Bolsa, mercados y cotizaciones

Las renovables vuelan en bolsa desde mínimos hasta un 40% al calor de la Fed y el BCE

  • Los tipos y la inflación les habían llevado a una "situación financiera extrema"
  • Los problemas siguen, pero se esperan importantes recortes que mejoren su situación

Álvaro Moreno

El gran perdedor del año ha sido la industria renovable. A escasas semanas de que este 2023 termine, pocos dudan de que será recordado como un punto de inflexión clave para el sector, que puso contra las cuerdas a sus empresas y las llevó al límite. A pesar de una gran inversión y una demanda récord, unos tipos de interés más altos han hecho que les sea más caro financiarse. Estas empresas, fuertemente apalancadas, no solo se han visto expuestas a un incremento del precio de su deuda, sino que la inflación ha elevado sus costes. Una situación que ha llevado a las principales empresas, según la Agencia Internacional de la Energía a "una situación financiera extrema".

Este complejo entorno se ha visto reflejado en la cotización de las principales compañías del sector, tanto en EEUU como en Europa, donde la Fed y el BCE han emprendido sus respectivos ciclos de subidas de tipos. Este contexto es el que explica una auténtica sangría bursátil. Sin embargo, la perspectiva de los bancos centrales ha dado un giro radical tras la última reunión de la Fed y los mercados han comprado la euforia de una sucesión de recortes en los tipos de interés.

Tras el tono de Jerome Powell y la hoja de ruta, en la que reconoce tres bajadas de tipos para 2024, el consenso de los analistas de FedWatch disparó su optimismo y ya estima seis recortes de 25 puntos básicos para 2024, empezando en marzo. Incluso cobra fuerza la opción de una séptima rebaja para el próximo año que llevaría el 'precio del dinero' hasta el rango entre el 3,5% y el 3,75%. Esto lo ha cambiado todo para el sector 'verde' que ha visto cómo acelera de forma crítica sus subidas en bolsa. De este modo, se acentúa una dinámica que viene desde noviembre, cuando la mejora en los datos de la inflación de Europa y EEUU han hecho soñar a los mercados con unos bancos centrales actuando antes de lo previsto.

De hecho, el índice que recoge a las mayores firmas renovables de todo el mundo, el S&P Global Clean Energy Index, se ha revalorizado un 10% desde la reunión y las diferentes firmas del sector están viviendo alzas meteóricas en Wall Street. Las tres mayores compañías han subido de forma frenética desde la reunión un 14% en el caso de First Solar, un 20% en el caso de Enphase Energy y un 18,24% para SolarEdge. A pesar de ello, estas no salvan un año nefasto en el que el sector retrocede un 24%, aunque las caídas llegaron a ser del 36% en octubre.

En Europa, las perspectivas de recortes han intentado ser contenidas por el BCE, que ha reforzado su narrativa de que queda una larga travesía antes siquiera de debatir estas bajadas. Sin embargo, el mercado da por hecho que estos recortes comenzarán pronto y, desde noviembre, esta perspectiva ha ido calando en un Viejo Continente en los últimos datos de inflación del 2,4% en noviembre han hecho soñar con un movimiento a corto plazo.

Esta perspectiva ha hecho soñar también a las principales firmas renovables europeas, que viven un importante rebote tras su potente caída hasta octubre de 2023. Orsted sube un 43% desde sus mínimos del año, Vestas hace lo propio un 43%, Solaria un 40% y Acciona Energía un 18%. Por su parte, Siemens Energy un 60% desde sus mínimos de octubre, cuando hizo público que negociaba un aval financiero del gobierno de Alemania, aunque aún está un 36% por debajo en el año.

Al igual que Siemens Energy, la situación actual no supone la salvación de las empresas europeas este 2023, que caen con fuerza en el cómputo general del año. Oersted es la otra gran damnificada, con una caída un 43,54% en lo que va de año. Vestas, por su parte, casi ha logrado remontar todo lo perdido y solo cede un 3%. Gigantes como National Grid ya cotiza en positivo, aunque la firma británica también tiene un gran negocio gasista y no depende solo de las renovables. Por su parte, Iberdrola también cotiza en positivo a pesar de que llegó a caer un 10%. Firmas más pequeñas como Solaria también están en verde, con una subida del 5,05%.

Además, de cara a los próximos meses hay optimismo. "Si se confirman las caídas en los tipos de interés para 2024, podríamos ver una mejora significativa en la cotización de las empresas de energía renovable en 2024", explican los analistas de Morgan Stanley en su informe de diciembre. En dicho documento, la firma norteamericana mejoró la calificación de First Solar desde neutral hasta recomendar comprar. Desde Janus Henderson explican que tras el cambio de ciclo, no es sostenible "que los valores renovables coticen en mínimos de la crisis financiera mundial". Por lo tanto, ven "un gran descuento en algunas de estas acciones". En esto coincide el consenso de los analistas de Bloomberg que otorga al sector renovable de EEUU un potencial de revalorización del 20% para los próximos 12 meses.

Una tormenta no solo por los tipos

La crisis ha sido especialmente crítica para la energía eólica donde varias empresas relevantes como Siemens Energy mostraron problemas respecto a sus turbinas. Además, el Consejo Mundial de la Energía Eólica advertía de que su situación era más complicada por la escasez de componentes clave, con cuellos de botellas en componentes clave como los generadores, las palas o las cajas de cambios. Como resultado de esto, la perspectiva era que "ya no podrá soportar el crecimiento de proyectos fuera de Europa para 2026". Desde Allianz, por su parte, explicaban que los ocho gigantes del sector habían realizado a comienzos de año una reducción de activos de 3.000 millones de dólares antes los mayores costes y los problemas para financiarse.

"La inflación y los tipos de interés han puesto en serios problemas todo tipos de proyectos, en especial en EEUU, que eran viables con las condiciones previas y con las tarifas mínimas garantizadas", explican los expertos del banco alemán. Por su parte, desde Fitch Ratings afirmaban que "todos estos factores (cuellos de botella, tipos de interés e inflación) han hecho que muchos proyectos ya no sean rentables dado que su rentabilidad se ha desmoronado, en particular en los proyectos de eólica marina".

Desde la Agencia Internacional de la Energía ponen el ejemplo de Orsted, que canceló 4.000 millones de dólares en proyectos eólicos marinos en EEUU. También señalan el caso de BP y Equinor que amortizaron 800 millones de dólares e Iberdrola cancelando un proyecto de 800 MW en EEUU. Desde la institución remarcan que esta situación de incertidumbre general sobre los proyectos ha permeado en todos los estratos del tejido industrial renovable, poniendo como ejemplo a los fabricantes de aerogeneradores "pues muchos en Europa y EEUU han registrado márgenes negativos durante siete trimestres consecutivos".

"La industria fotovoltaica también se ha visto expuesta a grandes presiones en los costes y a una gran competencia"

Sin embargo, los problemas renovables no han sido solo un tema eólico. La energía solar no ha tenido tantos problemas, pero no ha estado exenta de grandes desafíos que han sacudido su cotización. De hecho, desde la AIE explican que "la industria fotovoltaica también se ha visto expuesta a grandes presiones en los costes, aunque en una perspectiva algo diferente". La agencia explica que los mayores costes de financiación han sido un gran lastre, pero que se ha sumado "a un exceso de capacidad que está reduciendo la rentabilidad de los actores a lo largo de toda la cadena suministro". En ese sentido, la AIE destaca que, en plena bajada de tipos y aumento de costes, "ha emergido una feroz competencia por cuota de mercado que ha reducido las ganancias".

Ahora, con uno de los grandes elementos de presión para la industria en retirada. Los mercados prestarán especial atención a si, tanto las firmas más orientadas al negocio solar como las eólicas, son capaces de hacer frente a los otros problemas que las han atormentado estos últimos dos años casi como una tormenta perfecta. Sin la presión de los tipos, los cuellos de botella, la competencia y la menor rentabilidad siguen presentes, pero unos bancos centrales menos restrictivos permiten al sector coger aire para un futuro cargado de desafíos.