Internacional
Cómo afectarán los resultados de las elecciones europeas al acuerdo del Brexit en Reino Unido
- May se niega a hacer campaña y sus votantes huyen al Partido del Brexit
Víctor Ventura
Si hay algo común en toda Europa es que las elecciones al Europarlamento suelen ser el campo de pruebas en el que los ciudadanos protestan contra sus Gobiernos nacionales o hacen oir sus quejas apoyando a partidos minoritarios. Y las encuestas indican que el Reino Unido no va a ser menos este año, con un aumento espectacular de los dos extremos anti y pro-Brexit. Pero el fuerte hundimiento de los dos grandes partidos, 'Tories' y laboristas, puede tener efectos mayores: la posibilidad de un acuerdo bipartidista para aprobar la salida ordenada va camino de quedar enterrada con los resultados de los comicios de la próxima semana.
Al igual que en 2014, el eurófobo Nigel Farage parece destinado a ganar las elecciones, entonces con el UKIP -27%- y ahora con el Partido del Brexit, que ronda el 30% en las encuestas pese a que todavía no ha presentado programa electoral alguno. Pero la mayor diferencia es en la intención de voto para unas generales: si entonces el UKIP estaba en un 17% en las encuestas a nivel nacional, muy por debajo de los dos grandes, ahora su partido se acerca al 20% y podría empatar o incluso superar a los 'Tories'. Algo que sería extraordinario: nunca en más de 300 años de historia el Partido Conservador ha acabado en tercer lugar o peor en unas elecciones generales.
El problema es que los conservadores están afrontando estas elecciones europeas de una forma poco convencional: fingiendo que no existen. Sin programa, sin mítines, sin actos, sin dinero para que los candidatos hagan campaña, el partido de Theresa May parece estar pidiendo a sus votantes que les castiguen. Entre sus propios militantes, encuestas internas indican que más de la mitad podrían votar a Farage en vez de a su propio partido.
La única solución que May es capaz de ofrecer es llegar a un acuerdo con los laboristas. Pero ellos también tienen lo suyo: su líder, Jeremy Corbyn, insiste en que su prioridad es aprobar un Brexit 'a la noruega' antes que permanecer en la UE. Y, en consecuencia, casi la mitad de sus votantes se están marchando a partidos abiertamente proeuropeos, como los Liberal-Demócratas -grandes ganadores en las recientes elecciones municipales-, los Verdes o Cambiemos Reino Unido, una escisión de los laboristas.
Pero con el Gobierno paralizado -hace más de un mes que no se celebra una votación en el Parlamento- y sin planes para debatir sobre el Brexit esta semana, cualquier acuerdo tendría que esperar a las elecciones europeas. Y para entonces, es posible que los dos grandes partidos sumados hayan quedado por debajo del 40% de los votos. Una posición muy vulnerable como para que May y Corbyn cierren un acuerdo que gran parte de sus partidos ya rechazaban de antemano.
Westminster 'a la española'
Sin embargo, es difícil ver cómo podría arreglarse esta situación sin un cambio completo de líderes y unas elecciones generales. Si tanto los 'brexiters' radicales como los pro-europeos superan el 30% en cada lado en los comicios de la próxima semana, es difícil imaginar a sus equivalentes en los 'Tories' y los laboristas aceptando un acuerdo para un Brexit blando. Y ni la salida sin acuerdo ni el segundo referéndum tienen una mayoría en la Cámara de los Comunes actual, por mucho que sus defensores reciban un impulso en las urnas europeas. Y los equilibrios no cambiarán aunque triunfen los intentos de echar a May o se produzca una rebelión interna laborista a favor de los 'remainers'.
¿Y qué podría salir de unas elecciones? Traducidas al sistema electoral británico, las encuestas sugieren un hundimiento de los 'Tories' -perderían más de 100 escaños-, una entrada débil del Partido del Brexit -un 9% del Parlamento pese a tener el doble de votos, lo que les situaría como cuarta fuerza, tras los nacionalistas escoceses- y una victoria laborista insuficiente para gobernar en solitario -a las puertas de la mayoría absoluta con menos del 30% de votos-. La crisis política británica entraría en un nuevo escenario igual de complejo, con la derecha dividida en dos fuerzas casi empatadas y perdiendo escaños por esta división, el centro-izquierda troceado con una fuerza dominante y varias pequeñas decisivas, y con los independentistas de árbitro. Muchos británicos querrían copiar el clima español, pero parece que tendrán que conformarse con nuestro sistema de partidos actual.