresas de toda la región podrían pedir dinero prestado a menor precio, un impulso económico directo.
Sin embargo, la presidenta del BCE señaló que para lograr un futuro con un euro ganando terreno tendrían que darse pasos decisivos… que no se atisban en datos ni en medidas políticas ya pasados 100 días desde aquel discurso. Ya no solo son las cifras nuevas, que tendrían que haberse visto reforzadas, sino que las buenas tendencias que venían desde el año pasado en muchos casos se han visto frenadas. Además, la necesidad de diversas reformas políticas que terminasen de impulsar el euro han chocado contra diversos muros políticos que la han paralizado. El único rayo de esperanza se filtra en el mercado de bonos de la UE, donde sí parecen estar dándose las condiciones para el que el 'sueño de Lagarde' se materialice poco a poco.
El euro no gana cuota mundial en las reservas
El Fondo Monetario Internacional estima que las reserva totales de dólares por parte de los bancos centrales han retrocedido ligeramente, pasando de representar el 57,79% del total al 57,7%. Un leve descenso que se debe al efecto cambiario, no a que los bancos centrales hayan vendido dólares. "La apreciación de las otras monedas en las reservas frente al dólar es lo que explican esto; si los tipos de cambio se hubieran mantenido, nada habría cambiado", explica el mismo FMI en su informe relativo al segundo trimestre. Este es el motivo por el que las tenencias de euros aumentaron del 19,84% al 20,06%. Es decir, los bancos centrales no han acudido de forma general a comprar euros.
Para entender la situación, según el registro de Coffer, la libra esterlina y un conjunto de otras monedas de baja relevancia aumentaron de forma más clara su presencia en las reservas de los bancos centrales del mundo, con un aumento del 0,46% de la divisa británica y del 0,28% de las otras divisas frente a un escaso 0,22% del euro.
"Algunos países han estado explorando activamente alternativas a los sistemas tradicionales de pago transfronterizo"
Esta tendencia rompe con una subida del euro de forma sostenida durante el último año especialmente debido a que los bancos centrales de países emergentes como India o potencias como China, viendo las sanciones a Rusia, habían querido reducir la exposición de sus activos al dólar, premiando al euro. Según un informe de ING, "pese a que la diversificación sigue siendo positiva, la participación del euro en las reservas mundiales ha dejado de crecer tras un sólido 2024". La firma neerlandesa señala que que el foco se ha puesto más en los mercados emergente y que son estos los que están demandando más euros… una demanda insuficiente para justificar una rotación.
El pobre desempeño de la moneda continental en su pugna contra el dólar ha llevado a que el euro tenga un competidor inesperado: el oro. El propio Banco Central Europeo publicó un análisis en el que admite que el metal noble ha superado por primera vez en la historia al euro como activo de reserva global. "Con el precio del oro alcanzando nuevos máximos, el peso del oro en las reservas extranjeras mundiales a precios de mercado alcanza el 20%, superando la participación del euro del 16%".
Los bancos centrales continúan acumulando oro a un ritmo récord. En 2024 incrementaron sus reservas en 1.000 toneladas más, situando los depósitos mundiales en niveles de los años 60, antes de que el patrón oro fuera definitivamente desechado por Nixon en 1973. "Algunos países han estado explorando activamente alternativas a los sistemas tradicionales de pago transfronterizo. Existe evidencia de un vínculo entre las alineaciones geopolíticas y los cambios en los patrones de facturación monetaria en el comercio mundial, en particular desde la invasión rusa de Ucrania", indica el informe del BCE.
El comercio tampoco repunta
Los datos de comercio no han sido mucho mejores. El dólar es el gran dominador con la mitad de las transacciones del planeta denominadas en esta divisa. Este era el gran premio que podría ganar el euro con los aranceles. Ante unos gravámenes disparados el euro podría emerger como una divisa más poderosa de lo que era y demandada en un mundo en el que EEUU pierde protagonismo en el comercio mundial. Esto no ha sucedido y de hecho, la participación del euro en las transacciones se ha estancado en lo que va de año, según los registros de SWIFT.
Para empezar no se han reducido precisamente las transacciones en dólares que, a julio de de 2025, rozaban el 48% del total. Esto es un aumento leve respecto al 47,8% de julio de 2024 y el 46,6% de julio de 2023. De hecho este 2025 se ha navegado por zona de máximos desde 2019. Por su parte, en julio de 2025 el euro suponía cerca de un 23,11% de todas las transacciones del planeta, siendo la segunda divisa más utilizada. Un paso adelante respecto al 21,58% de julio de 2024 y mejor que en 2023… pero por detrás de las cifras que llevaba logrando desde 2020. De hecho en 2021 algunos meses el uso del euro llegó a superar al dólar, algo que ahora parece muy lejano. En mayo de aquel año las transacciones en euros fueron el 39% del total a nivel mundial frente al 38,25% de los dólares. También fueron peores que en prácticamente toda la década de los 2010-2020.
Detrás de esto estaba la menor confianza generada por las bolsas europeas y su economía. Sin embargo, desde Atlantic Council dicen que hay que poner siempre de manifiesto las cifras de transacciones de euros que "probablemente sean menores de lo que parecen". Según el think tank, la mayoría de pagos internacionales del euro se deben a transacciones entre bancos dentro de la zona del euro, concretamente el 57% del total. Las transacciones verdaderamente internacionales que utilizan el euro (en las que al menos un banco iniciador o receptor se encuentra fuera de la eurozona) representan solo el 43 % del total de transacciones en euros. En consecuencia, excluyendo las transacciones en euros dentro de la eurozona, la participación del euro en las transacciones verdaderamente internacionales sería de solo entre el 8% y el 12%. En resumen, un verdadero sorpasso es algo realmente lejano. Fuera de Swift, los datos del BCE apuntan a un papel internacional del euro del 19%.
En la deuda sí empiezan a verse brotes verdes
Donde sí está encontrándose el euro una tierra fértil es en las emisiones de deuda. Los inversores compran con avidez títulos de los países europeos, la mayoría clasificados como AAA por las agencias de ratings. Este año, la Unión Europea emitirá 160.000 millones de euros en bonos para financiar los proyectos continentales, desde la ayuda a Ucrania y la militarización hasta los planes financieros de los Balcanes. La primera mitad del año fue un absoluto éxito de peticiones.
Por países, Alemania sigue llevando la batuta al considerarse la referencia continental. Con la suspensión de la regla de gasto constitucional, Berlín se prepara para el proceso de endeudamiento más alto de las últimas décadas. En vez de unas emisiones anuales de unos 130.000 millones de euros, con el freno de la deuda eliminado, el país teutón podrá inundar el mercado para financiar un plan de 500.000 millones de euros.
Más de la mitad de la deuda de alta calidad en el planeta está denominada en euros. Según estimaciones de ING, en el segundo trimestre de este año aumentaron las compras extranjeras de deuda y acciones de la zona del euro. Los diferenciales de la deuda soberana, supranacional y de agencias de la UE se mantienen ajustados y sugieren una fuerte demanda. Los inversores extranjeros compraron alrededor de 186.000 millones de euros en deuda en euros y aproximadamente 46.000 millones de euros en acciones entre mayo y junio, lo que reforzó el apoyo a la moneda.
En los mercados de renta fija, la emisión en euros sigue creciendo (aunque a la zaga del dólar), con colocaciones considerables en las economías emergentes. El euro sigue siendo la segunda divisa más utilizada en los mercados internacionales de renta fija, con una cuota del 38,7% en el primer trimestre de 2025 La base de emisores es cada vez más amplia, con actividad destacada en Asia, Latinoamérica y Oriente Medio.
La política no acompaña
Las palabras de Lagarde sobre una batería de reformas recordaban a los informes de Enrico Letta y Mario Draghi presentados el año pasado ante las autoridades europeas. Lagarde, Letta y Draghi planteaban, grosso modo, que hacía falta una mayor integración económica y política. Desde una unificación completa del sistema bancario hasta un supervisor financiero único pasando por la promoción de sectores estratégicos. Todo ello redundaría en una economía fortalecida.
Para la presidenta del BCE y los exmandatarios italianos, uno de ellos predecesor de Lagarde, el punto más importante era el proceso de toma de decisiones en Bruselas. Los tratados de la Unión Europea fuerzan en multitud de decisiones políticas la unanimidad de los países. En la práctica suponen un lastre para avanzar en proyectos económicos, que favorezcan la eurización de la economía internacional. A pesar de la guerra en Ucrania y la llegada de Trump a la Casa Blanca, el sistema de decisiones sigue intacto, provocando fracturas internas y tensiones entre los Estados miembro; y no hay previsión de que se reforme.
Las noticias inquietantes que llegan de algunas capitales europeas refuerzan las dudas de los inversores por una 'revolución eurizadora' de la economía o una política internacional proactiva con las dos potencias de la región en un brete. Alemania lleva tres años en crisis económica, con un modelo industrial en decadencia y la necesidad de sacar reformas estructurales. Las cuentas públicas en Francia están descontroladas y el Gobierno es incapaz de sacar unos presupuestos que atemperen la presión política. Tiempos turbulentos para un cambio institucional de calado.