Bolsa, mercados y cotizaciones
Computación cuántica: la revolución invisible que reescribirá el futuro
- En una cartera de largo plazo, incluir exposición a esta tendencia no es una apuesta especulativa
- Lo más atractivo de este sector es que nos encontramos en los albores de una nueva era tecnológica
- Qué hacer hoy si invierte con Ecotrader
Joan Cabrero
Barcelona,
En un momento en que los inversores tienen la mirada puesta en la inteligencia artificial, la automatización o la biotecnología como motores del cambio económico, hay una revolución silenciosa que avanza por debajo del radar de muchos: la computación cuántica. Lejos de ser una promesa de ciencia ficción, esta tecnología está madurando a un ritmo acelerado y tiene el potencial de alterar profundamente los fundamentos de múltiples sectores, desde la criptografía y la logística hasta la medicina, las finanzas o la investigación climática.
La computación cuántica no es una mejora incremental de la tecnología actual, sino un salto de paradigma. Mientras los ordenadores clásicos procesan información utilizando bits que solo pueden representar un 0 o un 1, los ordenadores cuánticos emplean cúbits, que pueden representar ambos valores simultáneamente gracias al principio de superposición. Además, el entrelazamiento cuántico permite que los cúbits interactúen de formas que multiplican exponencialmente la capacidad de cálculo. ¿Qué significa esto? Que problemas que tomarían miles de años de procesamiento clásico podrían resolverse en minutos con un ordenador cuántico suficientemente avanzado.
Desde un punto de vista inversor, lo más atractivo de este sector es que nos encontramos en los albores de una nueva era tecnológica. Como ocurrió con internet a principios de los 90 o con la inteligencia artificial hace apenas una década, hoy tenemos la oportunidad de posicionarnos tempranamente en una industria que, aunque todavía inmadura comercialmente, ya es presente en términos de inversión en I+D, patentes, alianzas estratégicas y talento científico. Empresas líderes en el mundo tecnológico como IBM, Google, Amazon, Microsoft o Nvidia están volcadas en esta carrera, conscientes de que quien domine la computación cuántica dominará buena parte del poder computacional global del futuro.
Sin embargo, la inversión directa en computación cuántica sigue siendo difícil para el gran público. Muchas de las iniciativas están integradas en conglomerados o aún no cotizan. Pero hay algunas compañías cotizadas que están centradas exclusivamente en esta tecnología, y que representan una rara oportunidad para quienes, como yo, construyen carteras con visión de décadas. En el caso de la cartera de largo plazo que gestiono para mis mellizos, incluir exposición a esta tendencia no es una apuesta especulativa, sino una decisión estratégica basada en el potencial transformador que encierra esta tecnología.
Como en toda disrupción, no todas las compañías sobrevivirán al proceso de consolidación, pero aquellas que logren validar su modelo, atraer financiación y escalar su tecnología tienen ante sí un mercado virgen y en expansión. En este artículo analizo cuatro compañías que ya cotizan en bolsa y que podrían ser actores clave en esta transición cuántica. No se trata de comprar el presente, sino de sembrar el futuro.
IonQ Inc. (NYSE: IONQ)
IonQ es, probablemente, la empresa más reconocida del sector entre los inversores públicos, y una de las pocas "pure plays" en computación cuántica cotizadas en el mercado. Su tecnología se basa en iones atrapados, considerada una de las más prometedoras por su estabilidad y fidelidad a la hora de ejecutar operaciones cuánticas. La compañía fue la primera en ofrecer un ordenador cuántico accesible a través de la nube en plataformas como Amazon Web Services, Microsoft Azure y Google Cloud. Además, cuenta con respaldo institucional sólido y asociaciones estratégicas con gigantes tecnológicos. Si la computación cuántica llega a un punto de inflexión en los próximos años, IonQ será una de las primeras beneficiadas.
Operativamente, si aún no tienen IonQ en cartera, no me parece descabellado comenzar a construir una posición, siempre que se entienda que esta es una inversión de largo plazo y que será necesario tolerar amplios vaivenes en su cotización. Esta no es una apuesta táctica, sino estratégica: una semilla que se planta para recoger frutos con el paso de los años.
Si ya se está dentro, lo más sensato sería aprovechar eventuales recortes para aumentar exposición. En particular, una caída hacia la zona de los 18-20 dólares —área que frenó la última fase correctiva y que sirvió para desandar casi el 80% de la subida que llevó al valor desde los 6,50 hasta los 55 dólares— sería una oportunidad óptima para reforzar posiciones.
Desde los mínimos de 2023, el gráfico muestra con claridad dos grandes impulsos alcistas: el primero desde los 3 hasta los 21 dólares, y el segundo desde los 6,50 hasta los 55 dólares. Todo apunta a que, en los próximos meses o años, asistiremos a un tercer gran tramo alcista que debería llevar a la cotización a superar con creces esa resistencia de 55 dólares y abrir nuevos máximos históricos.
Rigetti Computing Inc. (NASDAQ: RGTI)
Rigetti apuesta por una arquitectura diferente: cúbits superconductores. Su propuesta se basa en una integración híbrida entre computación cuántica y clásica, que busca resolver problemas específicos mediante algoritmos cuánticos en un entorno accesible para los usuarios actuales. Aunque de menor tamaño que IonQ, ha desarrollado su propia plataforma, Forest, y ha sido proveedora de la NASA y el Departamento de Defensa de EEUU. Es una opción más volátil, pero con una aproximación técnica muy diferenciada. Rigetti es el ejemplo de cómo una empresa pequeña puede luchar por un lugar relevante en un campo dominado por gigantes.
Operativamente, Rigetti me parece una excelente oportunidad de compra en los niveles actuales. Incluso quienes ya iniciaron posiciones meses atrás podrían plantearse aumentar exposición en esta fase.
Al analizar su curva de precios, se observa con claridad cómo la consolidación desarrollada durante 2023 y buena parte de 2024 se encuadró dentro de un canal bajista bien definido. Actualmente, todo apunta a que la nueva fase de consolidación podría estar adoptando la forma de una figura triangular, en línea con la regla de la alternancia en análisis técnico, que sugiere que las correcciones no suelen repetirse en forma y estructura consecutivamente.
Dado que el título cotiza muy cerca de la base de esa posible figura triangular, el escenario técnico ofrece una ventana táctica de entrada atractiva, con un nivel de riesgo relativamente acotado y un potencial alcista considerable si se confirma un nuevo impulso en los próximos meses.
D-Wave Quantum Inc. (NYSE: QBTS)
D-Wave fue una de las pioneras comerciales de la computación cuántica y ha optado por una vía distinta al modelo universal: la computación adiabática (quantum annealing). Este tipo de procesamiento es especialmente útil en problemas de optimización, como rutas logísticas, diseño industrial o redes de distribución energética. Tiene aplicaciones reales ya en marcha con empresas del sector privado y gubernamental, lo que le da una ventaja competitiva en términos de uso práctico, aunque su enfoque no sea directamente escalable al modelo cuántico universal. Es una opción distinta pero con tracción industrial concreta.
Operativamente, si en próximas fechas las acciones de D-Wave corrigen parte de la última y vertical subida -que las ha llevado a poner a prueba la importante resistencia de los 12 dólares, zona de máximos anuales-, consideraría esa caída como una oportunidad clara para comprar o aumentar posiciones. Un retroceso hacia la región de los 8-8,50 dólares permitiría incorporarse con un binomio rentabilidad-riesgo mucho más favorable.
La estructura técnica del valor sugiere que los 12 dólares acabarán siendo superados más temprano que tarde, lo que abriría la puerta a un escenario de subida libre absoluta, con el consiguiente potencial explosivo que eso conlleva para un título de estas características. Es un valor volátil, sí, pero también uno de los que puede liderar una futura ola alcista en el sector cuántico si el mercado acompaña.
Arqit Quantum Inc. (NASDAQ: ARQQ)
Aunque no desarrolla ordenadores cuánticos como tal, Arqit está posicionada en una vertiente clave del ecosistema cuántico: la ciberseguridad. Su tecnología se basa en la distribución cuántica de claves (QKD) y criptografía resistente al futuro ataque de ordenadores cuánticos, lo que la convierte en una jugada defensiva dentro del sector. Está centrada en el desarrollo de redes seguras y soluciones de comunicación post-cuánticas, especialmente para gobiernos y grandes instituciones financieras. Su modelo está aún por demostrar a gran escala, pero puede beneficiarse en paralelo del avance general del sector.
Operativamente, no me parece una mala idea comenzar a construir una posición en los niveles actuales, especialmente si se comparte una visión de largo plazo sobre el potencial disruptivo del negocio de Arqit Quantum. El título podría estar en proceso de formar un clásico patrón de giro alcista en forma de doble suelo, tomando como referencia los recientes mínimos marcados en la zona de los 11 dólares.
Este patrón se confirmaría técnicamente con la superación de los 25 dólares, nivel que actuó como techo en el último rebote relevante. Si se produce dicha ruptura, no solo se activaría una potente señal de compra, sino que también sería un buen momento para aumentar la exposición, con la mirada puesta en un escenario de recuperación sostenida.
Dado el carácter emergente y altamente innovador de su modelo de negocio, el potencial alcista a largo plazo es enorme si logra ejecutar su hoja de ruta tecnológica con éxito.
Conclusión: sembrar hoy, cosechar el mañana cuántico
Invertir en computación cuántica hoy es como haber apostado por los semiconductores en los años 70 o por internet en los 90: se trata de identificar una tecnología fundacional en sus primeras etapas. Si bien el camino hacia la rentabilidad será incierto y no exento de volatilidad, las compañías que lideren esta transición tendrán ante sí un océano azul de oportunidades. IonQ, Rigetti, D-Wave y Arqit representan distintas vías hacia ese futuro: desde la computación universal hasta la ciberseguridad post-cuántica. Algunas caerán, otras serán absorbidas, pero el valor real estará en identificar el cambio estructural que ya ha comenzado. En la cartera disruptiva de mis mellizos, estas piezas no son apuestas especulativas, sino convicciones sembradas con paciencia, visión y confianza en la disrupción.