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EEUU y Reino Unido anuncian un preacuerdo comercial que no elimina los aranceles generales del 10%

  • Los primeros 100.000 coches exportados por Londres pagarán el 10% en vez del 25%
  • EEUU consigue rebajar los aranceles británicos a la ternera
  • Trump asegura que impondrá aranceles mucho mayores en acuerdos con otros países

Víctor Ventura, Álvaro Moreno

Donald Trump ha firmado hoy un 'preacuerdo' comercial con Reino Unido, aunque ha reconocido que "los detalles aún estarán escribiéndose en las próximas semanas". Según ha anunciado su Gobierno, el acuerdo supondá reducir parcialmente al 10% los aranceles que Trump impuso a los automóviles británicos, a cambio de que Londres rebaje los impuestos a las importaciones de ternera. Los famosos aranceles del 10% del 'día de la Liberación' seguirán vigentes. Un anuncio muy escaso y lleno de asteriscos que indica que Trump está abierto a llegar a algunos acuerdos muy concretos, pero que deja muy claro que no tiene ninguna intención de eliminar todas las tasas que ha establecido.

Primero, hay que especificar que esto no es un acuerdo comercial al uso. Según la Constitución estadounidense, los acuerdos comerciales deben votarse en el Congreso para entrar en vigor, algo que no está previsto que ocurra en el medio plazo. El Reino Unido describe el texto como "unos términos generales, un marco para futuras negociaciones, enfocado a algunos sectores en concreto", y rechaza que sea un "acuerdo comercial tradicional". El texto que está aún negociándose sería un "arreglo transicional" que estaría en vigor durante un año, a la espera de que se acuerde (o no) un pacto más completo.

El anuncio del secretario de Comercio, Howard Lutnick, dio algunos detalles sobre lo que se está negociando. El Reino Unido reducirá los aranceles existentes sobre la ternera estadounidense, actualmente fijados en el 12%, aunque no recortará los estándares sanitarios que impiden vender ternera tratada con hormonas, lo que seguirá dejando fuera a la mayor parte de las vacas criadas en EEUU. También comprará piezas a Boeing por valor de 10.000 millones de dólares.

A cambio, Trump reducirá los aranceles a los primeros 100.000 coches británicos que exporte a EEUU al 10%. Por dar cifras, Reino Unido exportó algo menos de 200.000 coches a EEUU en 2024, lo que significa que casi la mitad de sus exportaciones seguirán recibiendo el arancel del 25%. Y ambos países negociarán cuotas para reducir los aranceles del 25% al acero y al aluminio ordenados por Trump. Según la nota de prensa del Gobierno británico, Washington ya habría prometido rebajar al 0% el arancel al acero británico.

Con este acuerdo, dijo Lutnick, EEUU ganará acceso a un mercado de 5.000 millones de dólares en ternera y productos industriales. El secretario de Comercio se mostró orgulloso de que, con este pacto, "los aranceles británicos a EEUU bajarán del 5,1% al 1,8%, mientras que los estadounidenses hacia Reino Unido subirán del 3,4% al 10%". Eso implica, según celebró, que los consumidores estadounidenses tendrán que pagar 6.000 millones de dólares adicionales en impuestos al Gobierno de EEUU por esa subida de aranceles sobre las importaciones británicas.

"El país estaba un poco cerrado y ahora está abriéndose. Esto demuestra la importancia de la reciprocidad en el comercio internacional", dijo Trump en el mensaje. "El acuerdo incluye planes para alinear al Reino Unido en nuestro espacio de seguridad económica". Quizá la parte más preocupante es que Trump insistió en que este acuerdo "es muy grande", ya que la opinión generalizada de los analistas es que el texto del que se ha hablado hoy tiene un alcance muy limitado, que afectará a una parte minúscula del comercio entre ambos países.

El presidente explicó que ha aceptado rebajar los aranceles a los coches británicos porque "Rolls Royce es una marca muy especial que no se puede fabricar aquí. No querríamos que los hicieran aquí, de hecho". Y, en consecuencia, aceptará cobrar un impuesto menor a los estadounidenses que importen dichos coches desde Reino Unido. Aunque Trump ha insistido en su creencia de que "los ciudadanos no pagarán los aranceles, los pagarán los países extranjeros o las empresas", un error que mantiene desde hace décadas.

Trump ha asegurado que Reino Unido recibirá un arancel del 10% porque "nos han tratado con gran respeto", y avanzó de que no será el modelo a todos los países. "Un 10% es un número bajo. Otros países se llevarán uno mucho más grande porque tienen superávits comerciales mucho más grandes", afirmó. Una señal de que la guerra arancelaria no tiene visos de terminar durante su mandato.

Los mercados reaccionaron al anuncio con caídas en el FTSE londinense, decepcionado por los detalles, mientras que Wall Street osciló ligeramente, manteniéndose algo por debajo de la apertura. Aston Martin, que dijo que limitaría sus envíos a EEUU, se está disparando un 8%. Rolls Royce, por su parte avanza un 3%, mientras que JD Sports, sube un 4,11%. En cualquier caso todos los valores industriales están en verde con alzas superiores al 3,9% en Weir y Melrose.

Los economistas, decepcionados

El Reino Unido exporta 10.600 millones de euros en coches a EEUU. En sentido contrario, EEUU solo manda 1.180 millones de euros en automóviles, en parte por un arancel británico del 10% a todos los coches extranjeros, pero también por la complejidad de fabricar coches con el volante a la derecha. Reino Unido también impone aranceles a las importaciones de alimentos, pero, de nuevo, el problema no son tanto los aranceles sino los estándares sanitarios: los alimentos estadounidenses tienen una regulaciones mucho más permisivas que las europeas, por lo que la mayoría de la producción agrícola estadounidense no puede ser exportada al otro lado del Atlántico.

Las primeras reacciones de economistas de renombre han sido bastante frías. Para el premio Nobel de Economía Paul Krugman, este anuncio es "humo y espejos", una expresión inglesa que describe los trucos de magia y los engaños de los prestidigitadores. "Su objetivo es hacer creer a los pánfilos que los aranceles de Trump están funcionando", ha escrito en su blog.

Desde el otro lado del Atlántico, en una conversación con la cadena británica Sky News, Mohamed El-Erian, asesor económico jefe de Allianz, ha asegurado que "ambos gobiernos van a declarar una victoria política, pero económicamente, en términos absolutos, no va a cambiar gran cosa".

Y Lord Jonathan Marland, Presidente del Consejo de Empresa e Inversión de la Commonwealth, se ha mostrado también crítico con el texto: "Esto no es un acuerdo de libre comercio, simplemente es volver al statu quo anterior a los aranceles del 25% al acero y a los coches, más el 10% de base, a cambio de que el Reino Unido le pague una libra de carne".

La pregunta es quién irá después. Antes de Londres también se barajaban otras alternativas como la India, Corea del Sur o Japón, otros países que ya están muy cerca de lograr un entendimiento.