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¿Europa, rehén de Rusia por la energía? El cada vez más indispensable gas deja al continente en manos del 'zar'

  • El anuncio de Putin de que habrá suministro desploma los precios del gas
  • El progresivo aumento del consumo de gas frente a la energía nuclear, clave
  • Los expertos instan a diversificar las fuentes de energía más allá de Moscú
Foto: Reuters

Mario Becedas

El anuncio este miércoles del gobierno ruso de que el suministro de gas a Europa este invierno está más que garantizado y que alcanzará niveles récord sirvió para girar a la baja unos precios desorbitados que en los dos días previos habían subido un 60% pero también para evidenciar la dependencia energética que el continente tiene de Rusia.

Las palabras ayer del presidente ruso, Vladimir Putin, iban encaminadas a descargar la responsabilidad de Rusia en el suministro europeo. El mandatario defendió que Rusia "siempre" será un suministrador "fiable" de gas, cumplidora de sus "obligaciones" y no dudó en atribuir la actual crisis abierta a las bajas temperaturas del último invierno y también a los "errores" cometidos por la UE al abordar la política energética. El Kremlin salió así al paso de las acusaciones de controlar el suministro de energía según sus intereses políticos.

La refutación ha llegado este jueves desde la Agencia Internacional de la Energía (AIE), cuyo director ejecutivo, Fatih Birol, ha afirmado en el Financial Times que Rusia tiene capacidad para enviar mucho más gas a Europa y aliviar la crisis energética que asola el continente, en una intervención que probablemente refuerce las afirmaciones de que el país está reteniendo suministros cruciales.

En cualquier caso, bastó con ver ayer cómo con la disposición de Putin a "estabilizar los mercados energéticos mundiales" se notó de inmediato en los mercados europeos. Los contratos de futuros europeos de gas (TTF holandés) para entrega en noviembre, de referencia para el continente y que durante el miércoles habían subido hasta un récord de más de 161 euros por megavatio hora, cedían en cuestión de minutos tras las palabras del inquilino del Kremlin y bajaban a los 100 euros. Incluso las bolsas europeas limaron sus pérdidas de cara al cierre. Pruebas fehacientes de que un mínimo gesto energético desde Moscú sacude para bien o para mal Europa.

¿Cómo se ha llegado a este punto? "Los precios del gas en Europa han aumentado por una combinación que une el clima adverso, la interrupción del suministro del Mar del Norte y Rusia, y la competencia de la demanda de gas natural de Asia", resume Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, quien expone una escalofriante cifra: los precios del gas natural han despuntado un 530% este año en Europa y en EEUU un 130%.

Por su parte, los analistas de Nordea Bank AB han elaborado un índice de precios del consumo de energía para China, Europa y EEUU, que también revela cómo China y la zona euro los norteamericanos se ven claramente más afectados por la actual contracción energética que por ejemplo los norteamericanos. "Esto se debe a la diferente composición del consumo energético, a la autosuficiencia y a las diferencias geográficas de precios. La dependencia del gas natural (ruso) y del carbón de Europa y China, respectivamente, les sitúa en peor situación que EEUU", apostillan los economistas del banco danés Andreas Steno Larsen y Philip Maldia Madsen.

"El único ganador de esta crisis energética es Vladimir Putin", destacan los analistas de Nordea poniendo el foco en Alemania. "¿Qué nos ha llevado hasta aquí? Pregunten a Angela Merkel", ironizan ambos economistas. La iniciativa alemana en 2010 -acelerada en 2011 tras el desastre de Fukushima- de prescindir de la energía nuclear con horizonte en 2022 ha hecho que la capacidad de producción nuclear haya pasado de representar más del 10% del consumo energético alemán a niveles inferiores al 5% en la actualidad, con la energía eólica y el gas natural como sustitutos.

"Hemos visto acontecimientos similares en países como Suecia y Francia, lo que ha dejado a la red eléctrica europea vulnerable en caso de que el viento no sople", diagnostican estos expertos poniendo el dedo en la llaga. "Recordemos que el gas natural sigue representando alrededor del 25% del consumo total de energía en Europa. Contamos contigo, Vladimir", continúan señalando ya hacia el mandatario ruso. "Que Europa esté a punto de entrar en una recesión energética está ahora únicamente en manos del zar, lo que recuerda al poder que tenían los muftíes en los años setenta. ¡Esperemos que el viento empiece a soplar!", cierran su informe.

Más crítico con las autoridades europeas se ha mostrado Timothy Ash, estratega senior de mercados emergentes en Bluebay Asset Management, en una nota difundida el miércoles. "Europa se ha dejado a sí misma como rehén de Rusia en lo que respecta a los suministros de energía", denuncia Ash, calificando la situación de increíble.

"Está clarísimo que Rusia tiene a Europa (la UE y el Reino Unido) en una situación de bloqueo energético, y Europa (y el Reino Unido) son demasiado débiles para llamarla y hacer algo al respecto", enfatiza, hablando directamente de "chantaje energético". "Europa se está acobardando porque teme que a medida que se acerque el invierno, Rusia siga apretando las tuercas (de los gasoductos energéticos) y permita que se congele hasta que se salga con la suya y se certifique el Nord Stream 2".

El experto se refiere al cuestionado gasoducto que Putin vende como la solución definitiva. El presidente ruso está determinado a no aumentar los volúmenes de gas suministrado a Europa a través de Ucrania, ya que este gasoducto, que deberá ser puesto en marcha en los próximos meses, es mucho más rentable.

El gasoducto tiene detractores en Europa: Ucrania está dolida y enfadada por el acuerdo con Rusia, ya que significa que sus propios gasoductos quedan sin conexión y, por tanto, perderá valiosas tasas de tránsito de gas. También Polonia, que se siente vulnerable frente a una Rusia más asertiva, dice que el gasoducto sólo sirve para fortalecer a Rusia. Sin embargo, Alemania anhela su culminación y EEUU, en un intento de acercamiento a Berlín, no ha puesto más obstáculos pese a sus reticencias con el Kremlin. Los continuos retrasos y polémicas en torno al gasoducto agitan aún más la situación.

Es por eso que no pocos expertos coinciden en señalar que Europa debería diversificar sus fuentes de energía lejos de Rusia. "Cuanto más diversifique Europa su suministro, menos riesgo habrá", defiende Mike Fulwood, investigador principal del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford. El experto añade como prueba que el Viejo Continente está intentando obtener una cantidad cada vez mayor de gas natural desde EEUU. "Hemos visto en los últimos años un gran aumento de las importaciones de gas natural licuado en Europa, sobre todo desde el mercado estadounidense", apunta.