Internacional
La 'verdadera' votación presidencial de EEUU confirma la victoria de Biden y le deja a un paso de la Casa Blanca
- No hubo sorpresas en la votación, que será confirmada el próximo 6 de enero
- Trump mantiene viva la llama de las denuncias en algunos estados
Víctor Ventura
No hubo tránsfugas ni violencia en las calles, como habían amenazado algunos grupos radicales este fin de semana. Joe Biden ha obtenido 306 votos en el Colegio Electoral, la institución que oficialmente elige al presidente de EEUU, superando con claridad los 270 votos que marcan la mayoría absoluta. Un resultado que le deja a falta de un solo trámite para certificar su victoria.
La votación se produjo en las capitales de los distintos estados, como dicta la ley, a lo largo del día. California, el penúltimo estado en votar, dio los votos necesarios para que Biden superara la barrera de los 270. Al contrario que en 2016, no hubo ningún voto en protesta a favor de un tercer candidato. Algunos de los delegados mencionaron incluso que votaban a favor de Biden "como seguidor de Bernie Sanders", rival del presidente electo en las primarias demócratas.
Los actos, eso sí, tuvieron un ambiente extraño por culpa de la crisis del covid. Para mantener la distancia, algunos estados como Arizona realizaron la votación en un auditorio en vez de en el salón de plenos del Parlamento estatal, y Nevada directamente hizo la reunión por videoconferencia. Por supuesto, no asistió público, por lo que todos emitieron la ceremonia de votación en directo por internet.
El siguiente paso es la sesión de recuento de los votos a presidente, que será en una sesión plenaria de las dos cámaras del Congreso el próximo día 6 de enero. En esa sesión se contarán los votos que hoy han sido firmados y certificados por sextuplicado, y se declarará oficialmente al próximo presidente de EEUU.
Trump no cede
Aun así, el actual presidente, Donald Trump, que sumó 234 votos, no admitió la derrota. El Partido Republicano pidió a su lista de candidatos a delegados en Georgia, Pensilvania, Arizona y Wisconsin que emitieran votos provisionales a favor de Trump "por si los tribunales finalmente deciden que Trump es el legítimo ganador electoral de alguno de esos estados". Sí hubo concesión en Michigan, donde el líder local de los republicanos, Lee Chatfield, dijo en un comunicado que no intentarán alterar el resultado "por el bien de la república" y para evitar una guerra sucia total en los próximos comicios.
El precedente está en las elecciones de 1960, cuando Hawái llegó al día oficial de votación con los resultados electorales aún sin confirmar, con una diferencia mínima de 100 votos entre John Kennedy y Richard Nixon y un recuento en marcha. Para evitar problemas, los delegados de ambos partidos emitieron sus votos a la vez. El gobernador certificó los de Nixon, que estaba ganando, y guardó los de Kennedy. Pero el demócrata acabó por delante en el recuento, y el gobernador certificó los votos a favor de Kennedy y los envió para que fueran contabilizados oficialmente, como así ocurrió.
En la práctica, mantener unos votos alternativos a favor de Trump guardados en caso de que la Justicia cambie los resultados servirá ya de poco. Los tribunales han archivado ya 59 denuncias y recursos presentados por el presidente y su equipo por falta de pruebas, estar fuera de plazo o no ir al estamento correcto. El Tribunal Supremo ha tumbado ya dos: una denuncia de Texas que Trump consideraba como su mejor opción y un recurso a otra derrota en Pensilvania.
Sin embargo, muchos republicanos siguen confiando en que esas listas alternativas sean aprobadas por el Congreso en la sesión del día 6 de enero aunque no hayan sido aprobadas por los tribunales ni por los gobernadores. Según la ley, si hay dudas sobre cuál de las dos listas es la oficial, las dos cámaras votarían. Para aprobar las listas no certificadas por el gobernador -es decir, las de Trump-, o rechazar las de Biden y declarar sus votos nulos, haría falta el apoyo de 50 senadores y 218 diputados, una mayoría absoluta de ambas cámaras. Dado que los demócratas controlan la Cámara Baja, las probabilidades de que eso ocurran son nulas.
Aun así, Trump y sus seguidores siguen esperando un milagro de última hora o que algún tribunal declare que las leyes que llevan regulando la votación presidencial desde hace más de un siglo son inconstitucionales sin que nadie se hubiera dado cuenta hasta hoy. La esperanza es lo último que se pierde, pero a estas alturas Trump necesita varios milagros juntos para seguir en la Casa Blanca.