Bolsa, mercados y cotizaciones

Fuegos artificiales en Wall Street… pero tras el espectáculo, cuidado con el humo

"El principal problema del inversor es que se deja influir por lo que desea que ocurra".

Joan Cabrero
Barcelona,

Hay momentos en los que el mercado se transforma en un auténtico espectáculo de luces, ruido y deslumbramiento. Como en Piratas del Caribe, donde los cañones, las explosiones y los fuegos artificiales llenan la pantalla mientras, en realidad, todo es una maniobra de distracción antes de que llegue el abordaje o el naufragio, los inversores asisten estos días al enésimo número de fuegos artificiales en Wall Street. Tras superar el Techo de DeepSeek, ese nivel que marcó los máximos previos a la corrección iniciada con la aparición de la IA china a mediados de febrero, los principales índices norteamericanos, con la única excepción del Dow Jones, han vuelto a situarse en subida libre absoluta, que es la situación técnica más alcista que existe.

El Nasdaq 100, que lidera la función, podría aún reservarnos un último acto brillante. Si repite la pauta de los dos últimos veranos, no sería descabellado pensar en una traca final alcista que lo lleve hacia la zona de los 24.000 puntos, donde aparece la resistencia dinámica que une los altos de 2024 y de este año. Hasta ahí queda margen, un 5% de subida adicional, que me temo serían los últimos destellos antes de que se apaguen las luces.

Pero como enseñaba Bernard Baruch, "el principal problema del inversor es que se deja influir por lo que desea que ocurra". Y lo que deseamos tras ver máximos históricos es que la fiesta no termine, que los fuegos artificiales se repitan noche tras noche. Sin embargo, los mercados no funcionan a golpe de deseos, funcionan a golpe de realidad. Y la realidad, por mucho que se disfraza de espectáculo, siempre acaba imponiéndose. Lo cierto es que, en los dos últimos años, los fastos del 4 de julio han dado paso a la crudeza del verano: un periodo de digestión, consolidación o corrección.

Lo prudente, en este escenario, no es quedarse embelesado mirando al cielo, sino prepararse. Para mí, la vuelta al Techo de DeepSeek ha sido, y sigue siendo, una magnífica excusa para reducir exposición, recoger beneficios y trasladarse a los cuarteles de verano. Los pistoleros veteranos no se lanzan al centro del pueblo cuando huelen que viene tormenta. Se resguardan, mejor dicho, se convierten en francotiradores. Pacientes, discretos, esperando su oportunidad.

Análisis técnico estratégico del Nasdaq 100

Y en bolsa, ese momento llegará cuando asistamos, al menos, a una caída que aleje a los principales índices norteamericanos un 10% de su último máximo. Esa es la conocida regla del 10%, que los que me siguen bien conocen y que tantas veces he explicado. Pero no olvidemos que, por la regla de la alternancia, podríamos ver en 2025 una consolidación distinta a la de 2020, que fue una caída vertical, o a la de 2022, que fue lateral bajista. No descarto, por tanto, que esta vez sea lateral alcista y, si eso es así, no me sorprendería que el mercado replique la corrección de abril, que alejó a los índices un 20% de sus máximos, como ocurrió con el S&P 500.

Por eso, solo compraremos cuando se produzca esa caída mínima del 10%, y, aun así, reservaremos munición por si se repite una sacudida como la de abril. Ahí, y solo ahí, encontraremos los auténticos regalos de Navidad.

Mientras tanto, que siga el espectáculo. Pero no olviden que, tras el último cohete, solo quedará el humo. Y quien no haya sabido retirarse a tiempo, que no se sorprenda si, cuando amanezca, descubre que su cartera no es un barco, sino una simple balsa a la deriva.