Televisión

Las 25 muy felices primaveras de Alejandra Rubio: el año que adelantamos que Terelu iba a ser abuela

De repente, se ha hecho mamá y parece la mujer más feliz de la vida. Cuando comenzó sus coqueteos con el primogénito de Mar Flores, todo el mundo pensó que esta joven llamada Alejandra Rubio no era de las de casarse con el notario, ni con el príncipe ni con el dentista: era más de volverse loca de amor y huir con el trompetista. Porque el pieza de Carlo Costanzia llegaba con una mochila complicada: condenado por estafa y cumpliendo su pena, y con un historial de saga que se unía a otra de ésas que truenan en las televisiones y las revistas: la hija de Terelu Campos y el hijo de Mar Flores. Para qué queremos más.

Pero el amor e impuso y una tarde Informalia la pilló en una farmacia de cerca de casa de su madre cargada con test de embarazo y carita de preocupación. La pobre nos dijo que o estaba embarazada pero ya llevaba a su bebé en las entrañas y quería que la nticia no la diéramos nosotros sino contársela primer a su madre y luego al menos sacarle un dinero vendiéndola a Hola. Y lo hizo.

Lo importante es que el amor tenía rezón y Alejandra cumple este lunes 25 años feliz, siendo una madre que está contenta, porque se ve, defendiendo a su madre en Supervivientes, donde la hermana de Carmen Borrego se está dejando la piel y aguantando como una jabata, a a pesar de sus casi 60 años y sus dos cánceres. Porque se lo pagan muy bien y el nieto necesita ese pan debajo del brazo que de momento no le falta. Para colmo, el papá ya ha salido de la cárcel y duerme en casa con el bebé y su mamá.

El tiempo no se mide en años, sino en titulares. Y los que han acompañado a Alejandra Rubio en este último tramo de su vida han sido de los que marcan época, de los que quedan en la hemeroteca del papel cuché como un tatuaje impreso en tinta dorada. La nieta de María Teresa Campos sopla este lunes 25 velas con una historia que parece escrita en el guion de un culebrón familiar donde se entrecruzan linajes, rivalidades y la sombra alargada de un apellido que pesa más que el plomo.

Hace exactamente un año, Alejandra era solo la hija de Terelu, la contertulia de televisión de gesto serio y verbo afilado que intentaba navegar entre la tormenta de la fama heredada y su propio deseo de hacerse un hueco en el plató de la vida. Pero el destino, caprichoso y con una pizca de humor negro, tenía otros planes. En una primavera que olía a exclusivas y a madrugadas de debates televisivos, la joven se enamoró de Carlo Costanzia, vástago de Mar Flores y heredero, a su manera, de otra saga de las que han dado litros de tinta a las revistas del corazón.

Lo suyo no fue un romance discreto, sino una de esas historias que nacen con el estruendo de un flash. Un 14 de febrero de 2024, la fecha del amor por excelencia, sus rostros aparecieron juntos en una portada, confirmando la primicia de Informalia. Y, como si se tratara de una comedia romántica escrita con prisa, la noticia más grande no tardó en llegar: Alejandra iba a ser madre.

Cuando INFORMALIA destapó que la hija de Terelu compraba test de embarazo, el juego del despiste duró poco. Con las mismas dotes teatrales que su abuela en los platós, Alejandra negó, dudó, esquivó la pregunta… Hasta que no quedó más remedio que dar la exclusiva. El 19 de junio de 2024, justo un día después del cumpleaños de María Teresa Campos, se confirmó lo inevitable: Terelu y Mar Flores iban a ser abuelas. Fue entonces cuando la televisión se convirtió en un diván y los programas de crónica social en sesiones de terapia grupal.

Pero los giros de guion no se detuvieron ahí. A la noticia de la maternidad se sumó la de un Carlo Costanzia con un pie dentro y otro fuera de prisión. El actor de Toy Boy arrastraba una condena por estafa que lo obligaba a dormir de lunes a viernes en la cárcel de Navalcarnero mientras su novia lidiaba con su incipiente barriga y los titulares que escarbaban en su pasado con la paciencia de un arqueólogo del escándalo. Un amor con barrotes de por medio, con cartas de despedida a diario y con la promesa de que, cuando el reloj marcase el 11 de marzo de 2025, la libertad le devolvería la posibilidad de ser padre a tiempo completo. Y así fue. En un diciembre de frío y titulares encendidos, Alejandra dio a luz a su primer hijo, Carlo, un niño que, más allá de su linaje y de los árboles genealógicos que entrecruzan a las Campos y los Flores, ha nacido para escribir su propia historia.

La maternidad ha sido el umbral que ha transformado a la joven colaboradora de televisión. En una entrevista reciente, se desmarcó de los convencionalismos y dejó claro que la edad es solo un número cuando se tiene claro el propósito: "Siempre he dicho que quería ser madre joven y me veo más madre ahora que con 37 años". Palabras que suenan a manifiesto generacional, a una reivindicación de que la vida no siempre se mide en plazos establecidos.

En su 25º cumpleaños, Alejandra Rubio sopla velas con un bebé en brazos, un novio que ya no tiene que regresar cada noche a una celda y un apellido que sigue pesando como una losa. Pero ella avanza, con la naturalidad de quien ha crecido entre focos y la determinación de quien sabe que el show debe continuar. En el universo de la prensa rosa, donde los amores son fugaces y las enemistades eternas, ella ha logrado un hito: que Terelu Campos y Mar Flores compartan algo más que una guerra fría.

En este año que ha cambiado su vida, la joven ha aprendido que la maternidad no es solo cuestión de biología, sino de audacia. Porque traer al mundo a un niño conlleva, además del amor infinito, la certeza de que cada paso será escrutado, cada gesto analizado y cada silencio interpretado como una declaración de intenciones. Pero Alejandra Rubio, con la sangre de las Campos corriendo por sus venas, parece estar preparada para el desafío.

Los 25 años de Alejandra no solo marcan el cuarto de siglo de su existencia, sino el comienzo de un nuevo relato. Y si algo nos ha enseñado el mundo del corazón es que las mejores historias nunca terminan, solo cambian de escenario.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBeloudBluesky