Bolsa, mercados y cotizaciones
Las 'Siete Magníficas' que ignoran a Trump: Microsoft, Nvidia y Alphabet se recuperan del 'golpe' arancelario
- El índice Bloomberg del grupo todavía se encuentra a un 20,6% de máximos
- Apple y Meta son las empresas más afectadas por la disputa con China
- Tesla deja de aceptar pedidos de China de dos modelos importados desde EEUU
Javier Luengo
Los "aranceles a los semiconductores" entrarán en vigor "en uno o dos meses". Esta fue la advertencia que el domingo lanzó el secretario de comercio de EEUU, Howard Lutnick, apenas unas horas después de que en un boletín de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza del país quedarán recogidas las exenciones arancelarias que el Gobierno de Donald Trump ha decidido decretar, de momento, para teléfonos móviles, ordenadores, microprocesadores y otros productos electrónicos que su país importa, principalmente, de China, territorio sobre el que pesa una tasa generalizada para todo lo que entre en EEUU del 145%.
En esta misma dirección, se pronunció Trump, quizás para no desesperar a sus votantes a bordo del Air Force One durante la vuelta de Florida a Washington hace unas horas. "Los aranceles entrarán en vigor en un futuro próximo. Porque, como saben, al igual que hicimos con (los aranceles) al acero, los automóviles y el aluminio, que ya están en plena vigencia, haremos lo mismo con los semiconductores, los chips y muchos otros productos", declaró el magnate después de una semana complicada en los mercados que consiguieron arrancarle una marcha atrás arancelaria al republicano con la tregua anunciada de 90 días que le ha dado a sus funcionarios para negociar con el resto del mundo unas relaciones comerciales que sean "más justas" para EEUU.
Al preguntarle sobre la tarifa a la que tendrán que hacer frente las grandes tecnológicas que quieran importar sus productos y que sigan pensando en fabricar o utilizar componentes extranjeros -principalmente asiáticos- el empresario neoyorquino se limitó a avanzar la "esta semana que viene" se anunciarán los nuevos aranceles. Pero también quiso medir la reacción de los inversores y empresarios al alegar que su administración, en estos momentos, tiene que "mostrar cierta flexibilidad".
Esta nueva cesión del Gobierno norteamericano a las empresas estadounidenses ha supuesto un balón de oxígeno para las Siete Magníficas en bolsa que venían de unas jornadas complicadas al calor de un pesimismo generalizado en el mercado que llevó a estas grandes tecnológicas a perder en apenas unas horas algo más de 5,3 billones de dólares de capitalización, por el impacto que calcularon los expertos que supondrían los aranceles a sus cadenas de suministro, íntimamente dependientes de China.
Pero dentro del selecto grupo existen excepciones. Microsoft, Nvidia y Alphabet parecen ya haber ignorado el daño de Trump al mercado. Este tridente ha conseguido recuperarse por completo e, incluso, negociarse por encima de los niveles previos al pánico de mercado desatado a principios de mes. La compañía que dirige Satya Nadella por la menor exposición directa a cadenas de suministro físicas internacionales, dado su modelo basado en software, acumula una revalorización en las dos últimas semanas de algo más del 1,6%.
Al tiempo, la firma de semiconductores aguanta el golpe con una ganancia tímida del 0,4% desde el 2 de abril aunque en el año pierde más de un 18% de valor y la matriz de Google se mantiene estable a la espera de que se aclare el horizonte para la industria y, en especial, para la compañía por el aumento de costes operativos y la presión regulatoria en EEUU y Europa.
Aún con todo, el paradigma de la gran crisis de los titanes tecnológicos por los aranceles es Apple. La compañía ha perdido más de uno de cada diez dólares de capitalización desde el pasado 2 de abril y cerca de un 21% de valor en lo que va de año. El iPhone -que representa más de la mitad de los ingresos de la compañía con sede en Cupertino- es el ejemplo perfecto en la industria del orden multilateral sobre el que se regía el mundo hasta la llegada de Trump y sus acólitos a los diferentes Gobiernos de algunas de las naciones más poderosas del mundo que, ahora, buscan dar al traste con ese sistema de cooperación entre países en vigor desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Tesla, que vale en bolsa casi un 40% menos que a finales de 2024, está todavía pagando los coqueteos políticos de su fundador, Elon Musk, y los continuos enfrentamientos por los aranceles con algunos de los miembros de la administración Trump más cercanos al presidente. La semana pasada dijo que el consejero de Comercio de la Casa Blanca, Peter Navarro, es "más tonto que un saco de ladrillos". El empresario de origen sudafricano le pidió -sin éxito- a Trump establecer una zona de libre comercio efectiva entre EEUU y Europa hace una semana.
Liquidaciones de posiciones de los inversores que también han afectado a Amazon. El gigante del comercio electrónico, que pierde un 5,6% de valor desde el 2 de abril, es particularmente sensible a la imposición de aranceles, dado su modelo de negocio basado, en pocas palabras, en el libre comercio. Las nuevas trabas comerciales encarecerán ahora los costes de importación y exportación, lo que a medio plazo impactará directamente en sus márgenes. También podría verse afectada su división en la nube, AWS, si el mundo entra en la tan anunciada recesión a medida que las empresas vayan reduciendo el gasto en servicios digitales.
También por la incertidumbre los inversores no ven del todo claro el futuro para Meta. Si bien es menos dependiente de la importación de productos, está estrechamente relacionada con el entorno económico. El desconocimiento sobre lo que viene podría acabar reduciendo el gasto de las empresas en publicidad y lastrando su balance.
Una escalada única
La tormenta comercial desatada entre EEUU y China comenzó el pasado 2 de abril cuando el presidente norteamericano, Donald Trump, anunció una batería de aranceles "recíprocos" contra la mayor parte de las naciones del planeta. Una medida que a la semana tuvo que rectificar ante la caída de los mercados y el encarecimiento de la financiación de la deuda del Tesoro de EEUU en los mercados.
El republicano ha decidido mantener en vigor un arancel generalizado a todas las importaciones de productos con destino EEUU del 10% a excepción de China contra quien se ha lanzado una escalada arancelaria sin precedentes en la historia reciente.
Así, Washington ha impuesto un 145% de gravámenes totales a las importaciones chinas mientras que por su parte, Pekín ha elevado los suyos sobre productos estadounidenses hasta el 125%.