Televisión

Ramón García (63): "De mí han dicho que soy del PNV, Bildu, PP y PSOE, pero nunca me he posicionado en política"

Ramón García

Todo cambia en televisión, pero Ramón García (63 años) permanece como un referente para recordarnos que, pese a las novedades, hay clásicos por los que no pasa el tiempo, como el Grand Prix. El mítico concurso, que este verano cumple 30 años en antena, estrena esta noche su nueva edición en La 1, la cadena en la que tantos proyectos pilotó García en los 90. El presentador es un icono de aquella televisión blanca y familiar de la que ya quedan pocos ejemplos. "Yo abarco a todos los espectadores, desde el abuelo hasta los niños. ¿Qué presentador en España tiene ese target? ¡No hay nadie!", reivindica.

Han pasado treinta años del estreno del Grand Priz, ¿en qué has cambiado tú con respecto al Ramontxu que empezó?

¡Coño, que tengo 63! Tenía 33 cuando empecé a hacer esto. Físicamente no, pero mentalmente estoy igual o mejor. Porque cuando empiezas un proyecto no sabes cómo va a ir o cómo va a funcionar hasta que lo conoces. Después de tantos años haciéndolo, para mí hacer El Grand Prix es un regalo.

Te vas a someter de nuevo a la audiencia. ¿Eso te genera tensión?

Ya no. Hombre, siempre lo miras y siempre quieres que tu programa se vea mucho, pero es que ya dependemos de muchas cosas, como la hora de emisión. Yo quiero que vaya a las diez de la noche, pero va a ir a las once [después de La Revuelta], muy tarde para los niños. En Navidades dijeron que el programa no había funcionado muy bien. ¡Claro, a las 23:15 en Navidad ya es difícil que funcione! No se creó para eso, pero es una decisión de TVE que hay que respetar, ellos lo pondrán a la hora que sea. Pero a mí me gustaría que fuese a las diez, no por los niños, sino por estar la familia juntos. Las audiencias claro que me preocupan, pero ya no me llevo disgustos si hace más o menos. El programa está muy bien, está muy compacto, y para nosotros también es importante que se dé el salto a Prime Video. ¿Por qué? La gente lo va a ver cuando quiera en esa plataforma, pero también en RTVE Play. No es como antes, que había que verlo en directo. Se pierde el impacto de Share, pero si luego sumas a esa audiencia, El Grand Prix en la plataforma es el programa más visto con diferencia. Y hay que empezar a mentalizarse de que lo que hay que hacer es un buen producto donde sea, como sea y a la hora que sea.

¿La entrada de Amazon ha sido clave para renovar?

Sí que ha ayudado porque había que redondear el presupuesto, es un tema económico. RTVE tenía un dinero, pero no llegábamos a hacer ocho programas con ese dinero. Entonces, buscamos una ayuda. Y esa ayuda apareció, ¡pero han aparecido más! Porque curiosamente ahora quiere El Gran Prix todo el mundo. Pero gracias a Prime Video hemos podido producir los ocho programas, porque TVE no querían que el programa se fuera hasta septiembre.

¿Quién más se ha interesado? ¿Otras cadenas de España?

Sí, en España.

¿Mediaset? ¿Otras cadenas privadas?

[No responde]. Sorprendentemente hay de todo porque es una marca de televisión, veterana, todo el mundo sabe lo que es El Grand Prix. Y dicen: "Coño, se han sabido modernizar, igual puede encajar". Puede encajar en cualquier plataforma o cadena generalista. Y en eso estamos. Creo que El Grand Prix tiene larga vida.

Has dicho que fuiste tú quien pediste a Lalachús que presentase el programa contigo. ¿Por qué?

Sí. Fíjate, la decisión de Lalachús es una decisión mía. Yo a Lala la conocí personalmente cuando vino de madrina aquí el año pasado. Me encantó. Llamé a Lala y le dije: "Oye, si hay más Grand Prix, ¿tú vendrías a hacerlo conmigo?". Se puso a llorar. Y estuvimos ahí charlando. Y luego se lo trasladé a Carlo Bosserman, productor de esta historia, que es como mi hermano, porque llevamos juntos trabajando toda la vida, y me dijo: "Joder, qué buena idea". Cuando TVE nos dijo que querían hacer de nuevo El Grand Prix, se lo propusimos y les encantó la idea.

¿Por qué se produce la salida de Cristinini?

Ha sido un proceso de cambio. Luego RTVE también nos apuntó la posibilidad de que estuviera Ángela Fernández, una voz nueva y joven de RNE, que también necesitaba promoción, y la tele es el mejor sitio para promocionar. Y fue un consejo de RTVE la entrada de Ángela Fernández. Y pensamos que su sitio perfecto era el sitio que dejaba Cristinini.

¿Por qué crees que Lalachus está recibiendo tantas críticas por fichar por el Grand Prix? Porque hacia Ángela no las ha habido...

¡Porque no la conocen! Espera a que empiece el programa. Yo no entro en redes sociales porque no me quiero amargar los días, pero a veces me lo cuentan. Y lo miro. A Cristinini la pusieron a parir, pero a parir, y la pobre venía aquí algunos días hecha una calamidad. La misma gente que la ponía a parir ahora pone a parir a Lala. ¿Qué le pasa a la gente? Es una vergüenza por eso os he leído esa frase que me parece muy buena, la cobardía de estar detrás de algo un seudónimo y poner a parir a la gente. Mira, aquí hay una deriva política muy clara, hay una crispación política en España que yo no recuerdo una crispación como hay ahora y todos se lleva al plano de la política, por eso he dicho: "¡Lalachús no está aquí por política, la he elegido yo!". Llevar todo eso a ese a ese punto me cabrea mucho. La gente decía en el COVID: "Esto nos va a hacer mejores". Y yo dije: "No, el que es un hijo de puta, va a seguir siéndolo". Nada ha cambiado. Así que vomitar lo que se vomita contra Lala con la cobardía de no decir quién eres, me parece terrible. ¿Cómo paramos esto? No tengo ni idea, pero sería bueno pararlo.

Además, el contenido de Lalachus nunca ha tenido tintes políticos.

¡Es una cómica! Pero te colocan en un sitio.

Tú, sin embargo, has salido ileso de eso.

Sí, pero he tenido de todo, yo como vasco hay quien dice que soy del PNV. Me han dicho que soy de Bildu, voy ahora para allá y me dicen que soy del PP o del PSOE. Yo me descojono. ¿Sabes qué hace de malo esto? Que sí es verdad que, según quién gobierne, se ha colocado a ciertas personas por política, y el ladrón siempre cree que todos son de su condición, y no es así. Yo no tengo que defender a Lala porque Lala se defiende sola perfectamente. Y vuelvo a decir: que me da mucho asco lo que está pasando con Lala, lo que pasó con Cristina, lo que le va a pasar a Ángela en cuanto la empiecen a conocer… ¡Coño, éste es un programa para divertirse! Está el mundo del revés, ¿Por qué hay gente tan crispada que lleva todo a la política, todo a la confrontación, todo a estar unos contra otros? Si esto lo que pretende es unir.

¿En algún momento tú has sentido que porque otros te colocaran en algún sitio, eso te haya perjudicado?

No. Nunca, yo nunca me he posicionado políticamente y aunque me hayan podido querer poner etiquetas, yo lo desetiqueto rápidamente. Yo empecé en Televisión Española con el Partido Socialista, gobernaba Felipe González, dirigía entonces Jordi García Candau, yo he tenido no sé si nueve directores generales y llevo cuatro presidentes con PP y PSOE. Han ido cambiando y Ramón siempre estaba ahí.

Pero hubo una etapa en la que has trabajando menos, la de Zapatero. Quitaron el Gran Prix porque consideraron que era de derechas por tener una vaquilla.

No exactamente así. Se retira porque hay un movimiento ecologista y animalista que va en contra de tener una vaquilla en la tele. Mayoritariamente, los partidos y las asociaciones de ese tipo suelen ser de izquierda, gobernaba a la izquierda y se retira el Grand Prix. Y ha estado fuera muchísimos años. El año pasado se aprueba la ley animal. La gente me dice. "¡Queremos la vaquilla!", y yo digo: "¿Pero no veis que no se puede?". Que por ley ya no se puede llevar animales a televisión. Eso empezó de esa manera y acabó por otro gobierno de izquierdas aprobando una ley de protección animal que es la que rige ahora en España. No puede haber vaquilla, pero tampoco un perro o hacer una carrera de galgos en la tele. La política va retocando cosas en la sociedad, y la televisión también forma parte de eso.

¿La gente por la calle te pide vaquillas reales?

Yo te digo una cosa: soy partidario de la vaquilla de verdad porque los juegos que hacíamos con la vaquilla son maravillosos. ¿Y sabes por qué? España es un país rural. Se equivoca la gente de Madrid que, desde un despacho, cree que Madrid es lo importante. O Barcelona o Bilbao. No, España sigue siendo de pueblos, y en toda España sigue habiendo vaquillas, incluso en Euskadi, donde están en contra; o en Cataluña, donde no hay toros. Es una hipocresía. ¿Por qué lo seguimos teniendo en los pueblos y no lo podemos ver en la televisión pública?

¿Te ha sorprendido que el programa funcionara sin la vaquilla?

Eso es porque la sociedad ha evolucionado y los niños de ahora no conocieron la vaquilla. Todos creen que el Grand Prix es como lo ven ahora. ¿Qué hemos hecho? Pues potenciar los juegos, y seguir con la vaquilla como identificación del Gran Prix.

¿Te verías este año con Lalachus en las Campanadas?

Yo en las Campanadas me veo siempre. He estado veinte años haciendo eso. Yo creo que las últimas todavía no las he dado. Alguna más me gustaría dar porque me gustaría despedirme a mí, cuando diga: "¡Se acabó!". Porque, ¿voy a estar toda la vida ahí subido? Y yo conozco muy bien mis tiempos y algún año, sin que lo sepa nadie, si tengo la oportunidad de volver, diré allí que van ser las últimas Campanadas. Pero me gustaría decidirlo a mí.

Pero ese momento no lo ves cercano, ¿no?

No, mientras yo tenga salud y esté bien, y esté vivo en este mundo… Yo la verdad es que hablo del de las Campanadas como si fuera otro, y a veces pienso: "¡Es que yo llevo veinte años ahí!". A la gente le gusta ver en ciertas fechas lo de siempre. Y el de siempre soy yo. ¡Y lo digo como si yo fuese otro! A mí me gustaría ver a Ramón García ahí si yo fuese el espectador. ¿Por qué? Porque sabe hacerlo y porque a quien le pongas, lo va a llevar bien. Y abarco desde el abuelo hasta los niños. Porque los niños me han conocido ahora con El Grand Prix y el abuelo sigue siendo mi espectador. Entonces, ¿qué presentador en España tiene ese target? ¡No hay nadie!

Pero en la parte personal han sido muchos años sin comer las uvas con tu familia. ¿Eso no te ha llegado a pesar nunca?

No, porque ésta es mi vida y mi familia siempre lo ha sabido. Cuando yo me casé, mi mujer sabía que yo hacía eso en Nochevieja. Y cuando mis niñas nacieron entendían perfectamente que su padre cogiese una capa y se fuese a la Puerta del Sol.

¿No los echabas de menos?

Siempre, cada noche. Y cuando tenía padres, a mis padres.

Después de decir esto, la próxima vez que des las Campanadas vamos a pensar que son las últimas...

Esperad sentados todavía.

El año pasado te preguntábamos por Jorge Javier y su programa, que competía con el tuyo de Castilla la Mancha.

Competir… al final una autonómica contra una generalista no tanto… pero sí, compites.

A él le ha costado mucho asentar El Diario y se ha tenido que mover de franja, TVE también lo ha intentado La familia de la tele, pero tú resistes en Castilla-La Mancha…

Llevo 2300 programas en 9 años.

¿Por qué crees que es tan difícil que cuajen programas diarios como La familia o El Diario?

Si lo supiese, sería el director de TVE. ¿Por qué es difícil? Porque la gente ya ha cogido una dinámica con sus productos, y meter un producto nuevo es muy complicado. El 85% de los estrenos fracasan. ¿Por qué? Porque lo que está, ya está muy sujeto. Entonces, cuando llega algo nuevo, a la gente le da la parece cambiar. "¿Por qué voy a cambiar si veo la novela?", "¿Por qué voy a cambiar si en Castilla la Mancha veo a Ramontxu?". Por mucho que llegue algo mejor, más nuevo y con más presupuesto, cuesta meterlo.

El año pasado hiciste la metáfora del traje, que te pueden poner un traje que no te sientes bien.

Y eso le pasó a Jorge Javier. Coincidimos en el FesTVal de Vitoria y estuvimos hablando de eso, y le dije: "Esto es así". "Si a ti te ponen un traje que no te encaja, es imposible que salga bien".

¿Crees que a La familia de la tele no le sentaba bien el traje en TVE?

Pues el traje igual era de Telecinco y al llevarlo a TVE, la gente de TVE dice: "Pues no me gusta cómo va vestido mi marido, mi mujer o mis niños".

Parece que los programas de corazón ya no funcionan tanto pero sí interesan las historias cercanas con las que nos sentimos identificados, que es lo que haces en Castilla-La Mancha.

Correcto. ¿Por qué funciona El Grand Prix a parte de por los juegos? Porque todos tenemos un pueblo y nos vemos reflejados en esos chicos y chicas que salen aquí. Yo tengo pueblo, aunque soy nacido de Bilbao, mi pueblo era el de mis padres, que está al lado. Todos tenéis un pueblo aunque hayáis nacido en Madrid: el de vuestros padres o vuestros abuelos. ¡Pobre desgraciado de no tener un pueblo!

Tú acompañas a través de la tele, ¿pero ella a ti también te ha acompañado siempre?

Totalmente. Para mí la tele es una forma de vida. Para mí no es un trabajo la televisión, es una forma de vida que implica todo: responsabilidad que tienes con un programa para sacarlo adelante, mantener unos horarios… a mí mantener un programa en directo me marca mucho mi vida cotidiana: levantarme a una hora, comer, llegar a casa y descansar para estar bien. Es una dinámica que llevo haciendo muchos años y que te marca como persona. Y luego en la mentalidad. Yo evoluciono con los espectadores, y eso es muy importante. La gente que se queda antigua es la que no evoluciona. Yo sigo avanzando muy pendiente de lo que gusta, de lo que no gusta. Me sigue gustando investigar cada año en los mercados qué nuevos formatos hay, qué es lo nuevo, qué funciona en Estados Unidos, Inglaterra, Italia, Alemania… lo miro todo. Lo que se trae aquí, lo que se adapta bien o mal. Y eso me mantiene vivo y muy fresco. Y luego me lo sigo pasando muy bien. Yo soy una persona que creo que tengo bastantes registros. No tiene nada que ver hacer las Campanadas, hacer En Compañía o hacer El Grand Prix. Yo soy el mismo, pero a la vez diferente. A mí me sorprende esa capacidad de adaptación y me mantiene vivo.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky