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El gran yacimiento de petróleo sin explotar de EEUU se calienta con un nuevo hallazgo de crudo y el despertar de la producción
- Esta semana se ha anunciado un importante descubrimiento en Alaska
- La EIA estima que la producción volverá a crecer en 2026 tras una década
- El aumento previsto para 2026 será el mayor desde hace más de 20 años
Mario Becedas, Vicente Nieves
La nueva política que se ha instaurado en la Casa Blanca se está caracterizando por los cambios constantes de opinión y la generación de incertidumbre económica. Sin embargo, dentro este caos hay algo que parece estar muy claro y que es una decisión firme: Donald Trump y sus asesores van a allanar el terreno para que el petróleo de EEUU salga a la superficie en forma de barriles comerciables. Dentro de esa estrategia hay una región que Trump quiere convertir en el gran yacimiento de petróleo de EEUU: Alaska. Aunque los expertos creen que esto no va a ser sencillo, en los últimos días se han producido dos eventos que están 'calentando' esta teoría: un nuevo descubrimiento de petróleo y la previsión del primer aumento de la producción en 10 años. Alguien en la Casa Blanca ya se está relamiendo.
Mientras que la Cuenca Pérmica, situada entre Texas y Nuevo México, es la gran fuente de producción de petróleo de EEUU, Alaska es la última frontera del crudo americano. Hay grandes estimaciones (miles de millones de barriles de crudo) de petróleo sin explorar y de zonas que aún están por perforar que podrían alargar la vida petrolera de EEUU. Buena prueba de ello ha sido el descubrimiento anunciado esta semana: la firma APA y sus socios han revelado un descubrimiento petrolero significativo en el área de Lagniappe, al este de Prudhoe Bay, en la vertiente norte (North Slope) de Alaska, según se desprende del comunicado de la firma. Se han perforado a unos 3.270 metros en el pozo Sockeye-2 y se ha "encontrado un yacimiento de alta calidad con aproximadamente una columna de 7,6 metros de petróleo en una arena en forma de bloques del Paleoceno, con una porosidad promedio del 20%", declaró APA, con sede en Houston, Texas.
"En comparación con los yacimientos análogos de la zona brookiana (cordillera de Brooks), la porosidad y la permeabilidad son mejores de lo esperado, y la permeabilidad se confirmará mediante una prueba de flujo planificada", según ha declarado la empresa de exploración y producción de petróleo y gas. "También se encontraron zonas adicionales de producción potencial en la formación Staines Tongue, más somera. "El prospecto Sockeye cuenta con soporte de amplitud en una extensión de entre 10.000 y 12.000 hectáreas y confirma los modelos geológicos y geofísicos realizados por otras firmas.
Con todo, "el pozo Sockeye-2 demuestra aún más el potencial del yacimiento, presentando una oportunidad emocionante en un área activa de North Slope con una importante infraestructura existente", comenta Bill Armstrong, director ejecutivo de Armstrong Oil & Gas en declaraciones a la prensa especializada.
Un gran tesoro sin explorar
Si el crudo sigue demandándose con intensidad en el futuro, Alaska y el suelo federal de EEUU serán objeto de nuevas perforaciones para extraer un recurso muy rentable (en la actualidad, las reservas recuperables en EEUU alcanzan los 48.000 millones de barriles, pero el potencial de Alaska sola es de 50.000 millones de barriles si se permitieran explotar sus reservas). Sin embargo, en el corto plazo el impacto será limitado, puesto que esto requiere una elevada inversión y con el precio actual del crudo algunas de estas inversiones no son atractivas. Pese a todo, analistas como los de Capital Economics esperan que la producción de crudo estadounidense siga aumentando, "aunque los avances en las técnicas de perforación horizontal permiten conseguirlo sin invertir necesariamente en más perforaciones".
La EIA (Administración de Información Energética del Departamento de Energía de EEUU) ya prevé un aumento de la producción al calor de esta mayor inversión. En un análisis publicado este mismo miércoles, la agencia federal pronostica que la producción de petróleo crudo de Alaska crecerá en 2026 por primera vez desde 2017. En su Panorama Energético a Corto Plazo de marzo de 2025 , el organismo gubernamental estima que la producción de petróleo crudo en Alaska aumentará en 16.000 barriles por día (b/d) en 2026, alcanzando los 438.000 b/d, tras mantenerse relativamente estable en 2025. Un aumento de la producción que se destinará a abastecer las refinerías de Alaska, el noroeste del Pacífico y California.
La Administración espera que dos de los nuevos proyectos petroleros en Alaska -los proyectos Nuna y Pikka, ambos en la North Slope- impulsen la producción de petróleo crudo en el estado tras décadas de declive. De concretarse, este aumento anual de la producción será el primero desde 2017 y el mayor desde 2002, resalta la EIA. "Prevemos que la producción anual de crudo en Alaska se situará en una media de 422.000 b/d en 2025, lo que supone un aumento anual de 1.000 b/d, frente al descenso medio anual de 9.000 b/d del quinquenio anterior (2020-24). El descenso de la producción de los pozos existentes se compensa con la producción añadida del proyecto Nuna ", rubrica el informe. La importante petrolera ConocoPhillips, que produjo el primer petróleo del proyecto Nuna en diciembre de 2024, espera que los 29 pozos del proyecto Nuna produzcan un total de 20.000 b/d de petróleo en su punto álgido.
Al mismo tiempo, destacan los funcionarios de la EIA, la producción adicional de la Fase 1 del proyecto de desarrollo Pikka impulsa esta previsión de aumento de la producción en 2026. El proyecto Pikka, propiedad conjunta de Santos y Repsol, es uno de los desarrollos petrolíferos más importantes de Alaska en los últimos años. En el punto álgido del proyecto, las empresas prevén producir 80.000 b/d a partir de 45 pozos. "Ya hemos completado el 80% de la Fase 1 de nuestro proyecto Pikka. La instalación del oleoducto avanza a buen ritmo y se completará en dos temporadas de invierno, lo que nos sitúa en una buena posición para acelerar la obtención del primer petróleo hacia finales de 2025", celebraba Santos en el reciente comunicado en el que revelaba el hallazgo en el área de Lagniappe.
Hasta diciembre de 2024, se había perforado el 22% de los pozos de los proyectos Nuna y Pikka, según informes de las empresas y de la Comisión de Conservación de Petróleo y Gas de Alaska. Las empresas prevén perforar otros 58 pozos hasta 2028, lo que supondría una actividad relativamente elevada de las plataformas, explican desde la administración estadounidense.
Alaska es la última frontera
Alaska, conocida como la última frontera de EEUU, guarda bajo su superficie un tesoro energético que podría cambiar el panorama petrolero del país. Desde que fue comprada al Imperio Ruso en 1867, Alaska ha sido tanto fuente de riqueza como escenario de intensos debates. Ahora, con las recientes medidas de la Administración Trump que eliminan restricciones clave para la extracción de petróleo, el estado más despoblado de EEUU se prepara para una nueva era de exploración y desarrollo energético.
El subsuelo de este territorio esconde, com ose refería antes, cerca de 50.000 millones de barriles de petróleo técnicamente recuperables y alrededor de 132 billones de pies cúbicos de gas natural, según datos del Arctic Institute. Solo las regiones marítimas del mar de Beaufort y el mar de Chukchi concentran aproximadamente 23.000 millones de barriles. Este potencial convierte a Alaska en una pieza clave para la autosuficiencia energética de EEUU. "El Ártico ha sido considerado la última frontera energética del mundo, y Alaska es su puerta de entrada", señala el informe.
La mayor parte de los recursos restantes se encuentran en tierras federales y zonas costeras a las que se ha dificultado o bloqueado el acceso, ya sea por políticas federales, litigios ambientales o un régimen regulatorio complejo y en constante cambio. Durante la Administración de Barack Obama, se implementaron estrictas restricciones ambientales, incluyendo una prohibición de perforación en 115 millones de acres de aguas federales en los mares de Beaufort y Chukchi. También se vetó la exploración en el "Área 1002" del ANWR, que alberga un estimado de 7.700 millones de barriles de petróleo técnicamente recuperables. Estas políticas pretendían proteger la biodiversidad de la región, pero también limitaron el desarrollo económico. "La riqueza de Alaska quedó atrapada bajo sus propios pies", criticaron sectores pro-petróleo durante años.
El desarrollo petrolero de Alaska comenzó con fuerza en 1968 tras el descubrimiento del campo de Prudhoe Bay, en el norte del estado. Pero es una realidad que la producción de Alaska ha estado en una tendencia decreciente a largo plazo desde que alcanzó su punto máximo en 1988, cuando el estado representaba el 25% de la producción interna de EEUU. La producción de petróleo en la región ha caído aproximadamente un 75% desde que alcanzó un pico de más de dos millones de barriles por día en 1988, según datos recogidos por Resource Development Council, una asociación empresarial de Alaska. En ese contexto, el giro que se está dando, coincidiendo con la vuelta de Trump al poder, tiene un valor altamente simbólico.