Bolsa, mercados y cotizaciones
El Ibex 35 se rinde al 61,80%, una de esas claves ocultas que pueden marcar la diferencia entre actuar y reaccionar
- Donde muchos ven ruido, nosotros buscamos coordenadas
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Joan Cabrero
Barcelona,
Hay niveles en los mercados que parecen trazados con escuadra y cartabón. No porque el mercado sea matemático -ya sabemos que está gobernado por emociones humanas-, sino porque ciertos patrones se repiten con una cadencia casi natural. Uno de esos niveles, respetado por millones de inversores y seguido por algoritmos con precisión quirúrgica, es el 61,8% de Fibonacci.
El 61,8% no es magia: es técnica, psicología... y dinero. Esta cifra no es fruto del azar. Procede de la llamada proporción áurea, una relación matemática que aparece en la naturaleza, en el arte, y también —para quien sabe mirar— en los mercados financieros. En una tendencia, cuando el precio retrocede un 61,8% del impulso anterior, muchos analistas lo interpretan como una zona de control clave. Es ese punto en el que el mercado respira, se detiene, y se pregunta si debe continuar o darse la vuelta.
En mis análisis suelo decir que en bolsa hay que saber ser francotirador, no pistolero. Pues bien, el retroceso del 61,8% es una de esas coordenadas donde se puede ajustar el visor y esperar con paciencia. No se trata de una fórmula mágica, pero sí de una herramienta que, cuando se combina con una estructura técnica clara, aporta ventaja operativa. Es una frontera invisible donde, una y otra vez, se libra la batalla entre oferta y demanda.
Lo interesante es que cuantos más lo vigilan, más fuerza técnica cobra. Es la profecía autocumplida de los mercados. Muchos fondos, traders profesionales y sistemas automáticos tienen sus ojos puestos en ese nivel, lo que convierte al 61,8% en una especie de línea de trincheras donde se define el siguiente movimiento.
Hoy mismo, sin ir más lejos, el Ibex 35 ha recuperado al milímetro el 61,8% de retroceso de toda la última caída que lo llevó desde los 13.515 puntos hasta los 11.589. Una recuperación quirúrgica que no debería pasar desapercibida para quienes entienden que, en este negocio, los detalles importan.
No es casualidad que grandes rebotes o giros bajistas hayan nacido en ese punto exacto. El Nasdaq, el Russell 2000, el petróleo o incluso el bitcoin han rendido tributo a este porcentaje más veces de las que cabría atribuir al azar. Por eso, cuando los precios se acercan a esa zona, conviene estar más atentos que nunca. No siempre funciona, pero cuando lo hace, deja huella.
Como suelo decir: donde muchos ven ruido, nosotros buscamos coordenadas. Y el 61,80% no es solo un número, es una de esas claves ocultas que, bien interpretadas, pueden marcar la diferencia entre actuar y reaccionar.
Operativamente hablando
El rebote ha sido intenso, pero para hablar realmente de fortaleza estructural, debería ser capaz de batir con claridad el 61,8% de recuperación de la última caída. Ese nivel de Fibonacci, que hoy por ejemplo ha sido alcanzado al milímetro por el IBEX 35 tras rebotar desde los 11.589 hasta casi los 12.900 puntos, no es un número cualquiera: es una zona de control clave donde muchas veces el mercado decide si sigue subiendo… o si empieza a flaquear.
Lo más habitual, desde un punto de vista técnico, es que los rebotes se agoten al alcanzar zonas comprendidas entre ese 61,8% y los dos tercios del retroceso, que es justo lo que señala la Teoría de Dow como resistencia natural dentro de una tendencia bajista de corto plazo.
Por tanto, si los índices o los valores que seguimos logran romper esa franja con fuerza, estaremos ante una señal clara de fortaleza. Y no solo eso: esos serán los títulos a mantener en cartera, los que muestran verdadera presión compradora. Mientras no lo hagan, prudencia, porque podría tratarse solo de un rebote dentro de una estructura correctiva mayor.
Como suelo decir, los retrocesos de Fibonacci son como las líneas del campo en un partido: ahí se juega el partido técnico. Y el 61,8% es la frontal del área. Superarla, o no, cambia el guion.