En la televisión, como en los cuentos de hadas, toda carroza tiene su princesa. Y esta vez no se trata de ninguna heredera nórdica vestida de Chanel, sino de Isa Pantoja, hija de tonadillera y peón mediático de la farándula patria, quien, como hemos avanzado en primicia, aparecerá el próximo lunes, si no hay más aplazamientos e imprevistos, subida en lo alto de una carroza —literal, con ruedas— para abrir el desfile inaugural del nuevo programa de RTVE, La Familia de la Tele. No se sabe si llevará corona, pero sí que estará con la tripita propia de su avanzado estado de gestación.

Ahora podemos adelantar, además, que gracias a su acuerdo con TVE cobrará en torno a doce mil euros al mes y, como los camareros finos, alguna buena propina caerá: porque esa cantidad es solo por su participación en el magacín de tarde; ya que la veremos (cobrando aparte) en algún otro espacio de TVE, incluyendo algún prime time del tipo de Masterchef, Bake Off, Maestros de la Costura u otros, con buen caché asegurado.

De momento, será una de las estrellas del desfile del lunes y luego será entrevistada y ocupará una silla junto al resto de integrantes del nuevo magacín-contenedor. Dicen que el show que protagonizará Isa Pantoja debía haberse estrenado el pasado lunes, pero la muerte del Papa Francisco obligó a guardarse el confeti. Incluso se había programado una visita de María Patiño y Belén Esteban a La Revuelta de Broncano, que fue anulada o tal vez aplazada para el lunes 28 por el alud informativo que supone la muerte del Papa. No era plan, por respeto, que la televisión pública sacase sus plumas y sus carrozas arcoíris con Su Santidad todavía en capilla ardiente. Así que José Pablo López, ese nuevo Maquiavelo del prime time, decidió posponer el arranque del espectáculo. Tampoco se trataba de colocar a Belén Esteban bailando en pleno luto.

Lo que RTVE va a poner en marcha —y ya hay quien afila el colmillo— es un Sálvame de Estado, una verbena sentimental pagada por todos los contribuyentes. El lunes que viene llega el desfile y el martes por la tarde aparecerán por La 1 los viejos rostros de Sálvame: Lydia Lozano, María Patiño, Kiko Matamoros, todos felices, maquillados, dispuestos a revolver la basura con las uñas de gel. Enfrente estarán Sonsoles Ónega en Antena 3, y Verónica Dulanto y Frank Blanco en Telecinco.

Y he aquí que la gran baza de La Osa Producciones —el nuevo sello de Óscar Cornejo y Adrián Madrid, ahora con Jorge Javier Vázquez de rival enfrente— es Isa Pi. La hija pródiga. La que un día fue Chabelita y hoy, embarazada y con portada en Lecturas, vuelve al centro del escenario con la barriga por delante y la exclusiva bien cobrada. Abandona a Ana Rosa, rompe con Unicorn, y firma con la cadena pública, que pagará su historia personal, sus lágrimas programadas y sus silencios dramáticos con dinero público. En efecto: Sanidad, Educación, Defensa… y la Pantoja menor. El plató será un parque temático de emociones low cost: telenovelas, jardinería, cotilleo, mascotas y, de vez en cuando, alguna revelación familiar con sabor a codillo rehecho. Isa Pi llegará en una carroza sorpresa. El morbo está servido.

El contrato no solo incluye el magacín. En el horizonte flotan también posibles realities: Bake Off, MasterChef… Tal vez la veamos decorando un bizcocho con lágrimas de cocodrilo o compitiendo por no quemar una merluza en directo, todo una vez termine su baja por maternidad. Que RTVE financie estos menesteres puede parecer obsceno, pero en este país siempre hemos pagado sin rechistar por ver cómo se rompe una familia delante de una cámara.

El clan Pantoja nunca se va del todo: solo cambia de cadena. Como los ministros sin cartera. Y si algún purista se lleva las manos a la cabeza, que recuerde que esta no es una historia de televisión, sino de un país. En España, la miseria moral también tiene horario de tarde. Y ahora, además, tiene financiación pública.

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