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Ucrania amplía sus ataques al petróleo ruso y destroza un oleoducto en la región de Rostov

  • Hasta la fecha, Kiev había centrado sus tiros en las refinerías de Rusia
  • Alrededor del 15% de la capacidad de refino ruso está ya inoperativa
  • Los ataques a los oleoductos abren un nuevo frente de tensión en el petróleo

Mario Becedas, Vicente Nieves

Hay dos puntos claros en la guerra de Ucrania que parecen contradictorios, pero que son reales. Rusia está avanzando en el frente y se podría decir que va 'ganando' la guerra. Pero a su vez Ucrania está encontrando puntos débiles fuera del frente de guerra principal, que están afectando, y mucho, a la infraestructura energética de Rusia. A los ataques con drones a refinerías, ahora Ucrania ha ampliado su punto mira para atacar oleoductos, interrumpiendo el trasvase de petróleo desde los campos de crudo de Rusia hacia las refinerías. Otro golpe inteligente de Ucrania que con muy poco está consiguiendo importantes resultados en términos de desestabilización.

Ucrania ha atacado este sábado con explosivos un oleoducto de la región rusa de Rostov del Don que transporta petróleo de un depósito a los petroleros del puerto del mar de Azov. La Dirección de Inteligencia (GUR, por sus siglas en ucraniano) del Ministerio de Defensa ha informado en Telegram de que "en la noche del 6 de abril de 2024 en la zona de la localidad de Azov, en la región de Rostov, como consecuencia de la explosión en el conducto se ha suspendido de forma indefinida la carga de petroleros".

"Este (oleoducto) era utilizado por el Estado agresor con fines militares en apoyo a la guerra genocida contra Ucrania", ha añadido el organismo. El Ministerio de Defensa ruso ha informado del derribo de 44 drones de las Fuerzas Armadas ucranianas durante la pasada noche y ha confirmado daños en una subestación eléctrica. Estos ataques de Ucrania encuentran 'apoyo' en las sanciones impuestas por Occidente y, sobre todo, por EEUU, que dejan sin piezas y sin capital humano cualificado a Rusia para restablecer el servicio de forma rápida y eficaz, según publicaban los expertos de Reuters.

Ucrania está castigando el músculo económico de Moscú con este tipo de ataques. El petróleo y los productos refinados son la mayor fuente de ingresos de Moscú. Con la venta de estos productos, Rusia ingresa miles de millones de dólares cada año. Esta es la fortaleza de Rusia, sus materias primas. Aunque lo lógico desde el punto de vista estratégico del ejército ucraniano sería atacar directamente las terminales de exportación de petróleo y productos refinados de Rusia, cortando de raíz la entrada de ingresos.

Sin embargo, Kiev no quiere generar un terremoto en el mercado de petróleo, por lo que centra sus ataques en refinerías y oleoductos para dañar la producción interna de refinados, sin generar un colapso del mercado global de petróleo. De este modo, Rusia sigue exportando petróleo a un mundo sediento de 'oro negro' al mismo tiempo que tiene que reducir las exportaciones de productos refinados, de los que obtiene un margen muy superior. El golpe de Ucrania está medido y pensado. Mientras tanto, las fábricas de Ucrania luchan por multiplicar la producción de drones.

Pese a todo, resulta prácticamente imposible golpear el corazón petrolero de Rusia sin afectar a los mercados globales. Al final, el petróleo y refinados rusos suponen el 10% de la oferta global. Aunque Ucrania está realizando ataques selectivos a refinerías y al oleoducto de este sábado, el petróleo acumula varias semanas de subidas intensas de precio que se han visto interrumpidas este lunes, de forma puntual, por la retirada de las tropas terrestres de Israel de Gaza.

Uno lo los últimos golpes fue sorprendente por la distancia entre Ucrania y el lugar donde se divisó el impacto de un dron contra una refinería clave. El ataque que se produjo este martes a una de las refinerías más importantes de Rusia, a más de 1.200 kilómetros del frente demuestra la capacidad de Ucrania para llegar casi a cualquier lado. Sin embargo, los aviones no tripulados del ejército de Kiev están concentrando todas sus fuerzas en castigar estas instalaciones que se dedican a convertir el petróleo en productos refinados como diésel, gasolina o queroseno. Rusia es uno de los mayores productores de derivados del mundo.

Rusia busca devolver el golpe

En medio de estos selectivos ataques de Ucrania, Rusia ha cambiado de táctica a la hora de atacar las infraestructuras energéticas ucranianas, utilizando misiles de precisión para destruir centrales eléctricas en zonas menos protegidas que Kiev, algunas de las cuales no podrán restablecerse por completo a tiempo para el próximo invierno.

Funcionarios ucranianos han reconocido a fuentes consultadas por el Financial Times que, aunque no tan generalizado, el daño que Moscú está infligiendo es peor que en el invierno de 2022-23, con el aparente objetivo ahora de un daño permanente e irreparable. Rusia atacó siete centrales térmicas entre el 22 y el 29 de marzo, todas ellas en regiones distintas de Kiev, que cuenta con algunas de las mejores defensas antiaéreas del país. Los misiles rusos también alcanzaron dos centrales hidroeléctricas. Ucrania no ha dado detalles sobre el alcance de los daños en cada central, pero las autoridades han reconocido que varias, incluidas las de la región de Kharkiv, cerca de la frontera rusa, habían quedado casi completamente destruidas.

"Nuestro objetivo es restaurar todo lo que podamos antes de octubre", ha declarado Maxim Timchenko, director ejecutivo de DTEK, el mayor productor de energía de Ucrania. El grupo perdió cerca del 80% de su generación de energía en los ataques rusos de la última semana de marzo. Cinco de las centrales térmicas de DTEK se han visto obligadas a interrumpir su actividad.

De no haber sido por el clima cálido, las importaciones de energía de la UE y el aumento de la generación de energía renovable, Ucrania habría sufrido apagones generalizados, como ocurrió en el pasado invierno, explica Timchenko. En la anterior campaña invernal contra la red energética ucraniana, Rusia trató de sumir a las ciudades en la oscuridad y el frío apuntando a los patios de conexiones y transformadores en ataques por todo el país, relata al FT Timchenko. Pero ahora los misiles rusos apuntan a centrales eléctricas en regiones concretas para "destruirlas por completo, porque no es posible reconstruir las centrales en poco tiempo".

"El mismo número de misiles utilizados en el ataque de invierno [2022-23] ahora se dirigen a cinco o seis instalaciones energéticas en una región", señala Maria Tsaturian, jefa de comunicaciones de Ukrenergo, el operador nacional del sistema de transmisión de Ucrania. "Están intentando cortar el suministro eléctrico a grandes regiones industriales y ciudades", resume.

Triple golpe a las refinerías rusas

A los selectivos ataques ucranianos con drones a las refinerías, que han pillado a Moscú con el pie cambiado, y la asfixia por las sanciones de EEUU (ha trascendido que una importante refinería rusa depende de una empresa americana para arreglar sus instalaciones y reanudar la producción), se ha sumado en las últimas horas un tercer golpe. Esta vez el culpable ha sido el clima.

En la ciudad de Orsk, situada en la región de Orenburg y a unos 1.800 kilómetros al este de Moscú, una refinería de petróleo ha interrumpido sus operaciones y miles de personas han sido evacuadas debido a las graves inundaciones. Las autoridades rusas han ordenado la evacuación de algunas zonas de la ciudad tras la rotura de una presa el viernes, que se sumó a las inundaciones sufridas por la región tras las recientes lluvias torrenciales.

La refinería de petróleo de Orsk ha detenido sus operaciones debido a la subida del nivel del agua, según han informado los operadores de la instalación en Telegram, recoge Bloomberg. La refinería, que pertenece a Forteinvest, tiene una capacidad de producción de casi seis millones de toneladas al año y produce gasolina y gasóleos para los mercados nacional y de exportación, según su página web.

La agencia estatal de noticias RIA informó que la suspensión de las operaciones tenía como objetivo evitar riesgos ecológicos en medio de las inundaciones que han afectado la región circundante de Orenburg, así como partes cercanas de Rusia y Kazajstán, informa Reuters.