Mota-Engil construirá el 'AVE' de Portugal tras la espantada de las constructoras españolas
- Un consorcio luso hará el tramo entre Oporto y Aveiro, valorado en casi 2.000 millones
- El fondo Serena participa de manera indirecta en la alianza ganadora
Javier Mesones, Cristian Reche
El primer tramo de la línea de alta velocidad ferroviaria de Portugal será ejecutado por un consorcio liderado por la constructora portuguesa Mota-Engil. A pesar del interés que inicialmente había despertado el proyecto en la mayoría de las principales enseñas españolas, éstas han decidido desbancarse del concurso ante la, a su juicio, inviabilidad financiera. El pliego del contrato recoge una inversión para obras de aproximadamente 1.000 millones de euros y las estimaciones del sector privado, con los costes actuales de mercado, apuntan a unas necesidades cercanas a los 1.800 millones.
Infraestructuras de Portugal (IP), el organismo público que promueve el proyecto, instrumentado a través de un contrato de asociación pública-privada, ha anunciado que ha recibido dos ofertas para el diseño, construcción, financiación y posterior explotación y mantenimiento de la Línea Ferroviaria de Alta Velocidad entre Oporto y Oiã (Aveiro), que forma parte de la primera de las tres fases del nuevo enlace Oporto-Lisboa.
Ahora bien, solo una de las dos ha sido validada por la plataforma de contratación. Se trata de la presentada por Mota-Engil y sus socios. En concreto, el mayor grupo constructor de Portugal lidera una alianza en la que también participan las compañías portuguesas Teixeira Duarte Casais, Conduril, Gabriel Couto, Alves Ribeiro y Lineas-Concessões de Transportes. Esta última está controlada por Mota-Engil, con el 60%, pero el 40% restante ha sido adquirido recientemente por el fondo de infraestructuras español Serena Industrial Partners.
La segunda oferta es la de la UTE (unión temporal de empresas) encabezada por Sacyr, que cuenta en Portugal con dos filiales de relieve en el sector de la construcción, Somague y Neopul. La compañía que preside Manuel Manrique cuenta como socios con las portuguesas DST (Domingos da Silva Teixeira) y ACA (Alberto Couto Alves) Engenharia & Construção. Ahora bien, su propuesta no fue tramitada correctamente, por lo que ha quedado invalidada, despejando así el camino para Mota-Engil.
La adjudicación al consorcio encabezado por Mota-Engil, no obstante, aún tendrá que ser formalizada por IP, que ahora evaluará los detalles de la oferta y el cumplimiento de las condiciones que recoge el pliego de contratación.
Portugal ha dividido en tres fases el desarrollo de la línea de alta velocidad entre Oporto y Lisboa, cuyo presupuesto total se eleva a 8.000 millones
En los últimos meses los grupos españoles habían forjado otros tres consorcios para concurrir en el proceso, pero el análisis de las condiciones económicas del proyecto han provocado su renuncia. Habían unido fuerzas Acciona, FCC y Ferrovial; OHLA, Comsa y las empresas francesas NGE y TSO; y la andaluza Azvi, la italiana Webuild -antigua Salini Impregilo-, el fondo británico John Laing y tres firmas lusas, el operador de carreteras Ascendi, propiedad del fondo galo Ardian, la ingeniería Tecnovia y el fondo TIIC.
Estos consorcios -susceptibles de modificación- mantienen viva, en todo caso, la posibilidad de participar en las siguientes fases de construcción de la línea de alta velocidad lusa. Además, la licitación deja fuera los contratos para el material rodante, nicho en el que podrían participar en el futuro las españolas Talgo y CAF, y la operación de los trenes, en la que Renfe también podría interesarse.
Portugal ha dividido en tres fases el desarrollo de la línea de alta velocidad entre Oporto y Lisboa, cuyo presupuesto total se eleva a 8.000 millones de euros, 3.000 millones más que el cálculo inicial. El objetivo final es extender la infraestructura hasta Vigo y conectar así Portugal con Galicia. La nueva línea de alta velocidad, con una longitud de cerca de 300 kilómetros, permitirá conectar las dos principales ciudades del país en una hora y 15 minutos, rebajando a menos de la mitad el tiempo que se tarda con la línea ferroviaria actual (2 horas y 49 minutos).
Las dos primeras fases se ejecutarán a través de tres contratos de colaboración público-privada. La primera contempla dos licitaciones. La relativa al tramo entre Oporto y Aveiro tiene un presupuesto total de 1.978 millones de euros -incluye, además de los alrededor de 1.000 millones en construcción los costes de expropiación y otros-. Mientras, el tramo entre Aveiro y Soure cuenta con una inversión prevista de 1.751 millones. Este segundo contrato se proyecta licitar este año. En conjunto, los dos contratos, por tanto, rebasan los 3.700 millones. Esta primera fase reducirá el tiempo de trayecto desde Oporto hasta Lisboa a una hora y 59 minutos.
El tramo entre Oporto y Aveiro tendrá una longitud de 71 kilómetros, con 11,6 kilómetros de túneles, 9,5 kilómetros de puentes y 2,8 kilómetros de viaductos. La infraestructura estará concluida previsiblemente en 2030. Mientras, el trazado entre Aveiro y Soure arrancará presumiblemente en 2025 y finalizará a finales de 2030. De los 1.751 millones de inversión prevista, los fondos europeos financiarán 249 millones.
Para la financiación del tramo entre Oporto y Aveiro, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) ha comprometido inicialmente 625 millones de euros. El Gobierno portugués ha solicitado, además, 480 millones de los fondos europeos y el Estado aportará, asimismo, 150 millones del Presupuesto. Los 723 millones restantes hasta llegar a los 1.978 millones corresponderían a la iniciativa privada.
La segunda fase del proyecto de la conexión Lisboa-Oporto abarca el contrato entre Soure y Carregado, cuyo concurso verá la luz en 2026 y su ejecución se extenderá de 2027 a 2032. Con ello se recortará el tiempo a una hora y 19 minutos.
Por último, la tercera fase, entre Carregado y Lisboa, sin calendario oficial, propiciará que el viaje se limite a una hora y 15 minutos. La conexión entre Oporto y Vigo por alta velocidad en 50 minutos está sobre la mesa del Ejecutivo luso y de la Comisión Europea, pero por ahora tendrá que esperar.