Internacional
Otro giro de guion del Brexit: los rebeldes 'tories' maniobran para aplazar la votación y pedir una prórroga
- Si se aprueba, Johnson tendría que pedir una prórroga de tres meses
- Temen que, si no se termina la ratificación en una semana, salgan sin pacto
Víctor Ventura
¿Y si la votación clave del sábado sobre el acuerdo del Brexit acaba por no celebrarse? Una enmienda introducida por el grupo de rebeldes ex-tories expulsados hace un mes por el primer ministro, Boris Johnson, busca ganar tiempo para estudiar el acuerdo en detalle. Y, dado que los votos de esa veintena de diputados son claves para aprobar cualquier pacto, es muy posible que la sesión histórica de este sábado no termine en un 'sí' o un 'no' decisivos, sino en una anticlimática patada hacia adelante que lleve a otra prórroga más.
La enmienda, presentada por dos de los diputados que se han pasado los últimos dos años haciéndole la vida imposible al Gobierno de Theresa May y ahora a Johnson, suspendería la votación sobre el acuerdo. En su lugar, instaría al Ejecutivo a presentar el proyecto completo de ley del Brexit, necesario para completar el proceso, advirtiendo de que "el Parlamento no ratificará el pacto hasta que la ley no sea aprobada". Mientras tanto, Johnson debería pedir una prórroga que no tendría que ser siquiera de tres meses, sino lo necesario para que el Parlamento pueda tramitar el proyecto sin prisas. "La enmienda da una flexibilidad máxima", dijo el autor del texto, Oliver Letwin. "Nada impide salir de la UE el 31 de octubre si tramitamos el acuerdo antes", pero evitará "efectos no deseados".
El objetivo de este grupo, sin el que Johnson no puede aprobar el pacto de salida, y que cuenta con el apoyo de los principales partidos de la oposición, es tener más tiempo de estudiar el texto completo del acuerdo, en vez de tener que dar el visto bueno al tratado que marcará el futuro del Reino Unido durante las próximas décadas en apenas 48 horas. En este tiempo podrían realizar modelos económicos para estudiar sus efectos y analizar con detenimiento todas las cláusulas, en vez de aprobarlo sin mas, dado que nadie en las bancadas de la oposición se fía ya de Johnson.
Por otro lado, todos esos diputados quieren ver la Ley del Brexit, el texto legal que implementaría el acuerdo y que todavía es secreto. Esa falta de confianza hace temer que entre sus centenares de páginas haya todo tipo de 'minas' legales que no puedan desactivar en un proceso de tramitación acelerado al máximo. Además, durante ese proceso podrían incluir nuevas cláusulas, como la de tener que celebrar un segundo referéndum confirmatorio.
No solo eso, sino que esta propuesta sirve como una garantía para los diputados que temen que Johnson, o los llamados 'espartanos' que quieren una salida caótica, bloqueen la aprobación de la ley del Brexit, que tendría que hacerse de emergencia durante la próxima semana. Si los contrarios a un Brexit ordenado logran frenar los trámites hasta la fecha clave del 31 de octubre, el Reino Unido saldría sin acuerdo. Con esta moción, Johnson estaría obligado a pedir una prórroga 'técnica' hasta terminar la aprobación, lo que les permitiría hacerlo con calma y sin la amenaza de una salida dura pendiendo sobre Westminster.
Es muy probable es que mañana no sea el día clave que dé el visto bueno definitivo a la salida de Reino Unido
Por otro lado, al no rechazar de plano el acuerdo, los diputados evitarían las amenazas de algunos líderes europeos, como Emmanuel Macron (Francia) o Leo Varadkar (Irlanda), que han dejado caer que no aceptarían otra prórroga si el Parlamento tumba esta última oferta. En la práctica no lo estarían haciendo, sino que solo pedirían más tiempo para estudiarla.
Lo más irónico de todo es que es perfectamente posible que esta moción sea aproyada por los contrarios al Brexit y rechazada por Johnson en primera votación, y que en la segunda votación las tornas se giren por completo: que Johnson acepte esta variación como el mal menor -al fin y al cabo, no es un 'no'- y los anti-Brexit intenten tumbarla, junto al acuerdo en sí. Lo que sí es muy probable es que mañana no sea el día clave que dé el visto bueno definitivo a la salida de Reino Unido, sino otro capítulo más en una guerra de guerrillas interminable.