Bolsa, mercados y cotizaciones
Arranca la gran migración de la tierra del ahorro al país de la inversión
Joaquín Gómez
El mundo de la inversión en España se encuentra en el punto de partida de una de las mayores migraciones de la historia, tan necesaria como tardía. Después de años en los que las posibilidades de lograr algo de rentabilidad por el ahorro eran inexistentes, por los tipos de interés cero, la opción de empezar a generar ganancias sin riesgo ha calado entre quienes tenían el dinero en los bancos solo por la seguridad de no tenerlo debajo del colchón.
Después de las colas del pasado año en el Banco de España para suscribir Letras del Tesoro, los ahorradores han entendido los beneficios de la isla fiscal en la que vivimos con la traspasabilidad sin pasar por Hacienda entre fondos, lo que ha hecho que muchos inversores hayan contratado fondos monetarios. En sólo cinco meses se han producido aportaciones a estos productos por el 75% del total invertido el año récord hasta la fecha, 2001.
En mi opinión se ha iniciado una de las mayores migraciones que vamos a vivir en el mundo de la inversión, en la rotación de convertir ahorradores en inversores. Los 6.500 millones de euros que han entrado en monetarios son la demostración de que además del voraz apetito por las Letras, el dinero que está muerto de risa sin rentabilidad se desplaza hacia productos en los que sacar algo de rendimiento con poco riesgo. Hay muchos inversores que valoran renunciar a unas décimas de la rentabilidad que ofrecen las Letras por la comisión de un Fondtesoro con el que se evitan la tributación. Y serán estos mismos inversores los que empezarán a incrementar la duración de sus fondos de renta fija como siguiente paso en su familiarización con los productos de inversión en cuanto la bajada de tipos se haga más evidente.
Si la progresión continúa, y aumenta el volumen del dinero que se dispone para invertir porque no se necesita o se agrava la preocupación por la pensión pública, aparecerán en cartera la deuda corporativa, la emergente, el high yield, los fondos mixtos y, finalmente, la renta variable y el capital riesgo. La inversión en proyectos empresariales, asumiendo mayor riesgo contraído, pero con la persistencia del tiempo, siempre ofrecerá el mayor retorno.
Se calcula en 100.000 el número de españoles que en siglo XVI emigraron a la América hispana durante el primer siglo colonial. Y se estima que, posteriormente, entre 1800 y 1940 cruzaron el charco 55 millones. La aceleración de la conversión de ahorradores en inversores es real. Y de aquí unos años estoy convencido que el patrimonio invertido en fondos será superior al que se dilapida en liquidez y depósitos. Incluso soy más optimista: espero que se equilibre la relación entre activos financieros e inmobiliarios. Hoy de cada cinco euros que invierten los españoles cuatro están en inmuebles.