Internacional
Omaha, la ciudad de Warren Buffett, puede dar el escaño decisivo para elegir al próximo presidente de EEUU
- Con este solo diputado, Biden podría permitirse ignorar a Florida u Ohio
Víctor Ventura
Omaha, con casi medio millón de habitantes, es la mayor de las dos ciudades dignas de ese nombre que hay en el estado de Nebraska, en el centro de EEUU, una parte del país famosa por sus enormes extensiones de terreno sin mucha población. Su fama, sin embargo, le viene por ser el lugar de nacimiento de Warren Buffett, el "Oráculo de Omaha" y el origen de una de sus mayores atracciones anuales, la junta de accionistas de Berkshire Hathaway. Pero este año puede pasar a la historia por otro motivo: tener el voto clave que decida el resultado de las elecciones presidenciales.
En EEUU, los escaños al Colegio Electoral, la cámara que se reúne un solo día para elegir al presidente cada cuatro años, se suelen repartir todos al candidato más votado en cada estado, ya gane por un voto o por varios millones. Las dos excepciones son Maine y Nebraska, en los que cada circunscripción al Congreso elige también su propio diputado al Colegio Electoral. Y, de entre los dos estados, Omaha es la única ciudad lo suficientemente grande para elegir casi ella sola 'su' propio representante a la hora de nombrar a su nuevo mandatario.
Hasta ahora, esa curiosidad histórica nunca había sido relevante: Omaha siempre había sido más o menos tan republicana como el resto del estado, un bastión conservador. Y en 2008, la única excepción en la que Omaha rompió filas y votó por el demócrata Barack Obama, esa victoria ocurrió en medio de una paliza tan grande a nivel nacional que ese escaño resultó irrelevante en la práctica, una anécdota más que otra cosa.
Sin embargo, este año, esta pequeña circunscripción puede ser decisiva. Joe Biden, que se presenta como el sucesor de Obama, al que acompañó en la Casa Blanca como mano derecha durante sus dos legislaturas, está haciendo lo posible para volver a ganar allí. A su favor, el escaso margen de victoria de Trump en 2016 -apenas dos puntos- y el alto nivel de educación de la ciudad: es el territorio con más titulados universitarios de entre los que ganó Trump en 2016. Los universitarios, precisamente, son un segmento que dio la espalda al presidente en las legislativas de 2018 y entre el que su popularidad no ha dejado de hundirse desde entonces. Las encuestas lo sitúan como uno de los escaños con más posibilidades de cambiar de bando en estas elecciones. Y ese solo voto puede ser la diferencia entre una victoria de uno u otro.
Para ser elegido presidente, un candidato necesita sumar 270 votos del Colegio Electoral, una mayoría absoluta. Si nadie lo consigue, será la Cámara de Representantes la que desempate, con unas reglas arcanas que hacen imprevisible saber quién ganaría aunque los demócratas tengan mayoría absoluta. Partiendo de los 232 escaños que obtuvo Hillary Clinton (no todos acabaron votando por ella, pero el Tribunal Supremo ha prohibido el transfuguismo en estas elecciones), Biden necesitaría ganar 38 escaños más. Y los tres estados en los que ganó Trump en 2016 donde Biden lidera con mayor margen en las encuestas, Michigan, Wisconsin y Arizona, suman exactamente 37 escaños. El único representante de Omaha podría tener, esta vez, el voto decisivo, y reducir a campos de batalla electoral históricos como Florida, Ohio o Pensilvania a la intrascendencia.
Cuentas exactas
Esta peculiaridad histórica puede facilitar enormemente la tarea de Biden. Uno de sus retos es que Trump es más fuerte en los estados clave que a nivel nacional, por lo que podría volver a perder en votos en el total del país -a estas alturas, está casi asumido- pero ganar por la mínima en los suficientes territorios para sumar los 270 escaños, como hizo en 2016. Sin embargo, las encuestas apuntan a que la posición de Biden en Michigan y Wisconsin es prácticamente igual de fuerte que la que tiene a nivel nacional, mientras que en Arizona algunas encuestas le sitúan hasta por encima de esos 7,5 puntos por los que lidera en el total del país. Con el escaño de Omaha, la mayor esperanza que le queda a Trump, ser más fuerte en los estados clave que en la media, puede empezar a desvanecerse.
Buffett, que ya hizo campaña por Clinton hace cuatro años, nunca ha ocultado sus simpatías por el Partido Demócrata. Y esta vez, su ciudad puede pasar a la historia por algo más que por su habitante más ilustre: muy pocas veces se puede decir que el destino del mundo esté en las manos de una ciudad de 560.000 habitantes del oeste estadounidense.