Bolsa, mercados y cotizaciones
Norinchukin, el banco japonés agrícola que recuerda el peligro de crisis financiera como un canario en la mina
- El banco del sector primario japonés anuncia una venta masiva de bonos por el retraso de la bajada de tipos en EEUU
- La entidad triplica sus pérdidas esperadas en sólo un mes, hasta 9.500 millones de dólares este año
- Los problemas de la entidad japonesa recuerdan que el peligro para la banca sigue presente
Víctor Blanco Moro
Madrid ,
Quince meses después de que estallase la crisis de la banca mediana en Estados Unidos, un gigante japonés del sector ha tomado el papel del canario en la mina, que recuerda al mercado que la crisis del sector financiero puede repetirse. La banca sigue expuesta al riesgo de tipos de interés, y Norinchukin Bank, el banco japonés centenario que guarda los depósitos de la industria agrícola, pesquera y ganadera del país, está siendo el mejor ejemplo. La entidad acaba de anunciar que va a vender 63.000 millones de dólares en bonos soberanos de Estados Unidos y la zona euro y que va a tener que asumir pérdidas de casi 10.000 millones de dólares en este ejercicio fiscal, tres veces más de lo que esperaba perder en este periodo hace sólo un mes. Su apuesta por un recorte de tipos en Estados Unidos que no todavía no se ha producido ha hecho que su enorme cartera de renta fija le genere pérdidas, y recuerda al mercado que la crisis todavía no es cosa del pasado.
Norinchukin Bank ha cumplido 101 años en 2024. El banco japonés se creó en 1923 por parte del gobierno del país para dar apoyo a la industria agrícola, y se convirtió, con el tiempo, en un gigante financiero que se centra en los servicios a decenas de miles de cooperativas agrícolas, ganaderas, forestales y pescadoras del país. Según su último informe anual, el banco cerró el ejercicio fiscal 2022 con casi 650.000 millones de dólares bajo gestión, un titán institucional con un número de trabajadores relativamente reducido: apenas 3.300, aunque tiene oficinas en Nueva York, Londres y Singapur, además de su emblemática sede en Tokio.
El banco japonés ha sido noticia la semana pasada al convertirse en el mejor ejemplo de los riesgos que conlleva hacer una apuesta con fuerte convicción, y equivocarse. La Reserva Federal estadounidense no ha cumplido con el escenario de recortes de tipos que se esperaba para este año, y Norinchukin ha tenido que asumir que su estrategia táctica para aprovechar estas bajadas de tipos ha sido un error. El mercado se encuentra en un momento de alta incertidumbre, con los bancos centrales debatiéndose entre empezar a bajar tipos, o esperar a confirmar si la inflación sigue moderándose.
Además, la banca mediana estadounidense todavía no está libre de sospecha por la posibilidad de que pueda haber nuevos episodios de tensión, especialmente por la fuerte exposición que mantienen estas entidades al sector inmobiliario del país, que ha sufrido una fuerte caída en sus valoraciones en los últimos meses. Robert Engle, premio Nobel de economía, avisaba en elEconomista.es del peligro el pasado mes de mayo, al destacar cómo "si los tipos siguen altos seis o doces meses, puede haber un problema grave en el inmobiliario de Estados Unidos". Es una consecuencia negativa de la no bajada de tipos de la Fed.
El daño en su cartera de bonos
Norinchukin había adquirido una cartera de bonos soberanos de corto plazo, y va a tener que desprenderse de 63.000 millones de dólares en estos bonos durante los próximos meses. La entidad se enfrenta a pérdidas de casi 10.000 millones de dólares en este ejercicio fiscal, según ha reconocido la propia compañía, una cifra tres veces más alta de lo que esperaban hace apenas un mes. El organismo se desprenderá así de un tercio de su cartera de renta fija, y rotará hacia otros activos, como CLOs y deuda corporativa.
El organismo, sin embargo, no tiene entre sus planes invertir en bolsa, un activo que supone asumir más riesgo, a priori, y que requiere más capital para entrar para la banca por las exigencias de la regulación Basilea III. En marzo, apenas un 2,3% de los activos gestionados por el banco era renta variable.
El problema del banco ha sido que sus costes de financiación de corto plazo han superado las rentabilidades que esperaba obtener con sus bonos, y por ello se ve forzado a vender para evitar que se forme un agujero aún mayor. "Me parece sorprendente que no hayan cubierto su riesgo de tipos de interés", explica Philip McNicholas, estratega de deuda soberana en Asia del grupo Robeco. "Parece que han tenido una fuerte convicción con las bajadas de tipos de la Fed y el BCE, y que pensaron este año que sus reticencias eran sólo un retraso temporal", explica el experto.
El banco japonés no cotiza en bolsa, por lo que no se ha podido cuantificar públicamente el impacto que ha tenido en su valoración el anuncio de las mayores pérdidas y de la venta de su cartera de deuda. Desde Bloomberg consideran que la entidad tiene un riesgo reducido de sufrir una crisis de confianza y de salida de depósitos, debido a su base de clientes centrada en cooperativas agrícolas.
Además, la entidad no descarta todavía que las pérdidas que reconoce ahora para este año fiscal vayan a ser tan fuertes como han anunciado. El proceso de venta de los 63.000 millones de dólares se llevará a cabo durante los próximos meses, antes de que se cierre el ejercicio fiscal el próximo mes de marzo, pero durante este periodo no se puede descartar que su cartera de bonos pueda aumentar su valoración si finalmente la Reserva Federal decide empezar a bajar tipos, como, de hecho, esperan los mercados.
A pesar de todo, las pérdidas a las que se enfrentan los bancos por el riesgo de tipos de interés son grandes. Sólo en Estados Unidos, según los datos publicados por el regulador, en marzo las entidades bancarias del país se enfrentaban a más de 500.000 millones de dólares en pérdidas no contabilizadas en sus carteras de activos.