Genio y figura. A sus 21 años, el tenista murciano es un crack dentro y fuera de la pista y lo ha demostrado este miércoles en El Hormiguero, donde ha presentado su documental A mi manera, de Netflix. Carlos Alcaraz ha dejado ver su lado más desenfadado y ha admitido que le encanta (como a muchos jóvenes de su edad) una buena juerga: "A veces bebo más de la cuenta".
Y es que sus fiestas de celebración, al igual que sus victorias, ya son épicas: "Yo soy fiel a la ginebra limón, pero depende del día, si esa noche toca, lo que me traigan", ha confesado entre risas. La de París, tras ganar por primera vez el Roland Garros, fue memorable, tal y como se refleja en el documental: "Venía de un periodo muy malo. En los primeros entrenamientos no sabía si podría golpear con la derecha. Se juntó mi sueño de niño con las dudas que se iban. Fue una maravilla. Y sí, pensaba en pegarme una juerga como dios manda".
Las horas siguientes de @carlosalcaraz después de ganar su primer Roland Garros #AlcarazEH pic.twitter.com/STjrgKrgnJ
— El Hormiguero (@El_Hormiguero) April 23, 2025
Para Carlos es muy importante su carrera deportiva, pero también su vida personal. Seguir disfrutando con sus amigos y relajarse fuera de la presión del circuito tenístico es vital: "Cuando la mente está apagada o sufre, no va nada. Le vas dando vueltas, 'qué tengo que mejorar...' entras en un bucle negativo". Sobre su última (y comentada) fiesta en Ibiza, seis días antes de Wimbledon, ha dicho tajante: "Yo no opino, yo voy a Ibiza y gano. Cuando desconectas y lo pasas bien con tus amigos, juegas mejor, y los resultados llegaron". Eso sí, asegura que los controles 'antidoping' son cada vez más estrictos y tiene mucho cuidado: "Está muy delicado el tema, ha llegado a un punto en el que alguien me ofrece una copa y tengo que rechazarla. Tenemos que llevar mucho control con lo que tomamos, con lo que me pongo... Es muy estresante", confesaba. "Ahora estoy resfriado y no puedo tomarme un Frenadol, solo medicamentos que no van a dar dopping aunque tarde más en recuperarme con esas pastillas que con otras. Eso es jodido".
Entre anécdotas y risas, Alcaraz también se ha puesto serio para hablar del Masters 1.000 de Madrid, cuya presencia no está asegurada: "Me hice unas pruebas el lunes. Estoy a la espera. Pensaba que iba a estar mejor, estamos un poco fastidiados. A ver cómo evoluciona en estos días. Está en duda, hay que escuchar al cuerpo, el jueves hablamos con el equipo médico. Voy a hacer todo lo posible para poder jugar", ha confesado.