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Pavasal y Bertolín harán la obra municipal más polémica de Valencia diseñada para 'eliminar' un túnel que se mantiene

Imagen del polémico túnel.

elEconomista.es
Valencia,

Las que probablemente son las dos constructoras que encabezan los dos mayores grupos de obra civil de la Comunidad Valenciana en estos momentos, Pavasal y Bertolín, asumirán conjuntamente una de las mayores obras licitadas en los últimos meses por el Ayuntamiento de Valencia y, también, una de las más polémicas: el cambio de cara de las avenidas Pérez Galdós y Giorgeta.

Un proyecto que se anunció inicialmente como una "renaturalización" con una gran actuación fundamental: la eliminación del actual túnel subterráneo para el paso de coches por debajo del cruce entre la avenida Pérez Galdós con la Avenida de Cid y San José de Calasanz.

Una iniciativa que había abanderado el anterior gobierno municipal de Joan Ribó de Compromís con la promesa de suprimir ese paso subterráneo, del que muchos vecinos de la zona llevan quejándose desde hace décadas. De hecho se convoco y adjudicó un concurso público del diseño de esa remodelación, que incluía destinar el túnel a un nuevo depósito que recogería las aguas pluviales de esa zona para reutilizarla para el riego de jardínes.

Sin embargo, aquellos maravillosos 'powerpoint' presentados en 2022 poco tendrán que ver con la realidad. El contrato final adjudicado de las actuaciones de regeneración de esas grandes avenidas adjudicado a Pavasal y Bertolín por 23,9 millones de euros con IVA incluido mantiene ese túnel rodado.

El motivo es que según el Ayuntamiento en el que ahora gobiernan PP y Vox durante la tramitación del proyecto esa opción fue descartada por los técnicos "debido a su elevado coste (19 millones de euros) y el incremento en el plazo de ejecución (24 meses), lo que excedería tanto el presupuesto disponible como el tiempo requerido para la finalización de las obras según la subvención otorgada". Es decir, no se podrían utilizar los fondos europeos Next Generation solicitados en su día.

Pese a ello y a las protestas de colectivos vecinales, el consistorio que ahora gobierna la popular María José Catalá defiende que la iniciativa mantiene "la renaturalización mediante el incremento de la infraestructura verde para promover un espacio público sostenible y resiliente" y "la reducción de emisiones gracias al fomento del uso de medios de transporte no contaminantes, como el transporte público, la bicicleta y los desplazamientos a pie, dirigida a disminuir las emisiones de CO2 y la contaminación acústica".

Según el propio consistorio, tras elegir la oferta de la unión temporal de Pavasal y Bertolín, las constructoras realizarán el proyecto según la redacción definitiva del proyecto aprobado el 4 de octubre de 2024 por el Ayuntamiento. Es decir, se mantiene el paso inferior y la contempla reurbanización del resto del ámbito según lo previsto "sin los riesgos y costes asociados a intervenciones más profundas en la estructura del colector y los muros de contención".

La actuación final

La actuación municipal ahora supondrá la mejora del trazado a lo largo de los 2,2 kilómetros que abarcan las avenidas desde el Paseo de la Petxina hasta la calle de Sant Vicent Màrtir. Se trata de parte de la circunvalación del centro de Valencia conocida como Transits, que con el crecimiento de la urbe quedó completamente integrada en el casco urbano.

La actuación prevé crear un nuevo carril bici por el lado este, aunque se ampliará en las intersecciones de las calles principales para permitir los cruces. Además, se ampliarán y mejorarán las aceras, se incrementará el número de alcorques con árboles y se adecuará el ámbito a las disposiciones establecidas en materia de accesibilidad.

Las obras contemplan la introducción de zonas verdes, así como líneas de arbolado en la mediana y en ambos lados de las dos avenidas. Se dotará de elementos de mobiliario urbano accesible y de sistemas de drenaje sostenible. Desde el Área de Urbanismo se ha subrayado que, con las actuaciones propuestas se prevé la mejora de la accesibilidad general y de la calidad de vida de las personas residentes en la zona, así como de las usuarias del transporte público y del sistema viario a través de la generación e integración de una nueva zona verde dentro de la trama urbana de la ciudad, de acuerdo al Plan General de Ordenación Urbana de València.

En cuanto a la plataforma viaria, los carriles de circulación proyectados contarán con una anchura de 3 metros (vehículos privados), y de 3,20 metros en el caso del carril reservado para el transporte público (EMT, taxi). El carril bici se diseña segregado y bidireccional, con una anchura de 2,50 metros, para garantizar la seguridad en las maniobras de adelantamiento y para priorizar la conexión con la infraestructura ciclista existente. Se situa al nivel de la calzada separado de ella mediante una franja de 1,40 metros de ancho, que además está arbolada para proporcionar la mayor sombra posible.