Bolsa, mercados y cotizaciones
Japón, el 'país de la deuda ilimitada', se tambalea y crece el temor de que desate un shock mundial: "Estamos peor que Grecia en 2008"
- La demanda en la subasta del martes ha sido la más débil desde 1987
- Los bonos a 30 y 40 años se disparan en rentabilidad y tocan nuevos máximos
- La escalada de endeudamiento lleva al bono japonés a máximos de 2009
Álvaro Moreno, Víctor Blanco Moro
Madrid,
Entre treguas comerciales, reducciones de rating de EEUU y otros choques comerciales… una crisis está pasando bajo el radar del mundo. Una de las mayores montañas de deuda del planeta está viviendo una sacudida silenciosa pero histórica, que podría tener un potente impacto en los bonos de todo el planeta y los mercados financieros. Japón está sometido a una sacudida histórica de sus bonos tras la última subasta de deuda pública este martes, que ha sido la peor desde 1987 en cuanto a demanda. Esto viene de una subida frenética de la rentabilidad de sus bonos a largo plazo, en particular los de 30 a 40 años.
Los inversores japoneses (y su banco central) son una parte ineludible del sistema financiero mundial con una enorme participación en la renta variable y fija de todo el planeta, pero en particular de EEUU. Es por ello que lo que ya parece una crisis, en caso de estallar ya definitivamente, ha desatado las alarmas de los analistas respecto a que pueda filtrarse al mundo en una verdadera crisis mundial. La realidad es que la situación de Tokyo pende de un hilo y el propio primer ministro japonés, Shigeru Ishiba hablaba esta semana de que su situación actual es "peor que la de Grecia en su peor momento".
Durante las últimas décadas los bajos tipos de interés han llevado a Japón a convertirse en un laboratorio mundial de la deuda ilimitada. Sin embargo, ahora que los bonos alcanzan precios cada vez más altos esa montaña de pasivos que se han ido acumulados de hasta 8,84 billones de dólares es cada vez más inabarcable, algo que abre incluso las puertas a una crisis de deuda. Tal y como recordó el primer ministro japonés, ni siquiera Grecia estaba en una situación tan precaria cuando tuvo su crisis. Ahora Japón es la economía más endeudada del planeta, con una ratio de deuda sobre el PIB de casi el 240%.
A medida que sube el precio de los bonos la posibilidad se vuelve más real. El Ministerio de Finanzas de Japón estima que los costes por intereses de la deuda aumentarán más del 50?% en los próximos años, pasando de aproximadamente 10,5 billones de yenes en el año fiscal 2025 a cifras significativamente mayores si los tipos de interés continúan subiendo.
¿Cómo ha llegado Japón hasta esta situación? El enorme endeudamiento que acumula en este momento la economía japonesa tiene su origen en las políticas fiscales y monetarias que se han llevado a cabo en las últimas décadas, orientadas a tratar de conseguir impulsar una inflación anémica que se ha considerado una gran amenaza económica desde finales del siglo XX. Ya en 1985 se produjo el primer episodio en el que la inflación cayó por debajo del 0% en el país, pero fue en 1999 cuando la situación empezó a ser preocupante. Después de que el IPC tocase niveles negativos de forma más sostenida, el banco central del país bajó los tipos hasta el 0% ese mismo año para intentar evitar caer en una espiral deflacionista de la que es muy complicado salir. Sin embargo, no fue hasta 2001 cuando empezó a fraguarse el plan que terminaría inflando la deuda pública del país hasta convertirse en el problema actual.
?? Japón, el rey de la deuda mundial, desata el temor de una crisis que puede contagiar al resto del mundo
— elEconomista.es (@elEconomistaes) May 21, 2025
? El país nipón afronta tensiones por su deuda tras una subasta con baja demanda. Los inversores han comenzado a vender bonos.
Te lo cuenta @Victorbmoro pic.twitter.com/W6GuVxDYy4
En 2001 Japón implementó el primer programa de flexibilización cuantitativa de la historia, los llamados 'QE', que años después copiaron tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo. La idea de las autoridades fue estimular la economía y la inflación a base de emisiones de deuda, que serían compradas por parte del banco central, para evitar una crisis en caso de que la demanda privada no fuese suficiente para cubrir las gigantescas emisiones que se preparaban.
Japón fue acostumbrándose a convivir con este esquema que aseguraba tener demanda para las emisiones de deuda del Gobierno. Poco a poco, el endeudamiento del país se fue inflando, hasta superar el 200% del PIB en el que se mantiene desde 2010. Sin embargo, una vez la inflación ha regresado, y el mercado japonés se ha despedido de las rentabilidades negativas en la deuda, ahora se están sufriendo las primeras consecuencias de haber inflado el endeudamiento hasta niveles históricos.
La subasta de ayer fue el último indicador de una situación límite. Los compradores de bonos dieron la espalda a Tokyo en una tendencia que ya viene pisando fuerte desde hace tiempo. El rendimiento de la deuda pública japonesa a 40 años se disparó 100 puntos básicos desde abril, alcanzando el 3,60% durante la sesión, el nivel más alto en décadas. Por su parte el bono a 30 años siguió la misma dinámica, superando rendimientos del 3%. En ambos casos estos han tocado no solo máximos históricos, sino que se han vivido los últimos meses los avances en la rentabilidad más acelerados en décadas. Concretamente el rendimiento de ambos títulos (30 y 40 años) se ha disparado 0,87 y 0,99 puntos porcentuales, respectivamente.
El giro del BoJ amenaza al mundo
Los motivos detrás de la caída son cuatro principalmente. El más importante es la reducción de compras del Banco de Japón que ha provocado una reducción de 172.000 millones de dólares en bonos su balance. Esto se suma a la subida de tipos de interés y una inflación por encima del objetivo. La institución monetaria dio en marzo un paso histórico al abandonar los tipos negativos por primera vez desde 2007. Actualmente el precio del dinero se queda en el 0,5%.
Esta decisión se ha tomado para combatir una inflación que ha subido drásticamente del 2,9% al 3,6%. Si bien Japón llevaba tiempo buscando incrementar su IPC para alejar el fantasma de la deflación, su deseo se está convirtiendo en una pesadilla en el mercado de valores. Esta movimiento de su banco central se ha mezclado con una carga de deuda elevadísima del 240% de su PIB, siendo este el país más endeudado del planeta, un fuerte debate político sobre recortes de impuestos y un alza de los bonos de EEUU que ha atraído como un faro la demanda de renta fija del planeta. Un cóctel letal que está provocando que la demanda de sus títulos se desmorone.
De hecho, ahora la situación es especialmente delicada en los mercados mundiales, precisamente porque se están entrelazando dos crisis fiscales en dos de las economías más importantes del planeta: Japón y Estados Unidos. El gigante norteamericano está ahora haciendo frente a una montaña de deuda pública, sin precedentes para el país, que está forzando al Gobierno a buscar soluciones a este problema, y que está desembocando en un deterioro de la calificación de crédito de la deuda estadounidense.
Se están entrelazando dos crisis de deuda en dos de las economías más importantes del planeta: Japón y Estados Unidos
También hay que tener en cuenta que Japón es, desde hace décadas, el suelo del tipos en todo el mundo, y en un mercado globalizado, como el actual, esto aumenta la importancia que tiene el título japonés como referencia para el resto del planeta. Desde JP Morgan señalan que "se necesita algún tipo de acción para detener el colapso de los bonos del Japón (JGB) a muy largo plazo en la actualidad, o podría haber más shocks de bonos a muy largo plazo provocados por rebajas de calificación o medidas fiscales adicionales".
El efecto contagio japonés
Ahora los analistas temen que este incendio provoque no sólo una crisis de deuda en suelo propio, sino que Japón sea el epicentro de un terremoto financiero como pocas veces se ha vivido. El motivo por el que el contagio puede ser una realidad es claro. Empezando por EEUU, cabe destacar que el país del sol naciente y sus inversores son los mayores tenedores de deuda de EEUU de todo el planeta. En total estos tienen un 12,8% de la misma, es decir 1,13 billones de dólares. Pero ya no es solo EEUU, los inversores japoneses tienen 2,3 billones de bonos extranjeros en total, según datos del Banco central de Japón.
Desde Société Générale explican claramente cómo este giro de los inversores japoneses ya se está dando y a medida que los bonos nipones se sigan disparando, la tendencia seguirá crecimiento. "Las aseguradoras niponas, que gestionan 2,6 billones de dólares en activos compraron bonos extranjeros de forma masiva durante la época de los tipos negativos". Ahora "se están convirtiendo en vendedores netos en el extranjero" a medida que la situación cambia a ritmos forzados. Desde la firma francesa señalan que solo en bonos europeos los inversores japoneses compraron 45.000 millones de dólares el año pasado. Una demanda que puede evaporarse. En total los inversores japoneses tenían en 2024 cerca de 750.000 millones de dólares en diferentes bonos de los países del Viejo Continente.
Desde Mirabaud señalan como esas aseguradoras tendrán que vender ante enormes pérdidas tal y como pasó con Silicon Valley Bank hace unos años. "Los que compraron bonos al 0,5% se encuentran ahora con enormes pérdidas que se concentran en bancos, aseguradoras y fondos". En ese sentido, John Passard, analista de la firma explica que más allá de una crisis de deuda, esta situación de pánico y ventas aspira a mantenerse si no hay cambios en el banco central, que todavía posee el 54% del total de los bonos japoneses.
El experto explica que "Si los tipos a largo plazo en Japón se vuelven atractivos, los flujos podrían reorientarse hacia el mercado nacional. Esto aumentaría la presión sobre los activos extranjeros, en particular los bonos del Tesoro estadounidense". Desde Mirabaud ven claro el gran riesgo. "puede haber un efecto dominó en los mercados mundiales de tipos de interés, en particular en Estados Unidos, que depende en gran medida de las compras procedentes de Asia.
Mike Riddell, gestor de fondos de Fidelity Investments, advirtió que el aumento de los rendimientos podría causar "contagio y mayor debilidad en el extremo largo de los mercados de bonos globales" si los inversores japoneses comienzan a mover dinero de regreso a casa.
Esto tendría su réplica en las bolsas de todo el mundo, con enormes caídas dado que "si Japón empieza a ofrecer rendimientos atractivos en su deuda a largo plazo, los inversores japoneses podrían alejarse de la renta variable estadounidense, europea o emergente". El impacto sería evidente, pues "reduciría la liquidez mundial en un momento en que los mercados empiezan a dudar de la trayectoria de los tipos de interés estadounidenses".
Cabe destacar que en marzo de 2025 las compras netas en yenes de acciones estadounidenses alcanzaron su máximo de 2024 con 14.500 millones de dólares. Poniendo la imagen total los inversores japoneses tienen en Wall Street 721.000 millones de dólares invertidos, según Reuters. Es decir, un 6,6% del total de las acciones de estadounidenses que están en manos extranjeras.
Respecto a la posibilidad de una crisis de deuda masiva en Japón, todo depende de que el país pueda mantener la confianza. De momento las alarmas no suenan con claridad apuntando a un colapso o una crisis en toda regla, pero sí que está cada vez más presente la opción de unos bonos cuyos rendimientos suban y suban en un movimiento cada vez más notorio que tenga un poderoso impacto en todo el planeta.