¿Qué significa que el Ibex 35 cotice en los 11.000 puntos?
- Tras este indicador hay una cesta de firmas que no pesan por igual...
- ... y cuyas operaciones influyen en el ajuste final del selectivo español
Isabel Blanco
El Ibex 35, en ocasiones, se emplea como sinónimo para hablar de la bolsa española. No es estrictamente correcto, porque se trata de un índice compuesto por 35 valores del más de un centenar que cotizan en el parqué. Pero se ha convertido en el principal indicador para medir el comportamiento de las grandes cotizadas españolas.
Su principal función no es otra que la de representar a tiempo real cómo evolucionan las compañías incluidas, que han de ser los títulos más líquidos o, para simplificar, aquellos que más dinero mueven en el mercado.
Su seguimiento es sencillo. El Ibex 35 es un índice de precios, que cotiza diariamente de forma continua, por lo que un inversor puede conocer las subidas y bajadas que experimente. Si avanza más de un 15% en el año, no significa otra cosa más que ahora está un 15% por encima de los niveles de cierre de 2016. Pero, ¿qué hay detrás de esos niveles? ¿Qué significa que el Ibex 35 cotice en los 11.000 puntos?
Como punto de partida, el índice tiene como valor base los 3.000 puntos de cierre de sesión del 29 de diciembre de 1989. A partir de ahí, comenzó su historia. Detrás de su valor, existe una fórmula matemática con diversos componentes. Entre esas variables se tienen en cuenta: cada una de las 35 compañías; el número de acciones computables en cada empresa, es decir, el capital que circula libremente en bolsa, excluyendo las participaciones significativas en manos de accionistas de referencia; el precio de los títulos; y la capitalización de cada cotizada. Todo esto se mete en una coctelera, de la que resulta un índice, medido en puntos, que, a grandes rasgos, está ponderado por el tamaño bursátil de las compañías ajustándose a las acciones que no están cautivas en grandes paquetes de accionistas.
Para acabar de perfilar al Ibex, se le añade un componente adicional que lo ajusta con más precisión. En este último condimento se incluyen desde ampliaciones y reducciones del capital que lleven a cabo las compañías del índice, hasta dividendos pagados a los accionistas, fusiones y absorciones que afecten a esas empresas o canjes de bonos por acciones con instrumentos como la deuda convertible.
Estos últimos ajustes se realizan para "garantizar, en la medida de lo posible y de forma sencilla", que el Ibex refleje "el comportamiento de una cartera compuesta por las mismas acciones" que incluye, según recogen las normas técnicas de Sociedad de Bolsas, una firma de BME. Esta empresa del grupo es la encargada de la gestión y funcionamiento del Sistema de Interconexión Bursátil (Sibe), la plataforma técnica de contratación del mercado de valores español y donde reside el libro de órdenes.
Por qué una compañía entra o sale del índice
Pero aunque un inversor intente replicar al Ibex, con una cesta con los mismos valores españoles, debe tener en cuenta que el índice está ponderado, es decir, que unas empresas tienen más peso que otras en función de la capitalización. Hoy en día, las compañías que más pueden tirar del Ibex 35 por su tamaño, ajustado siempre a las acciones que circulan libremente en el mercado, son: Banco Santander, con en torno a un 15%; Inditex, con un 12%; y Telefónica, con más de un 9%. El tamaño de las cotizadas, por tanto, es clave para el Ibex, y, aunque es un condicionante necesario, no es el principal baremo que los cuidadores del índice analizan para incluir o excluir empresas.
Lo principal es la liquidez, y una de las vías de medirla es con el volumen de negociación, el dinero que muevan los títulos en un periodo concreto de seis meses. Aquí también se fijan, por ejemplo, en cómo es la calidad de ese volumen, en si se ha producido por cambios relevantes del accionariado o en las características y la cuantía de las operaciones realizadas. A partir de este análisis, intentan que el Ibex siempre contenga las 35 acciones más líquidas, sometiéndolo a revisiones en junio y diciembre, y realizando dos reuniones de seguimiento en marzo y septiembre, donde también hay posibilidad de cambios. El requisito en cuanto a tamaño es que la capitalización media de un valor en los últimos seis meses equivalga al menos a un 0,3% de la capitalización media del Ibex en ese periodo.
No todos los índices se construyen como el Ibex 35. El que sirve como gran indicador en la zona euro, el EuroStoxx 50, no tiene en cuenta la liquidez, sino el tamaño en bolsa de las compañías, así como el peso que ya tenga en el índice el sector al que pertenece. Este último factor no se evalúa en ningún caso en España, porque no se pretende que haya diversidad sectorial.
De forma extraordinaria y temporal, el Ibex puede incluir más o menos empresas. En noviembre de 2015, por ejemplo, estuvo compuesto por 34 valores tras la expulsión de Abengoa por la presentación de un preconcurso de acreedores. También ocurrió el mes de junio de ese mismo año, cuando se excluyó a Jazztel por la opa que Orange lanzó sobre la española. El índice también acogió a 36 empresas en 2012, cuando se incorporó DIA sin que ningún valor saliese por la distorsión en el volumen que provocó la prohibición de operaciones bajistas.
En máximos históricos, pero con dividendos
La familia de índices bajo el paraguas Ibex es muy amplia. Aunque el más conocido es el Ibex 35, también hay un homólogo en el que sí se incluyen los dividendos. En un mercado como el español, en el que las compañías retribuyen a sus accionistas con pagos elevados, hay diferenciales sustanciales. Mientras el índice sin dividendos todavía se encuentra a más de un 45 por ciento de recuperar sus máximos históricos alcanzados en noviembre de 2007, con el componente de la retribución ya ha alcanzado estos niveles que tocó por última vez en 2015. Entre las variedades y funciones del Ibex, también destaca su utilización como subyacente en la negociación de productos derivados.